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Pagar millones de euros por la propiedad pero permitir visitas turísticas: así son los castillos en venta en España

Las agencias de alta gama ofrecen la posibilidad de convertir en residencia algunos de los 20.000 bastiones registrados en España. Los precios van desde 500.000 a 15 millones de euros

En Almarza, a 20 minutos de Soria, está la fortaleza (o Casa Fuerte) de San Gregorio, una residencia-baluarte de estilo gótico adosada a una iglesia y un claustro renacentistas.
Miquel Echarri

Los castillos empezaron a proliferar en la Europa de la Alta Edad Media en torno al siglo X y se convirtieron en nuevos líderes de la cadena trófica ya bien entrada la centuria siguiente. El historiador Tom Holland identifica a grandes impulsores de esa moda castrense como Fulco de Anjou, azote de vikingos y bretones, infatigable constructor de fortalezas. De repente, allá por 1050, la aristocracia feudal de todo el continente empezó a atrincherarse tras inexpugnables moles de piedra para, según Holland, “poder ejercer la violencia sobre rivales y súbditos con absoluta impunidad”, y los baluartes defensivos de la nobleza empezaron a dejar una impronta en el paisaje europeo “comparable a la de palacios, conventos e iglesias”.

En España, brotaron de la nada castillos hoy tan antiguos como el sarraceno de Burgalimar (en Jaén), el de Alquézar (en Huesca), el de Zorita de los Canes (en Guadalajara) o el del roquedo burgalés de Frías. En total, se han registrado en nuestro país cerca de 20.000 grandes bastiones, con muy alta densidad en esa zona de intensa fricción entre dos mundos, el musulmán y el cristiano, que ahora conocemos como Castilla.

El castillo de Jadraque en Guadalajara, situado en lo alto de un cerro, ejemplifica el origen defensivo de este tipo de construcciones en la Edad Media.

Hoy, las rutas nostálgicas por las reliquias de la España medieval incluyen visitas a castillos tan imponentes como los de Cardona, Bellver, la Mota, Belmonte, Loarre, Manzanares el Real, Peñíscola, Almodóvar, Coca, Ampudia o Jadraque, que son patrimonio y pueden explorarse a voluntad por un precio módico. Bastante más caro, pero del todo posible, resultaría comprarse un castillo milenario (o centenario), un auténtico casoplón feudal con su foso, sus torreones, sus criptas, sus capillas o sus cuevas. Agencias inmobiliarias de alta gama como Luxury State, Sotheby’s Realty, Cottage Properties, Lucas Fox o James Edition ofrecen esta sugerente posibilidad, aunque detrás de muchos de esos reclamos se encuentren más bien palacetes, mansiones y residencias rurales de lujo que muy a duras pena encajan en el concepto de castillo.

El castillo de Cardona en Cataluña alberga actualmente un Parador Nacional.

De Almarza a Salt pasando por Ibiza

Algunos de esos inmuebles a la venta sí podrían considerarse, pese a todo, genuinos castillos, de los que fueron asaltados en su día con arietes y catapultas. En Almarza, a unos 20 minutos de la ciudad de Soria, está la fortaleza (o Casa Fuerte) de San Gregorio, una residencia-baluarte de estilo gótico adosada a una iglesia y un claustro renacentistas.

Este conjunto arquitectónico, declarado Monumento Nacional en 1949 y Bien de Interés Nacional en 1980, fue concluido a mediados del siglo XV y hoy forma parte de una finca de 36 hectáreas con más de 3.900 metros cuadrados construidos. Cuenta con detalles tan evocadores como restos de piezas de artillería en sus almenas o gárgolas esculpidas en su fachada, así como las ruinas de una torre de vigilancia. En su iglesia y capilla desacralizadas se han celebrado bodas y eventos y se han elaborado quesos artesanales de oveja, pero la prioridad de sus actuales propietarios es deshacerse de ella. Según consta en páginas como esta, la finca, residencia solariega desde 1461 del aristócrata local Don Diego de Medrano, se vende a un precio de 4,8 millones de euros.

El castillo de Castilnovo en Villafranca de Segovia está a la venta por 15 millones de euros.

A unos 200 kilómetros de la fortaleza de San Gregorio, cerca de la ciudad de Segovia y no lejos de Madrid, está el complejo del castillo de Castilnovo, construido por Alfonso VIII de Castilla en el siglo XIII sobre las ruinas de una antigua alcazaba árabe. La edificación principal consta de cinco plantas rodeadas por seis torres redondas y cuadradas. Cuenta con 21 habitaciones y 24 cuartos de baño y está ubicada en una finca de 78 hectáreas que incluye un robledal y la vera de un arroyo donde, según los propietarios, campan libremente jabalíes y ciervos.

Los 15 millones de euros que piden por esta joya de la España vaciada se justifican en parte porque es un lugar con incuestionable solera, propiedad de los Reyes Católicos y (presunta) residencia de su hija Juana la Loca en los días de duelo que siguieron a la muerte de su marido, Felipe el Hermoso. En años sucesivos, pasó por las manos de la familia Velasco de Mendoza, señores de Castilnovo, y por las del duque de Berwick o los condes de Orgaz. Fue castillo, conservando intactos todos sus pertrechos defensivos y con guarnición militar en su recinto, hasta bien entrado el siglo XIX.

Por 6,9 millones se vende un castillo, de ubicación imprecisa, que sus administradores ubican muy cerca de la ciudad de Ibiza, junto a la playa de Talamanca y arenales vírgenes como Cala Olivera. Se le atribuye “encanto rústico” y se asegura que fue construida en 1532. De dimensiones más modestas que la fortaleza de Castilnovo, esta residencia de Sant Antoni de Portmany cuenta con más de 700 metros cuadrados construidos (copados, en su mayoría, por ocho dormitorios y una enorme sala de estar) en el corazón de una parcela de 3.336.

Antiguo palacete agrícola con hechuras de castillo que fue construido en el siglo XVII y ampliado en el XIX en Salt, Girona.

En Salt, provincia de Girona, y por 5,5 millones de euros, está a la venta un antiguo palacete agrícola con hechuras de castillo que fue construido en el siglo XVII y ampliado en el XIX. Sus torretas cuadradas de inspiración neorrenacentista y neogótica le dan un aspecto muy peculiar, a medio camino entre una masía particularmente fastuosa y un bastión fronterizo en miniatura. Catalogada como Bien de Interés Cultural, cuenta con 30 dormitorios y cerca de 5.000 metros cuadrados construidos en una parcela de 36 hectáreas en la que abundan los árboles centenarios.

Del Atlántico al Mediterráneo

Por un precio similar (4,7 millones de euros) se puede adquirir el castillo coruñés del Príncipe, en la parroquia de Ameixeira, municipio de Cee. Fue construido en 1740, junto con su gemela, la fortaleza del Cardenal, para proteger las dos orillas de la ría de Corcubión, uno de lo accesos al interior de la Costa da Morte. Hasta finales del siglo XIX contó con una guarnición de cerca de 100 soldados y una docena de piezas de artillería.

Castillo coruñés del Príncipe, en la parroquia de Ameixeira, municipio de Cee.

En 1892 fue adquirido en subasta pública por un empresario local, Plácido Castro Rivas, y desde entonces ha ido cambiando de mano y experimentando sucesivas reformas, como la que realizó Xosé Ramón Oreiro en 1985 para transformar la antigua instalación militar en una residencia de lujo. Propiedad desde 2006 de una empresa riojana que acaba de optar por ponerlo a la venta, el principesco castillo está siendo ahora mismo objeto de controversia, ya que su carácter de Bien de Interés Cultural (reconocido desde 1994) hace que resulte obligatorio permitir visitas públicas un mínimo de cuatro días al mes, un requisito legal que no se está cumpliendo, porque el edificio permanece cerrado todo el año.

La torre gerundense de Bescanó, en el castillo de Can Noguera en La Garriga (Barcelona).

También a punto de cambiar de manos se encuentran en estos momentos la torre gerundense de Bescanó (flamante construcción defensiva del siglo XIII), en castillo de Can Noguera en La Garriga (Barcelona), el de la calle Monasterio de Irache en Lizarra (Navarra), la casa amurallada de Sant Llorenç de Muga (Girona) y varias decenas de construcciones semejantes, con precios que en ocasiones apenas superan el medio millón de euros.

Mención aparte merece la finca regia de la calle Bonico, en el municipio mallorquín de Ses Salines, que nunca fue castillo ni casa fuerte, sino una residencia rústica grande y de mucho tronío junto a la preciosa playa de Estrenc, con vistas a la isla de Cabrera. Restaurada en su día para darle un coqueto aire de bastión medieval, hoy se vende por 4,7 millones de euros, pero adquirirla (como ocurre, por otro lado, con el resto de propiedades mencionadas) no garantiza a su feliz comprador ni un título nobiliario, ni derechos de tránsito ni ningún otro privilegio feudal. Solo el placer de vivir en un mágico rincón a la vera del Mediterráneo, tras una espléndida fachada de piedra natural, ventanucos policromados y vigas de láminas de plomo. Como un Fulco de Anjou del siglo XXI.

La finca regia de la calle Bonico, en el municipio mallorquín de Ses Salines.

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Sobre la firma

Miquel Echarri
Periodista especializado en cultura, ocio y tendencias. Empezó a colaborar con EL PAÍS en 2004. Ha sido director de las revistas Primera Línea, Cinevisión y PC Juegos y jugadores y coordinador de la edición española de PORT Magazine. También es profesor de Historia del cine y análisis fílmico.
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