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ADE y Derecho, un doble grado exigente pero altamente rentable

Ardua y con alta calificación de entrada, esta titulación amplía las oportunidades de empleo y las opciones a puestos de mayor remuneración

EXTRA ELIGE TU PROFESIÓN 15/06/2025
Adrián Cordellat

En un entorno laboral cada vez más competitivo, complejo y multidisciplinar, los dobles grados universitarios son vistos tanto por estudiantes como por empleadores como una garantía de capacitación y de adaptación a este exigente contexto. Existen dobles grados con titulaciones muy afines, casi hermanas. Por ejemplo, la doble titulación de Periodismo y Comunicación Audiovisual. En otros, sin embargo, los grados emparentados son absolutamente autónomos y ni siquiera comparten Facultad. Es el caso del doble grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Derecho.

“Creo que el doble grado se beneficiaría de una mayor integración de herramientas y conocimientos. Hay muchas cosas que la economía puede enseñar al derecho, y al revés. Por ejemplo, jueces que sepan economía serían valiosos para la sociedad, porque entenderían mejor la complejidad de determinadas operaciones económicas detrás de los litigios. O los incentivos de las partes. Pero son dos disciplinas académicas distintas, y es muy complicado”, sostiene Maribel Sáez Lacave, coordinadora del Doble Grado de ADE y Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

En esa labor de acercar ambas disciplinas, no obstante, se encuentran trabajando desde hace años la UAM y alrededor de otras 90 universidades españolas, públicas y privadas, que tienen este doble grado en su oferta académica. “Una inversión educativa exigente, pero altamente rentable” para los estudiantes que se inscriben en ella, apuntan Ana Huguet y Alicia Armengot, coordinadoras de este doble grado en la Universitat de València: “El doble grado posibilita la adquisición de conocimientos sólidos en dos áreas fundamentales y complementarias, lo que otorga a los alumnos una visión global y práctica de cómo funcionan las empresas desde una perspectiva legal y administrativa. Por todo ello, la posesión de dos títulos oficiales amplía las oportunidades laborales y facilita el acceso a posiciones de mayor responsabilidad y remuneración”, desgranan las expertas.

Su opinión la comparte Ximena Lazo, coordinadora del doble grado en la Universidad de Alcalá (UAH). Las salidas del doble grado, teniendo en cuenta que cada alumno se acaba orientando más hacia una de las dos disciplinas, no difieren mucho respecto a los que estudian únicamente uno de los grados. “Yo diría que no tienen salidas distintas, pero que los estudiantes del doble grado tienen salida preferente, ese es el matiz”, sostiene. Según la profesora, la doble titulación tiene una empleabilidad “brutal” y muchos de los alumnos “están colocados” ya en el cuarto año de estudios. “Una empresa va a preferir normalmente a una persona que ha cursado el doble grado antes que a otra que ha hecho ADE o que ha hecho Derecho por separado. Al final los estudiantes del doble grado tienen esa capacidad doble de análisis de la realidad (económica y jurídica) y eso es muy importante, y está muy valorado”, añade.

No apto para todos

Estefanía C. empezó a estudiar el doble grado de ADE y Derecho en la Universitat de València en el año 2007. Un año después, pese a aprobarlo todo en el primer curso, lo dejó para centrarse únicamente en ADE. “A mí lo que siempre me había gustado más era la parte de finanzas. Decidí probar en el doble grado porque me llegó la nota, pero no porque fuese algo que yo tuviese en mente. Fue un año muy duro y exigente, en el que también me sentí perdida por no saber bien qué hacer. Tienes que saber dónde te metes, y yo no lo sabía”, afirma. Hoy, ya consolidada laboralmente en una multinacional, reconoce que el doble grado es una muy buena opción. “Tras acabar ADE he ido perfeccionado mis conocimientos jurídicos y eso te abre muchas puertas. Es una realidad innegable”, corrobora.

Como le ocurrió a Estefanía, entre el 5% y el 10% de los alumnos que se matriculan en este doble grado abandonan tras el primer curso, muchos para centrarse únicamente en una de las dos titulaciones. “Cualquier estudiante interesado en el doble grado puede advertir por sí mismo que le va a exigir una mayor dedicación. En las sesiones de bienvenida les insistimos mucho en este punto, intentando que interioricen que el éxito académico les va a exigir estudiar desde el primer día que arranca el curso y no solo cuando se acerquen las pruebas de evaluación”, advierten Ana Huguet y Alicia Armengot.

Esa exigencia, sostiene Maribel Sáez Lacave, unida a la nota de acceso —generalmente alta—, provoca que este doble grado atraiga sobre todo a estudiantes con buenos resultados académicos. “Son trabajadores y están concienciados; están acostumbrados a estudiar, confían mucho en sus capacidades, y aspiran a sacar buenas calificaciones. Pueden ser bastante competitivos y saben sacar el máximo partido de su tiempo y esfuerzo”, señala Sáez Lacave. Otra cosa es que, como en el caso de Estefanía, uno de los dos estudios “no les interese o motive tanto como esperaban”, reconoce la coordinadora de la UAM.

En todo caso, las responsables de estos estudios en todas las universidades consultadas no dudan en tranquilizar a los futuros alumnos: nunca se tratará de un año perdido, ya que en el supuesto de abandono del programa, si el estudiante elige continuar solo en una de las dos titulaciones que integran el doble grado —y siempre que haya superado al menos 12 créditos de esa titulación—, se le reconocen las asignaturas aprobadas.

Más de 70 créditos al año

La principal diferencia del doble grado ADE y Derecho respecto a estudiar una de las dos titulaciones por separado es la carga lectiva. Por regla general, cada estudiante debe cursar una media de 75 créditos al año durante los cinco años de estudio, alrededor de 15 más que en una titulación separada. “La mayor carga docente por curso determina la mayor exigencia. Hablamos de unas 12 asignaturas por curso en vez de las 9 o 10 de los grados simples. Y al mismo tiempo se establece como requisito para seguir en el programa que se superen, como mínimo, 36 créditos en el primer curso”, aclaran Ana Huguet y Alicia Armengot, de la Universitat de València.

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Sobre la firma

Adrián Cordellat
Escribe como colaborador en EL PAÍS desde 2016, en las secciones de Salud y Mamás&Papás. También ha colaborado puntualmente en Babelia y en la sección de Cultura, donde escribe sobre literatura infantil y juvenil. Dedica la mayor parte de su tiempo a gestionar la comunicación de sociedades médicas y científicas.
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