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Sánchez en Mauritania: “El progreso y la buena situación económica de mi país debe mucho a los inmigrantes”

El presidente y siete ministros viajan a Nuakchot para celebrar la primera reunión de alto nivel con el Estado africano

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, es recibido por residente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, a su llegada al aeropuerto internacional de Nuakchot, este miércoles.Foto: FERNANDO CALVO/Pool Moncloa (EFE) | Vídeo: EPV
María Martín

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a Mauritania. Esta vez con siete ministros. Por una vez, el viaje no viene motivado por un aumento las llegadas de cayucos a Canarias —el endurecimiento del control mauritano las ha reducido un 40%—, pero la inmigración se mantiene en el centro de la agenda. Mauritania sigue siendo el origen de la mayoría de barcas que salen hacia Canarias y es a su vez destino de decenas de miles de refugiados malienses que, en algún momento, buscarán su salto a Europa. En su discurso, Sánchez ha aprovechado la oportunidad de reivindicar el papel de la inmigración: “España, no lo olvidemos, también fue en su día un país que vio a su gente partir en busca de oportunidades. Hoy en día, el progreso y la buena situación económica de mi país debe mucho a los inmigrantes”, ha dicho para después defender una migración “regular, ordenada y segura”.

La visita, de tan solo ocho horas, responde a la promesa española de celebrar la primera reunión de alto nivel (RAN) con el país africano. Un “hito” porque se trata del “formato más ambicioso” en las relaciones bilaterales, señaló Sánchez. Y un paso para que los acuerdos y la cooperación trasciendan el tradicional enfoque de seguridad liderado por Interior.

Ha sido una mañana dedicada a hablar de cooperación policial y medios para frenar inmigrantes y de nuevas vías para la inmigración regular aún en fase piloto: este año se pone a prueba por primera vez la migración circular de 50 temporeros mauritanos prometida el año pasado. Pero también para tratar las relaciones comerciales, empresariales, las inversiones en infraestructura o energías renovables y la enseñanza del español, con una extensión del Instituto Cervantes.

España es el primer cliente y el tercer proveedor de Mauritania entre los miembros de la UE, mientras que el país africano es el quinto cliente y séptimo proveedor en el África subsahariana. “Hay un amplio margen para seguir fortaleciendo nuestros lazos. No solo para incrementar el volumen de los intercambios comerciales, sino para diversificarlos”, arengó Sánchez por la tarde en la clausura del primer foro empresarial hispanomauritano. El presidente animó a los empresarios españoles a utilizar los 200 millones de euros en créditos que anunció en su visita de febrero.

El Airbus 310 ha aterrizado en el aeropuerto de Nuakchot a las 10.20, hora local (12.20 en la Península) y de sus escalerillas han ido bajando la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, la ministra de Migraciones y los ministros de Exteriores, Interior, Transportes, Agricultura y Transformación Digital. En la pista les esperaba una nutrida comitiva de hombres con traje y mujeres con dampé, la vestimenta tradicional de la zona, mientras el presidente Mohamed Ould Ghazouani subía a la aeronave para recoger a Sánchez. Banderas españolas ondeaban a la entrada y la salida del aeródromo y a lo largo de todo el acelerado recorrido de la comitiva oficial.

El presidente de Mauritania ha celebrado sus “excelentes” relaciones con España y ha agradecido la defensa española “de las causas justas y también de la seguridad internacional”.

No son tiempos tranquilos para Ghazouani, que lleva meses sosteniendo a pulmón una campaña de detenciones y expulsiones masivas contra inmigrantes. Mauritania, que ya acogía a 300.000 refugiados, ha reaccionado a la presión y el dinero que ha recibido de la UE, pero también a la presión interna: este aumento sin precedentes de extranjeros en situación irregular ya es para las autoridades mauritanas una cuestión de seguridad. No se trata de una migración individual, argumentan, sino de una actividad transfronteriza organizada. “Mauritania está tomando muchas medidas porque se ha asustado al ver la cantidad de gente que le está llegando”, explica una fuente de seguridad española. Solo en los cuatro primeros meses de este año, se interceptaron más de 30.000 migrantes y se expulsaron cerca de 20.000.

El modus operandi habitual, como revelaron EL PAÍS y Lighthouse en una investigación, es detenerlos en centros sin las mínimas condiciones de salubridad y, después, forzarlos a subirse a autocares que los dejan en las fronteras con Malí y Senegal. El viaje de cientos de kilómetros por el desierto es en sí mismo una tortura. La línea no ha cambiado mucho, solo que ahora se hace de forma masiva, incluso con refugiados reconocidos por ACNUR, que no deberían ser expulsados.

La oposición ha tachado esta estrategia de xenófoba y sus vecinos, que han visto retornar a miles de sus compatriotas en condiciones cuestionables, han elevado sus quejas. “Hemos transmitido la necesidad de garantizar que estas operaciones de devolución respeten la dignidad de las personas y que reciban un trato humano”, declaró en marzo el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop. Las autoridades de Senegal también transmitieron su malestar.

A pesar de la importancia del asunto migratorio para ambas partes, la jornada de trabajo ha intentado centrarse en otros temas. Los presidentes han firmado una declaración conjunta en la que se comprometen a fortalecer sus relaciones y los ministros vuelven con tres acuerdos estratégicos en materia de ciberseguridad, desarrollo ferroviario y gestión aeroportuaria y de conservación de parques nacionales y reservas de la biosfera. Se ha firmado también un acuerdo para que técnicos de la seguridad social españoles colaboren en la modernización del sistema mauritano.

Este es el tercer viaje de Sánchez a Nuakchot en poco menos de un año y medio: no hay un país africano que haya visitado tanto últimamente. Las relaciones se estrecharon como respuesta a la incesante salida de cayucos desde sus costas hacia Canarias, pero Mauritania es desde hace unos años más estratégico que nunca porque es uno de los pocos Estados estables en mitad del alborotado tablero del Sahel.

Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aterrizaron en Nuakchot en febrero del año pasado con un anuncio de 210 millones de euros. Tan solo seis meses después, Sánchez volvió y anunció un paquete de apoyo económico por más de 500 millones de euros. En aquellos días de agosto, las llegadas a Canarias (25.524) escalaban un 123% y, como ahora, la inmigración copaba un debate inflamado por las declaraciones contra la inmigración de Vox y PP. Antes eran los menores extranjeros de Canarias y ahora las amenazas racistas en la localidad murciana de Torre Pacheco.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.
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