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Noruega lanza en México una iniciativa para reformar la ONU y revitalizar el multilateralismo

El viceministro de relaciones exteriores noruego, Andreas Kravik, acude a la capital mexicana para anunciar la propuesta en territorio de un aliado diplomático clave

El ministro de Asuntos Exteriores de Noruega durante la 79ª sesión de la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2024
Nicholas Dale Leal

En tiempos de crisis mundiales simultáneas y variadas, y en los que el orden global se está reestructurando, Noruega considera que no es el momento de cruzar los brazos y simplemente ver las fichas caer. Ante unas instituciones debilitadas por su evidente incapacidad de acción efectiva frente a conflictos que violan el derecho internacional, y ante la profunda transformación impuesta por la Administración estadounidense de Donald Trump en el tablero geopolítico y económico, el país escandinavo, reconocido por su músculo diplomático, está buscando crear una nueva iniciativa global para reformar la ONU y revitalizar el multilateralismo. La coalición, que apenas da sus primeros pasos, ha sido lanzada en México esta semana en reconocimiento al historial diplomático mexicano y su larga defensa del diálogo y la acción conjunta frente a desafíos internacionales.

Son esos desafíos, tanto los que llevan ahí décadas, como la posibilidad de una guerra nuclear, y los más contemporáneos, como el cambio climático o el auge de la inteligencia artificial, los que empujan a Noruega para salir en defensa de la cooperación internacional. “Creemos que es necesario trabajar para sostener un marco global funcional. Y la institución más importante en ese marco tiene que ser la ONU […]. Reconocemos que sin respeto por las leyes internacionales, sin respeto a la Carta de la ONU, simplemente no vamos a sobrevivir en esta comunidad global”, explica Andreas Motzfeldt Kravik, el viceministro de relaciones exteriores noruego, en Ciudad de México, a donde viajó expresamente para lanzar la iniciativa, justo cuando la bomba arancelaria de Donald Trump está detonando una explosión en cadena.

La idea es crear una coalición internacional para resistir la inercia de la división y poder responder de manera efectiva a retos que ponen en peligro un sistema global que, a pesar de sus fallas y aunque sea difícil de ver, ha traído prosperidad y estabilidad históricas. Que el lanzamiento de la iniciativa haya sido en México no es en vano. El país es un aliado clave en la coalición por su compromiso permanente con el multilateralismo y el respeto a la ley internacional, pero también por su profunda relación con Estados Unidos.

Andreas Motzfeldt Kravik en el Instituto Matías Romero en Ciudad de México, el 8 de abril de 2025.

La fragmentación global actual tiene mucho que ver con los más recientes giros que Donald Trump ha dado y que están reposicionando al país que hasta ahora había sido la piedra angular del sistema internacional. La percepción es que hay un vacío de poder. Pero también que actualmente no hay un solo país que pueda tomar el liderazgo unilateralmente. Entonces, la turbulencia mundial se presenta como una oportunidad apremiante. “Las reformas muchas veces ocurren después de eventos grandes y caóticos. La ONU nació de la Segunda Guerra Mundial. Lo que es importante ahora es reconocer que no podemos pasar una nueva crisis antes de reformarnos, porque las crisis a las que nos enfrentamos podrían ser el uso de armas nucleares o un desastre biológico”, ahonda Kravik, quien confía en que muchas naciones, después de una década en la que el orden internacional ha sido puesto a prueba al límite, son conscientes de que hay que actuar ahora.

Un país al que será necesario convencer, sin embargo, es precisamente Estados Unidos. La actual Administración republicana, lejos de pensar que el sistema internacional orientado a buscar beneficios mutuos —que en gran parte Estados Unidos engendró y salvaguardó— ha sido positivo para ellos, se considera víctima de él. Si bien Noruega puede entender que Estados Unidos reclame que no puede ni debe financiar hasta un 40% de la asistencia humanitaria internacional, por ejemplo, sostiene que la lectura de que Estados Unidos ha perdido con la arquitectura global de las últimas décadas es sencillamente falsa.

La conversación será difícil porque parten de casillas muy diferentes, pero Kravik por lo menos agradece que el Gobierno de Donald Trump siempre ha estado abierto al diálogo. “Están dispuestos a ser creativos. Están dispuestos a hablar con todo el mundo. Ha dicho muy claramente que busca crear paz. Entonces creemos que es nuestro trabajo intentar convencerlos de que un marco multilateral reformado también es de su interés”.

Andreas Kravik en el conversatorio 'Reimaginar el multilaterialismo: una agenda para un mundo fragmentado' junto a Enrique Ochoa (izquierda) y María José Urzúa (centro), en Ciudad de México.

Hay un diagnóstico inicial de problemas estructurales, administrativos y de representación, que Noruega ha identificado como obstáculos para una ONU más efectiva. Considera que demasiada duplicación, por ejemplo: diferentes agencias que tienen los mismos objetivos. También que hay demasiadas resoluciones y demasiados trabajadores burocráticos en las cómodas ciudades con sedes, y demasiados pocos trabajadores en el terreno. Asimismo, cree que la ONU debe focalizar sus esfuerzos más en cumplir con una serie de tareas fundamentales, principalmente las acciones humanitarias. Por otro lado, considera que la falta de representación, esencialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU, no se corresponde con la realidad del mundo globalizado en el que vivimos y que eso le resta legitimidad a la institución completa.

Pero a pesar de la parálisis y falta de resultados frente a las guerras en Ucrania y Gaza, principalmente, pero también otras situaciones críticas como en Sudan o Myanmar, Noruega cree que hay cosas positivas en el funcionamiento de la ONU y cuya preservación también es una motivación. Por un lado, el trabajo en el terreno para aportar la ayuda humanitaria en los lugares donde más se necesita es un motivo de orgullo. También, en el plano más abstracto, la consolidación de ciertos valores y reglas dentro de un marco legal y mental compartido es un logro que Noruega considera que es necesario defender; aunque haya algunos actores como Rusia en su invasión o Israel en su campaña de bombardeos contra la población civil palestina, que no estén respetando esas reglas.

“¿Es la ONU perfecta? No. ¿Será perfecta en el corto o medio plazo? No. Pero, ¿puede ser mucho más efectiva? Nosotros creemos que sí”, asegura Kravik.

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Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista colombo-británico en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia y formar parte del equipo que produce la versión en inglés, es editor y redactor fundador de EL PAÍS US, la edición del diario para Estados Unidos.
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