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QUE NI PINTADO (VIII)

La ambiciosa ley de vivienda de la República que al franquismo sí le gustaba

El ministro Federico Salmón puso en marcha en 1935 una ley para reducir el paro obrero

Edificio de la calle Pintor Rosales que fue construido al amparo de la ley Salmón.
Virginia López Enano

El número 50 del Paseo del Pintor Rosales, en Madrid, recuerda un poco a un barco. A un crucero con el costado lleno de camarotes y la proa redondeada. Como este edificio hay varios en Argüelles, se construyeron en España al amparo de la llamada ley Salmón durante la Segunda República. Lo curioso es que, años después, el franquismo ordenó colocar placas conmemorativas en sus fachadas para recordar así la labor del ministro responsable de una ley que acaba de cumplir 90 años este junio.

La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) había ganado las elecciones y Federico Salmón ocupaba la cartera de Trabajo de este Gobierno. Era 1935 y el país atravesaba entonces una gran crisis económica con cifras del paro disparadas. “Así que el ministro Salmón buscó una solución de derechas: favorecer a los empresarios. Les dio ventajas fiscales y de financiación para que invirtieran en obra, contrataran a mucha gente y redujeran el paro obrero”, explica el arquitecto Eloy Gómez. Amparados en esta ley se llegaron a construir cerca de 3.000 edificios en toda España. Gómez, que también es dibujante urbano, ha pintado muchos de ellos. Los hay en Barcelona, Sevilla, Huelva, A Coruña, Valencia... ¿Y en Madrid dónde están? Pues en las zonas que por entonces estaban en crecimiento: Argüelles, Ibiza, Salamanca... “Llegó a haber 15.000 expedientes. Los resultados son espectaculares. Nunca se han construido tantos edificios de vivienda, tanta obra pública en España”.

Son varios los arquitectos que están detrás de estas construcciones, pero todas comparten ciertas características. Gómez cuenta que en la época estaba entonces de moda una determinada arquitectura alemana, de formas redondeadas e influencias expresionistas. “Pero más allá de esto, lo que realmente identifica a estos edificios es la sensatez. Son construcciones sensatas, de adornos sobrios. Edificios baratos, pero que tienen una cierta prestancia y se construyen muy rápidamente. Es una arquitectura muy anónima, muy ciudadana. Práctica, para la gente. No busca hacer propaganda de nada”.

La República tuvo poco tiempo para ver los resultados de la ley y su responsable, Federico Salmón, fue fusilado por republicanos en 1936 en la matanza de Paracuellos. “La ley Salmón funcionó tan bien que el franquismo, que lo primero que hizo fue intentar borrar todo lo que tenía que ver con la Segunda República, la mantuvo y se puso a poner placas en los edificios que se hacían con arreglo a los beneficios de la norma. Salmón fue un mártir de Paracuellos, lo tenían fácil de justificar”, continúa el arquitecto.

¿Y hoy? ¿Se podría hacer una ley parecida para reducir el paro y, además, solucionar la crisis de vivienda? “Sería difícil porque no está centralizado. El Gobierno central de la República tenía todo en su mano, tenía el terreno, tenía los créditos, tenía la legislación, tenía una influencia directa sobre los municipios. Todos los instrumentos estaban en su mano. Hoy en España, con el estado de las autonomías, son responsabilidades muy repartidas”, contesta Gómez. Y aclara: “Que conste que esto no es una crítica a las autonomías, solo información objetiva”.

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Sobre la firma

Virginia López Enano
Trabaja en el equipo de Redes de EL PAÍS. Ha pasado por varias secciones del periódico, como la delegación de Sevilla, Nacional o El País Semanal, donde ha escrito temas de música y cultura. Es Licenciada en Historia y Graduada en Periodismo por la Universidad de Navarra y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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