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León, el cuarto nombre más utilizado por los papas que llevaba más de 100 años en el olvido

El último pontífice que eligió ese apelativo fue el cuarto más longevo de la historia y marcó un antes y un después en la doctrina social de la Iglesia católica

Papa León XIV

Poco después de cumplirse 24 horas del inicio del cónclave más multicultural de la historia, la fumata blanca ha salido este jueves de la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando la elección del nuevo papa. El cardenal electo, Robert Francis Prevost, ha salido al balcón para ser aclamado con su nuevo nombre, León XIV.

A pesar de que no cuentan con demasiado tiempo para elegirlo, los papas mandan con esta elección el primer mensaje sobre cuáles son sus devociones espirituales, así como cuáles serán sus intenciones y prioridades hasta que finalice su pontificado.

León es el cuarto nombre más utilizado por los papas en la historia, junto con Clemente, pero hacía más de 100 años que ninguno lo elegía. Además, es el primero que escoge este nombre y no es italiano. El último, León XIII, fue el cardenal Luigi Pecci, y su pontificado se desarrolló entre 1878 y 1903, hasta que murió a los 93 años. Fue el cuarto papado más longevo, solo por detrás de los de san Pedro, Pío IX y Juan Pablo II, y estuvo marcado por la encíclica Rerum novarum, en donde defendía los derechos de los trabajadores y los salarios justos, lo que supuso un hito en la doctrina social de la Iglesia en un momento de auge de las luchas obreras y sindicales.

Además de Pecci, ha habido otros pontífices con este nombre que se han enfrentado a contextos históricos complejos. El papa León X fue elegido en 1511, cuando tenía 38 años y en un momento de importante división en el seno de la Iglesia. Sus ideas de renovación, basadas en la cultura y el arte como motor, fueron la gota que colmó el vaso para desencadenar la ruptura de Martín Lutero, que en 1517 publicó las 95 tesis que dieron lugar a la reforma protestante. León X terminó por excomulgarle a él y a todos sus seguidores, pero con ello no logró frenar el movimiento que se oponía a las prácticas de la Iglesia católica.

El primer papa que eligió este nombre, León I, también conocido como León I el Magno, está considerado como el pontífice más importante de su siglo. Fue nombrado en el año 440 y su mayor hito fue, por medio del diálogo, lograr detener al guerrero Atila, capitán de los hunos, cuando se dirigía a Roma para tomarla y saquearla. Dos años más tarde, trató de hacer lo mismo con el jefe de los vándalos, Genserico, pero no puedo evitar el saqueo de la ciudad, aunque consiguió que no se matara a sus habitantes ni se incendiara la urbe. Ambos gestos hicieron que su popularidad se disparase.

Estos precedentes pueden indicar que León XIV, que en su discurso desde el balcón de la plaza de San Pedro ha hecho un llamamiento a “construir puentes”, quiere afrontar los importantes desafíos que tiene la Iglesia católica, recogiendo el legado del difunto papa Francisco, de quien era una de sus personas de confianza. Pero todavía es pronto para saberlo.

Otra de las teorías que circula sobre el motivo por el que Prevost ha elegido el nombre León tiene que ver con su antecesor, Jorge Mario Bergoglio. Él eligió Francisco, que hasta ahora nunca se había utilizado, por san Francisco de Asís, conocido por su vida austera, humilde y de amor por la creación. Este santo nacido en el siglo XII tenía un compañero muy fiel, también sacerdote, cuyo nombre era León. Le acompañó durante toda su vida, recogió sus memorias y siguió con su obra tras su muerte, por lo que este paralelismo puede ser uno de los motivos que ha impulsado al nuevo Pontífice a elegir el nombre de León.

Los nombres de papa más repetidos en la historia han sido Juan (con 22 papas), Gregorio (16), Benedicto (16), León (ahora 14), Clemente (14), Inocencio (13), y Pío (12).

El papa número 267 de la historia, León XIV, es el primero de origen estadounidense. Pese a nacer en Chicago, fue obispo de Chiclayo, en Perú, país al que ha estado vinculado desde hace 40 años en dos periodos distintos. Hasta la muerte de Francisco, ocupó uno de los cargos más influyentes del Vaticano, donde era conocido como “el yanqui latino”: era prefecto desde 2023 del Dicasterio de los Obispos.

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