El nuevo presidente de Rumania, el europeísta Nicusor Dan, pide “estabilidad” tras su investidura
Tras meses de máxima tensión en el país, el vencedor de las elecciones tendrá que designar ahora al primer ministro y armar una mayoría parlamentaria

El Parlamento de Rumania ha investido este lunes al europeísta Nicusor Dan como nuevo presidente del país para los próximos cinco años, tras las históricas elecciones en las que, el pasado 18 de mayo, se impuso al candidato ultranacionalista George Simion, que partía como favorito. Esos comicios, que durante meses mantuvieron en vilo a las autoridades de Bruselas ante la posibilidad de que el extremismo populista se hiciera con otro Gobierno de la Unión Europea, dieron finalmente como ganador a Dan, que ahora, junto al futuro primer ministro, tendrá que trabajar para armar una mayoría parlamentaria en la que apoyarse. “Es de interés nacional que Rumania transmita mensajes de estabilidad”, ha dicho Dan en su discurso ante las Cámaras. “Pido a los partidos que actúen en pos del interés nacional”.
El ya exalcalde de Bucarest —dejó el cargo el pasado viernes— ha pronunciado y firmado el juramento con su mano derecha depositada sobre una biblia y la Constitución al mismo tiempo. “Juro dedicarme a la prosperidad espiritual y material del pueblo rumano, respetar la Constitución y las leyes del país, defender la democracia, los derechos fundamentales y las libertades de los ciudadanos, la soberanía, la independencia, unidad e integridad territorial de Rumania. ¡Que Dios me ayude!”, recitó.
Antes del acto solemne, en un mensaje en redes sociales, se había comprometido a avanzar “por el camino de la democracia, proeuropeo y transatlántico“. Dan es el quinto dirigente que ocupa el cargo de presidente de Rumania desde la caída del régimen comunista de Nicolae Ceausescu en 1989.
Al acto asistieron el actual primer ministro interino, Catalin Predoiu, y su gabinete, pero no el jefe de Estado saliente, Klaus Iohannis, pese a estar invitado. Las elecciones que dieron la victoria a Dan —con una primera vuelta el 4 de mayo y la segunda y definitiva el 18— eran unos comicios repetidos, después de que los celebrados en noviembre de 2024 los ganara un desconocido candidato populista, ultranacionalista y prorruso, Calin Georgescu, y el Tribunal Constitucional los anulara al sospechar que se había producido una injerencia de Rusia. Georgescu apoyó al ultra Simion en estas elecciones repetidas, pero finalmente fue el centrista Dan el vencedor.
Restablecimiento de la confianza
El desafío más inmediato que afronta Dan es el restablecimiento de la confianza de la ciudadanía en la democracia y en sus instituciones, fuertemente dañadas tras la anulación de aquellas elecciones. También tendrá que impulsar una economía en crisis, con un déficit del 9,3% del producto interior bruto, el mayor de la UE, según datos de la Comisión Europea.
El nuevo presidente deberá designar ahora a un primer ministro que constituya un Gobierno con respaldo de Parlamento. Los tres partidos de extrema derecha suman el 32% de los escaños. Por tanto, la aritmética parlamentaria apunta a que Dan solo podrá contar con una mayoría sólida si el Partido Social Demócrata (PSD), la formación con más representación política, decide permanecer en el Ejecutivo junto al Partido Nacional Liberal (PNL) y la minoría húngara (UDMR), como hasta ahora. Si el PSD opta por quedarse en la oposición, el nuevo Gobierno estaría marcado por la debilidad. Los socialdemócratas, con su nuevo líder, Sorin Grindeanu, a la cabeza, siguen debatiendo qué hacer.
“Es de interés nacional que Rumania tenga un Gobierno apoyado por una mayoría parlamentaria. Es de interés nacional de esta coalición que haga las reformas fiscales que Rumania necesita. Es de interés nacional que Rumania transmita mensajes de estabilidad”, ha enumerado Dan en su discurso ante las Cámaras, tras ser investido. “No se trata del pasado, sino del futuro inmediato de Rumania”, ha subrayado.
“Sin una mayoría que prevenga una crisis desde ya mismo, Dan y el jefe del Gobierno serán atacados de manera brutal desde el próximo año con mociones de censura, bajo la presión infernal de los cinco millones de electores radicalizados que votaron a Simion”, augura el analista Dan Tapalaga. “Estos votantes no se van a ir a ningún sitio y desearán que los dos grandes perdedores [de las elecciones] —Estados Unidos y Rusia— se venguen”, añade el experto, que recuerda que Rumania, país miembro de la UE y de la OTAN, posee la mayor frontera de la UE con Ucrania.
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