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Cómo convertirse en Tamara: el impresionante trabajo de caracterización de la serie de Netflix ‘Superestar’

Más de 30 pelucas y 80 narices ayudan a Ingrid García-Jonsson, Natalia de Molina, Secun de la Rosa, Carlos Areces y Pepón Nieto a convertirse en Yurena, Loly Álvarez, Leonardo Dantés, Paco Porras y Tony Genil

Ingrid García-Jonsson, convirtiéndose en Tamara para la serie 'Superestar' con Pablo Morillas, responsable de peluquería, en una imagen cedida por Netflix.
Natalia Marcos

En uno de los platós que Netflix tiene en Madrid, una orquesta se sitúa en los diferentes pisos de una enorme escalera. Delante de los músicos, una mujer, micrófono en mano, parece asombrada de la situación. Debajo del vestido de brilli brilli, la peluca pelirroja, las uñas tamaño XXL y el maquillaje, es casi imposible reconocer a la actriz Ingrid García-Jonsson. Cualquiera que no supiera que se trata de un rodaje podría pensar que está ante Tamara. O ante Ámbar. O ante Yurena. En definitiva, ante María del Mar Cuena Seisdedos, una de las mujeres más conocidas en España a principios de los 2000. Todo un icono que, junto a personas (y personajes: nunca quedó claro dónde acababa uno y empezaba otro) como Loly Álvarez, Paco Porras, Leonardo Dantés, Tony Genil e incluso la madre de Tamara, Margarita Seisdedos, representaron una forma de entender la fama y la televisión. Fueron, casi de la noche a la mañana, las personas más famosas de España. Y todo gracias a la tele.

La serie Superestar, producida por Javier Calvo y Javier Ambrossi, se estrena el 18 de julio en Netflix y se adentra en aquellos personajes y aquella época desde el muy particular enfoque de su creador, Nacho Vigalondo. “La propuesta ya la habían rumiado los Javis, pero he tenido tanta libertad a partir de esa palabra, Tamara, que la siento como propia. No queríamos que fuera Veneno 2 porque entonces sería una serie peor que Veneno”, contaba el cineasta en el plató a finales de mayo de 2024, en uno de los últimos días de rodaje. Su opción fue acercarse a estos personajes desde la ciencia ficción y la fantasía, o, como describen otros miembros del equipo, desde el surrealismo. “Queríamos que, después de ver la serie, se tenga la percepción de conocer mejor a los personajes y humanizarlos. Habría sido terrible hacer una serie que prolongase la burla o la caricatura que ha terminado cuajando en la percepción pública”, reflexiona Vigalondo.

Ingrid García-Jonsson, antes y después de convertirse en Tamara para la serie 'Superestar'.

En su propuesta, cada capítulo estará centrado en un personaje y el espectador verá una evolución que va desde aquellos 2000 en los que eran ubicuos hasta años más próximos a la actualidad e, incluso, el pasado de algunos de ellos. Para explicar su visión de la serie, Vigalondo pone unos ejemplos: “En el primer capítulo, Margarita es una mujer incapaz de ver a su hija como una adulta, y qué mejor manera de mostrar eso que ver una niña interpretando a una mujer de treinta y pico”. Otro ejemplo de esa literalidad: la dualidad entre un Leonardo Dantés que quiere triunfar por sus composiciones y un Leonardo Dantés que quiere satisfacer al público con El baile del pañuelo se refleja en pantalla con dos Leonardos Dantés enfrentados.

Las múltiples capas de lectura y las muy diferentes versiones de los personajes que presentará la serie han supuesto un trabajo extra a los equipos de peluquería, maquillaje y vestuario en una producción en la que todos los ojos estarán puestos en la labor de estos departamentos. La representación en la ficción de personajes que viven tan nítidamente en el imaginario colectivo empieza por el casting. Ingrid García-Jonsson, Natalia de Molina, Secun de la Rosa, Carlos Areces, Pepón Nieto, Juan Villagrán y Rocío Ibáñez fueron los elegidos para interpretar a Tamara, Loly Álvarez, Leonardo Dantés, Paco Porras, Tony Genil, Arlequín y Margarita Seisdedos. Muchos no son la opción más evidente si se trata de dar con una similitud física. “Cuando buscas parecidos entre dos personas hay una tentación fallida de buscar gente que se parezca mucho, que imite. En realidad, la magia se da cuando la persona que has escogido evoca más que reproduce”, analiza Vigalondo.

La actriz Natalia de Molina, en diferentes fases de su transformación en Loly Álvarez tras pasar por maquillaje, peluquería y vestuario.

Esa libertad que se refleja en el reparto y en la forma de entender la serie se ha trasladado al trabajo de caracterización. “Hay facetas de Yurena que nunca hemos visto porque nunca existieron. En la parte más pública sí copiamos lo que vemos en las fotos o la tele, y todo lo demás está ficcionado”, cuenta Pablo Morillas, responsable de peluquería en Superestar. A su lado tiene la cabeza de un maniquí con una reproducción exacta de la estructura ósea de Ingrid García-Jonsson con la que han trabajado para las pelucas de la actriz. Para Morillas, el mayor reto ha sido “toda esta fantasía de pelos”. “No se podía usar el pelo de los actores, con lo que todo está hecho en pelucas”, dice.

“No sé cuántas hemos hecho… 30″, calcula a ojo. Un equipo de posticeros trabajó en la preparación de la serie haciendo pelucas y otras se encargaron fuera. Todo está hecho a medida con el molde que se obtiene de los actores para que se adapten a sus cabezas “Los nacimientos de pelo están transformados para que se ajusten a la fisionomía del personaje real, se modifican las formas de las frentes, la cantidad de pelo…”, describe Morillas.

Algunas de las pelucas y postizos utilizados en el rodaje de 'Superestar'.

El equipo de Ángela Centeno, responsable del maquillaje, tuvo que preparar seis looks diferentes para Ingrid García-Jonsson en función de las diferentes etapas de la vida de Tamara en la serie, algunas totalmente ficticias. Porque Tamara no es la misma cuando aparece en los años 2000 que cuando se transforma en Yurena. Ni Loly Álvarez es igual antes que después de aquella operación de cirugía estética que la llevó a aparecer vendada en Crónicas marcianas. “Nos ha tocado corregir mucho las estructuras de las caras, los labios…”, dice Centeno. Como desvela Ingrid García-Jonsson, la actriz se depiló las cejas para que el equipo pudiera trabajar con su rostro limpio y sin condicionantes.

Carlos Areces, antes y después de convertirse en Paco Porras para la serie 'Superestar'.

Dar con las narices exactas para Tamara y Loly ha sido lo más complicado para el equipo de maquillaje. “La nariz es el centro de la cara, es algo muy sutil que se puede ver por todos lados. Es lo más complicado de una caracterización”, dice Centeno. Un taller se encargó de realizar los protésicos de esas narices falsas. Mediante tecnología 3D se obtiene la forma de la cara del intérprete, que se reproduce en un molde en plastilina. Tras diversas modificaciones, ese molde se traslada a silicona encapsulada. “Hemos tenido 60 narices de Tamara y otras 20 para Loly. 80 en total, nunca pensé que llegaríamos a tantas”, cuenta Centeno. Con la práctica, llegó a tardar una media de 40 minutos en colocar cada nariz en un proceso que normalmente ronda una hora por lo delicado que es. “En esta serie he hecho lo que un maquillador podría hacer a lo largo de toda su vida. He hecho en una sola serie toda una carrera”, resume Centeno.

Ángela Centeno, responsable de maquillaje, pone una prótesis de nariz a Ingrid García-Jonsson en el proceso de transformación en Tamara para la serie 'Superestar'.

Vestuario es la tercera pata de la caracterización. Ana López Cobos, diseñadora de vestuario, explica que, a diferencia de otros proyectos, como Veneno, donde contó incluso con prendas reales de la protagonista y colaboraron con el sastre que le hacía los vestidos, el trabajo ha sido más de reinterpretación. “Cada capítulo tiene una vuelta de tuerca extra que te lleva al terreno de lo surrealista. Por eso no hemos hecho un trabajo tan de rigor histórico”, explica López Cobos. El reto era “ser muy fieles a la realidad pero sin ser una copia exacta”. La vestimenta define a los personajes, y así se muestra el contraste entre el negro y rojo que caracterizaba a Tamara y el estilo más Britney Spears de Loly Álvarez. “Tamara usaba una ropa en los dosmiles que estaba muy influenciada por la moda de los noventa. En la segunda década, Yurena usa vestidos más cortos y ajustados, el traje chaqueta muy emblemático de ella, blusas lenceras, abrigos más cortitos… Es como si llegara un poco más tarde que el resto a la moda porque sus referentes no son la calle”, reflexiona López Cobos.

Secun de la Rosa, caracterizado como Leonardo Dantés para la serie 'Superestar'.

No solo el paso del tiempo, también la evolución emocional de los personajes se refleja en su vestuario. Por ejemplo, los rombos del traje de Arlequín van descolocándose y sus colores apagándose, “como si ese traje dejara de ser su vestuario y se convirtiera en quien es él realmente, una segunda piel”, dice la diseñadora. Tampoco faltan reproducciones de algunas piezas icónicas, como el abrigo rojo que Margarita Seisdedos llevaba cuando atizó a Arlequín con el bolso (cuenta la leyenda que solía llevar un ladrillo dentro para usarlo como arma), o la indumentaria de Tamara en la portada del disco A por ti, un top negro con escote Bardot y una falda negra. A través de botargas se ha engordado a Pepón Nieto para que su físico se acerque más al de Tony Genil y, sobre todo, a Rocío Ibáñez, que bajo la vestimenta lleva un cuerpo entero para ganar corpulencia.

Natalia de Molina, durante el proceso en el que la responsable de maquillaje, Ángela Centeno, le pone una de las 60 narices postizas que llevó en el rodaje de 'Superestar' para transformarse en Loly Álvarez.

Estas transformaciones han supuesto un trabajo de caracterización de entre dos horas y media y tres horas diarias. García-Jonsson reconoce la pesadez de someterse a esos procesos. “Pero me da tanta tranquilidad estar delante de la cámara y que sin hacer nada ya sea el personaje”, dice sentada en el plató. Sin lentillas, ni peluca, ni el vestido de antes, empieza a intuirse a la actriz debajo del personaje. En función del momento de la vida de Tamara, a su cuerpo se añade una nariz postiza (antes de la operación) o pechos postizos (tras la operación), además de uñas, cejas y boca pintadas, peluca y lentillas todos los días. “Para mí era muy importante que la gente no me viera a mí, ni siquiera en el set, que no hablaran conmigo. Si la gente me ve a mí, me da inseguridad. Yo entraba por la puerta y ya era ella”, dice.

La actriz, que también canta en la serie (“ha sido lo más divertido, ahora entiendo totalmente a Tamara: quiero ser cantante”), asegura que solo ha hecho una aproximación a la persona detrás de Tamara. “Ella es única e irreemplazable, y lo que yo puedo contar es una fantasía, una ilusión de ella”, aclara. Vigalondo explica que hubo otras opciones para interpretar a la protagonista. “Cuando hicimos las pruebas, había propuestas que eran un calco de Tamara y sin embargo parecía mucho más insuficiente que la prueba que hizo Ingrid”, explica el director.

Pepón Nieto, en el peroceso de caracterización para interpretar a Tony Genil.

García-Jonsson estudió a fondo al personaje viendo vídeos, leyendo y pensando mucho sobre ella. También, conociéndola en persona. “Nos encontramos antes del rodaje porque ella me quería conocer. Y luego vino un día a la grabación. Siempre ha sido encantadora y cordial. Para mí fue muy raro la segunda vez que me encontré con ella, porque llevo viéndola y estudiándola 24 horas al día. Y verla, por un lado, era la constatación de todo lo que estaba haciendo bien, pero también de todo lo que estaba haciendo mal. Tuve mucho que procesar. Una parte de mí piensa que le estoy rindiendo homenaje y otra piensa que la traiciono. Que ella me viera y dijera que estaba todo bien supuso un gran alivio, lloré un poquito”, recuerda la actriz. “Estoy siempre intentando alcanzar la perfección, pero luego está el límite de hasta donde puedo llegar. Hermanarme con ese límite, aceptarlo y estar tranquila con eso es bastante duro. Nunca había puesto tan alto mi listón”, reflexiona.

Un momento del trabajo de maquillaje para caracterizar a Ingrid García-Jonsson como Tamara.

Aunque el auge de la telebasura será el telón de fondo de la serie, no estará en primer plano. “A toro pasado, todos renegamos de la telebasura, pero en el momento en el que se da, todos la consumimos y la celebramos. Cuando veo documentales o ficciones sobre lo mal que se hacían las cosas antes me da rabia la seguridad con la que podemos hablar ahora”, dice Vigalondo. En el centro de Superestar estarán sus personajes. “Se considera que tienes tu postadolescencia y tus veintitantos, o quizá un poco los treinta y tantos, para alcanzar la fama, y a partir de ahí te conviertes en un trasto usado. Ellos, en un momento muy tardío en sus vidas, se convirtieron en los nombres más reconocibles de la prensa del corazón y el prime time. Una parte importante para entender el tamarismo es que ellos fueron los primeros sorprendidos y la manera en la que reaccionaron no tiene nada que ver con lo que se espera de una figura popular. Fueron como quisieron”. Ya lo cantaban Tamara y Loly Álvarez: “No cambié, no cambié, no cambié”.

Ingrid García-Jonsson, caracterizada como Tamara para la serie 'Superestar'.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.
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