Nueva mudanza en la familia real británica: Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton ya viven en Forest Lodge

Las últimas semanas están siendo frenéticas para la familia real británica. Más allá de los compromisos oficiales, Carlos III ha tomado cartas en el asunto para resolver de una vez la situación en la que se encontraba su hermano Andrés, a quien ha despojado del título de príncipe y ha echado de su casa en Windsor. Su implicación en la trama del pedófilo Jeffrey Epstein puso al exduque de York contra las cuerdas, pero Andrés no ha reconocido los hechos en ningún momento pese a existir imágenes y correos electrónicos que prueban su estrecho vínculo tanto con el fallecido magnate como con la víctima que le denunció, Virginia Giuffre, quien se quitó la vida en abril y el pasado octubre publicó unas memorias póstumas. Ajenos a toda esta historia están el príncipe Guillermo y Kate Middleton —aunque medios británicos han asegurado que el heredero al trono insistió a su padre para que despojase de los títulos a su tío—, que en estos últimos días han completado su mudanza a Forest Lodge.

Los príncipes de Gales quieren que esta propiedad, ubicada a escasos seis kilómetros de la que ha sido su casa en Windsor los últimos tres años, sea su vivienda definitiva. El objetivo era mudarse antes del 5 de noviembre, pero tal y como informaron medios británicos como The Telegraph, el cambio se produjo durante las vacaciones escolares de mitad de semestre de sus tres hijos y ya están instalándose en la propiedad. Hasta que Andrés haga las maletas con destino a Sandringham el próximo mes de enero, sigue sin conocerse cuál de las propiedades privadas del rey será su casa definitiva, serán vecinos: Royal Lodge, la vivienda desde hace dos décadas de Andrés y Sarah Ferguson, y Forest Lodge se encuentran a apenas dos kilómetros de distancia.

La mansión georgiana de ladrillo rojo supone un notable salto cualitativo respecto a su anterior hogar, la modesta Adelaide Cottage, de cuatro dormitorios. Forest Lodge cuenta con ocho dormitorios y seis baños, una larga galería, un salón de baile con lámparas de araña, un apartamento independiente para el personal, una pista de tenis, un gran estanque y amplios jardines.

Los príncipes de Gales ofrecieron una fiesta de agradecimiento a los constructores y al personal que trabajó incansablemente para que pudieran mudarse a su nueva casa antes de lo previsto. Tal y como ha revelado Daily Mail, el matrimonio reservó The York Club, un pub privado cerca de Forest Lodge y que es exclusivo para socios, residentes y empleados de la Corona. “La pareja simplemente quería dar las gracias, de una manera muy cariñosa, a todos los que han trabajado incansablemente para ayudar”, contó una fuente al tabloide británico. Inicialmente, tenían previsto estar en Forest Lodge para Navidad, pero los plazos se han ido acortando desde el pasado mes de agosto, cuando se conocieron sus planes de mudanza.

Las pertenencias de la familia se han ido trasladando gradualmente a la nueva residencia, al mismo tiempo que se instauraba un amplio cordón de seguridad. Según los informes de los medios locales, el futuro rey se ha hecho cargo personalmente de los costes de la propiedad y de todas las renovaciones necesarias. Las solicitudes de planificación y remodelación se presentaron en junio ante el Ayuntamiento para acondicionar, realizar unas pequeñas modificaciones exteriores y solicitar autorización para pequeñas alteraciones tanto internas como externas.

Este traslado pone fin a los tres peores años de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton. Aunque en un principio planeaban vivir en Adelaide Cottage durante varios años más, su estancia en la propiedad de Windsor ha estado marcada por los recuerdos infelices. De hecho, se dice que el heredero al trono se refiere a esta etapa como “una maldición”. El matrimonio se mudó en agosto de 2022 desde el palacio de Kensington para brindar a sus tres hijos una crianza más protegida, lejos del foco y para estar más cerca de la reina Isabel II, que por entonces ya hacía tiempo que requería de una mayor presencia suya en actos y eventos oficiales. Dos semanas después de este traslado, la monarca fallecía a los 96 años.

2024 sería un año que les marcaría para siempre: primero fue el diagnóstico de cáncer del rey Carlos III y, tras semanas de especulaciones, era Kate Middleton la que anunciaba, en marzo, que ella también padecía la enfermedad. En ninguno de los dos casos se ha llegado a saber qué tipo de cáncer se les diagnosticó. Cinco meses después, en septiembre, la princesa de Gales anunciaba que había terminado su tratamiento de quimioterapia. En enero de 2025, revelaba que su cáncer estaba en remisión.

El heredero al trono quiere cerrar una de las etapas más difíciles de su vida. Los medios británicos ya aseguran que, cuando llegue el momento de su ascenso al trono, quiere continuar residiendo en Forest Lodge y convertirse en el primer monarca británico que no viva en un palacio o un castillo. De momento, no estará presente en la primera semana de la familia en su nueva casa: está de camino a Brasil en un viaje oficial para acudir a los premios Earthshot 2025, considerados como el Oscar de la sostenibilidad y fundados por él hace cinco años.