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Secun de la Rosa: “A Toni Colmenero me lo imagino en una carroza del Orgullo por 3.000 euros”

El actor reflexiona sobre su preparación para el papel de Leonardo Dantés en la nueva serie basada en el universo Tamara y habla sobre la vuelta de su popular personaje en ‘Aída’, que veremos el año que viene en la película dirigida por Paco León ‘Aída y vuelta’: “Era un gay al que no le importaba ser gay”

Secun de la Rosa
Nerea Basterra González

Secun de la Rosa (Barcelona, 55 años) está en plena promoción de la serie Superestar, una especie de biopic del peculiar elenco televisivo que formaron Tamara (ahora Yurena), Loly Álvarez, Leonardo Dantés, Paco Porras y Tony Genil a principios de los 2000. Dirigida por Nacho Vigalondo y producida por Los Javis, la producción se estrenará en Netflix el próximo 18 de julio. Acaba de rodar también la película de Paco León Aída y vuelta —con estreno previsto para enero de 2026—, en la que revive a su personaje más popular, el de Toni Colmenero, junto al resto de protagonistas de la serie Aída (2005). En noviembre se estrenará la secuela Todos los lados de la cama, en la que De la Rosa (o Carlos, en la ficción) se reencuentra con el antiguo casting de la película musical de 2002 dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, El otro lado de la cama.

Si esta vuelta a los dosmiles es por casualidad o por nostalgia, De la Rosa no lo tiene claro: “Cuando llegas a una edad, te da la sensación de que hay más come back porque tú lo has vivido. Pero en realidad nos tiramos 30 años hablando de la Movida...”. El actor, habitual en los repartos de cines y películas españolas desde hace tres décadas, además de director y autor teatral (entre sus montajes firmados están Radio rara y Las piscinas de la Barceloneta), ha llegado al lugar de la entrevista con EL PAÍS “dando un paseo”, en la mañana del tercer día de la primera ola de calor del verano, con las aceras de Madrid crepitando bajo unos 36º grados. En esta ciudad lleva desde principios de los 2000, pero entonces estaba tan concentrado en arrancar su carrera como actor que todo el universo de Tamara (Yurena) y sus personajes satelitales le eran ajenos: “Venía de un barrio muy humilde en Barcelona, tenía una beca y trabajaba en un 7-Eleven y de camarero. Me metí a estudiar en la escuela de Cristina Rota y para mí todo era el teatro y hacer prácticas”, recuerda. Como dice en más de una ocasión: “Venía de tan poco que lo poco era mucho”.

No fue hasta que tuvo que prepararse el papel del compositor musical Leonardo Dantés, a quien interpreta en Superstar, cuando se empapó de todo ese universo de cantantes, operaciones estéticas, compositores y videntes que eclipsó el prime time de Telecinco durante aquellos años, con Crónicas marcianas, el late show presentado por Javier Sardá, como centro de operaciones. Ahora, documentado para su papel en la serie, De la Rosa está seguro de que “la tele necesitaba a esos personajes y ellos se aprovecharon de ello”. “Todo fue producto de una explosión televisiva de canales privados, que primero llevaron a los famosos de las revistas y, cuando estos ya no se prestaban a la broma, necesitaron nutrirse de estos personajes, que además cobraban la mitad de la mitad que aquellos. Fue como el inicio de eso que decía Andy Warhol de que cualquiera puede ser famoso 15 minutos”, lo describe.

Secun de la Rosa caracterizado como Leonardo Dantés para la serie 'Superestar'.

Dos décadas después de esa forma de hacer televisión, que ahora parece tan cuestionable, el actor se pregunta qué había detrás de la “risotada” que desataba en los platós de televisión el Baile del pañuelo: “No entiendo cómo en pleno año 2000 se disfrutaba tanto por parte del público y de las cadenas de ridiculizar y reírse de esos personajes. Había como una falsa moral y se decía: ‘Bueno, ellos se lo buscan, ellos lo quieren, seguro que están interpretando’. Pero era muy perverso, porque en los vídeos que he visto incluso los periodistas y presentadores le seguían el juego y la mentira al personaje”. Y reflexiona: “Yo he tenido que rodar secuencias de Leonardo Dantés que me parecen supercrueles, una bestialidad. He trabajado profundamente en cómo este personaje tiene que pasarse la vida explicando que ha compuesto canciones para Los Chunguitos, para Los Chichos, para Sara Montiel, para Lola, para Raffaella Carrà; que es el autor de Por la calle abajo, que es el autor de muchos fados, de música mexicana. Tú escuchas No cambié —el tema que compuso para Tamara en 2001— y no creo que sea muy distinto de las canciones de reguetón que hay ahora o de Jennifer López cantando “y el anillo pá cuando”.

La construcción de un personaje tan desconocido para el público, que no quiso ver a Dantés más allá de un hombre con peluca y poco sentido del ridículo, ha sido un reto para De la Rosa en la serie de Netflix. No solo por la caracterización —el aspecto técnico más comentado hasta ahora—, sino por “la doble pirueta” que los rasgos distintivos del compositor suponen. Hicieron falta más de 30 pelucas y 80 narices para que el reparto se asemejara a sus personajes —Ingrid García-Jonsson a Yurena, Natalia de Molina a Loly Álvarez, Carlos Areces a Paco Porras y Pepón Nieto a Tony Genil—, pero el personaje de Dantés ya usaba peluca en la vida real: “Yo perdía el 50% de mi esencia porque todos íbamos con peluca”, explica el actor: “La única solución que me quedaba era encontrar el alma de Leonardo y cómo era su mirada”. De las veces que ambos coincidieron o hablaron durante el rodaje, asegura que se encontró “a un tipo supersano y cabal”, que disfruta mucho de su profesión [ahora da pequeñas charlas en las que habla de todas sus épocas, según el actor]. “Como si se hubiera quitado las capas de cebolla para llegar bien a una edad, algo que quisieran para sí muchos de los artistas que he conocido”, considera.

No dice qué artistas son esos, pero, dada su trayectoria, podrían ser muchos. Echar un vistazo a su perfil de Instagram —con poco más de 85.000 seguidores— es como asomarse por el paseo de la fama del cine y el teatro españoles. Desde Miguel Rellán, con quien se subió a las tablas en Los asquerosos, a Pilar Castro, Ernesto Alterio y María Esteve, con quienes volverá a los cines en Todos los lados de la cama. Pasando por las personas con las que compartió ocho años de rodajes en Aída, como Carmen Machi, Melani Olivares y Canco Rodríguez. Con todos ellos se ha reencontrado en el rodaje de Aída y vuelta, que acabó el pasado mes de abril y en el que ha vuelto a interpretar a Toni Colmenero, el hermano gay del empresario con tintes de Cachuli Mauricio Colmenero. “Era un gay que se había comido a otro gay”, bromea De la Rosa sobre el personaje que le hizo famoso.

Director Secun de la Rosa

Hoy, De la Rosa recuerda a Toni Colmenero no solo con cariño, sino con admiración. Preguntado sobre si cambiaría algo de aquel personaje exagerado y deslenguado para adaptarlo a la corrección política de la sociedad actual, es tajante: “Toni era un gay al que no le importaba ser gay. Un gay afeminado que mostraba su pluma y que, si su hermano se metía con él, él se reía tres veces más de su hermano. Un señor que tenía su carrera de abogacía, que ayudaba a todos, que aportaba vida. Era un personaje que considero totalmente adelantado a aquellos tiempos en la televisión de las 10 de la noche”.

Aun así, hay ciertos comportamientos en los que se considera “en las antípodas de Toni Colmenero”: “Yo vivo todas las causas, como la LGTBIQ+, desde mi trabajo. Con 20 y 22 años escribía obras para chicas. Escribí Los años rápidos hace 10 años para hablar de un personaje trans que conocí. Creo en el activismo desde mi trabajo, por eso defiendo tanto la ficción. Pero a Toni me lo imagino en una carroza del Orgullo y que Larios le esté pagando 3.000 euros. Mientras yo estaría en una sala alternativa haciendo una obra de teatro, él estaría en una carroza monetizando”.

Secun de la Rosa con el resto del elenco de 'Aída' en una foto de 2009.

De sus años en el barrio ficticio de Esperanza Sur, el actor recuerda intermitencia y cierta despreocupación: “Toni era muy querido, pero no estaba ni en la cabecera”. Que su personaje no fuera principal en la serie le daba la libertad de intercalar otros trabajos (sobre todo en el teatro), al mismo tiempo que le evitaba dolores de cabeza: mientras que otros actores subían a los despachos a luchar más capítulos para sus personajes, para el intermitente De la Rosa la situación era distinta: “Yo cuando iba a Aída era feliz. Lo he comentado alguna vez con compañeros como Paco [León] y Carmen [Machi], que no era consciente de si cobraba 20 veces menos que el otro o si iba solo a cinco capítulos en vez de a 13″.

Con el tiempo, tanta intermitencia profesional en la serie empezó a pesarle, sintió que “iba perdiendo cosas en favor de Aída” y entendió que era el momento de dejar a Toni y dedicarse de pleno a otros proyectos: “No voy a estar con 40 años gritando ‘¡Maurice!”, se ríe, imitando la famosa y afrancesada forma con la que llamaba a su hermano Mauricio, y que el año que viene volveremos a escuchar en el cine.

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Sobre la firma

Nerea Basterra González
Desde 2018 en EL PAÍS, donde ha pasado por distintas áreas y actualmente es redactora de Gente y Estilo de Vida. De su vida anterior conserva un Máster en Periodismo Cultural, con el que obtuvo un carnet para escribir sobre música siempre que puede.
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