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Feijóo malogra su tirón incluso entre los suyos

Los datos de opinión muestran una fuerte pérdida de atractivo del presidente del PP desde que asumió el cargo

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, pronuncia la conferencia 'Una España que vuelva a funcionar', este martes en el Colegio General de Economistas, en Madrid.
Ángel Munárriz

El historiador Pedro Carlos González Cuevas, uno de los mayores especialistas en el estudio de la derecha española, cuenta que se acordó de Alberto Núñez Feijóo viendo Los puentes de Madison, el afamado drama en el que el fotógrafo aventurero Clint Eastwood y la melancólica ama de casa Meryl Streep rozan un amor imposible. En una escena, mientras se van conociendo, él se atreve a preguntarle cómo es su marido.

—Es muy limpio —suelta ella, justo antes de avergonzarse de su propia respuesta.

El momento se ha hecho famoso por captar —o eso dicen algunos cinéfilos— la insatisfacción de quien en una relación, aspirando a más, se acaba conformando con alguien sencillamente suficiente, que le garantiza lo básico, ser “limpio”, pero nada emocionante. Ahí es donde González Cuevas, autor de Historia de la derecha española (Espasa, 2023), pensó en Feijóo, por quien la base social derechista —sostiene—siente algo parecido a lo que la solitaria Francesca, así se llama el personaje, denota con su instintiva respuesta sobre su esposo.

Al frente del partido con más poder institucional en España, en cabeza en la mayoría de encuestas, los indicadores que miden el liderazgo muestran en cambio una menguante capacidad de Feijóo para despertar entusiasmo, “llamativamente bajo entre los suyos”, observa Lluís Orriols, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. Y eso que aterrizó en 2022 en la presidencia del PP con expectativas altas. “Incluso antes de la elección de Pablo Casado [en 2018], era visto como el delfín, el deseado”, subraya la consultora política Inma Aguilar, que recuerda que, al dejar la Xunta, Feijóo aceptó el encargo de erigirse en España en “el mismo tipo de líder” que fue en Galicia, capaz de “ganar y gobernar desde el pragmatismo”, midiéndose con eficacia al PSOE y a Vox.

El expresidente del PP Pablo Casado sale de un restaurante en Madrid en 2023.

¿Lo ha logrado? Además de haber incumplido su deseo de mudarse a La Moncloa, a pesar de haber sido el más votado en 2023, Feijóo ha visto cómo su liderazgo ante la sociedad se ha debilitado desde aquel abril de 2022 en que fue aupado a la presidencia del PP para superar la guerra entre Casado e Isabel Díaz Ayuso. Ese debilitamiento, una tendencia general con altibajos que se observa en un ciclo largo de tres años, puede seguirse a través de tres pistas: el porcentaje de votantes que lo prefieren como presidente, la confianza que despierta y su nota en las encuestas. Tres especialistas —Orriols y las consultoras Inma Aguilar y Eva Silván— coinciden en que no es el tirón de Feijóo, que acaba de convocar un congreso en julio en el que su continuidad al frente del proyecto está fuera de discusión, sino la marca e implantación del PP lo que sostiene al partido.

Preferencias presidenciales

En el último CIS, este mismo mes, Feijóo es citado solo por un 10,2% como su preferido para ser presidente entre los principales líderes, más de 15 puntos por debajo de Pedro Sánchez. Entre los votantes de su partido, el PP, solo lo nombran el 37,2%. Más de una cuarta parte de quienes en 2023 optaron por el PP no dan ningún nombre, y cerca de una quinta parte dan el de Ayuso, aunque ni siquiera se presente a las generales. Ese 37,2% de Feijóo es inferior al de Casado antes de su choque letal con Ayuso (43,8%) en febrero de 2022. El presidente del PP queda lejos de los apoyos como presidente preferido que cosechan Sánchez entre los socialistas (62,1%) y Santiago Abascal entre los votantes de Vox (55,2%). De entre los líderes nacionales, solo Yolanda Díaz registra una peor marca entre sus votantes (24,4%).

Estos números contrastan con el abundante capital inicial de Feijóo, que llegó a la política nacional “habiendo transmitido desde Galicia la imagen de un moderado” que no solo convencía en las propias filas, sino que era “capaz al mismo tiempo de neutralizar a Vox y atraer a votantes del PSOE”, expone la consultora política Eva Silván. Durante su primera etapa en Génova, pareció hacerse acreedor de esa fama.

La preferencia por Feijóo como jefe del Ejecutivo en abril de 2022 reflejaba esta prometedora condición. Tras asumir el mando del PP, lo citaban como presidente preferido un 16,4%, 6,2 puntos más que ahora. Entre los votantes del PP, eran un 58,4%, veinte puntos largos más que en la actualidad. Y su bautismo no fue su mejor momento. Feijóo disfrutó de más de un año de mejora en este apartado de las encuestas, preludio de su victoria en las generales de 2023. Tras aquellos comicios, casi un 21% lo citaban como su presidenciable preferido. Y entre sus votantes, casi dos tercios. También un 23,1% de los de Vox y un 8,1% de los del PSOE. Aquel capital está ya malogrado. Menos de dos años después, lo citan solo un 37,2% en el PP, un 4,7% en Vox y un 1,8% en el PSOE.

Confianza y valoración

La última vez que el CIS preguntó por la confianza en los líderes, en abril, un 17,7% afirmaron tener “mucha” o “bastante” en Feijóo, más de diez puntos por debajo de Sánchez. Entre sus votantes, menos de un 9% tienen “mucha” confianza en Feijóo, a los que hay que sumar un 46,1% que declaran “bastante”. En total, un 55%, frente a un 63,1% de votantes socialistas que confían en Sánchez (casi un 23% lo hacen “mucho”).

La comparación es desfavorable a Feijóo no solo con respecto a Sánchez, sino con respecto a sí mismo hace tres años. El expresidente de la Xunta se afincó en Génova con un 38,7% de los electores confiando en él, más de veinte puntos por encima de sus dígitos actuales. Entre los votantes del PP, eran el 81,9%, casi 27 puntos más que ahora. Ha sido una sangría.

A diferencia de lo que ocurre con su imagen como presidente preferido, Feijóo ya había perdido imagen de líder fiable poco después de las generales de 2023. La caída ha sido sostenida. Y entre todos los electorados. Entre abril de 2022 y abril de 2025, ha bajado con fuerza el porcentaje de quienes tienen confianza en Feijóo entre los votantes del PP (del 81,9% al 55%), del PSOE (del 29,7% al 4,2%) y de Vox (del 52,4% al 19,8%).

Feijóo tiene una valoración en el CIS de 3,78 sobre 10, solo por delante de Abascal (2,9) entre los líderes nacionales y por detrás de Sánchez (4,15). El presidente del PP es el que peor nota saca de los cuatro entre sus propios electorados, un 6,01, si bien ningún candidato pasa del 7. El suspenso global es más cruel con Feijóo al compararlo con los números a su llegada: aterrizó en 2022 con 5,2 puntos, por delante de Sánchez (4,65). Era una nota cebada no solo por un notable entre los votantes del PP (7,07), sino también por sendos aprobados entre los de Vox y el PSOE. Hoy no solo sus propios votantes le han bajado la nota a un 6 raspado, sino que lo suspenden los de ultraderecha (3,7) y los socialistas (3,1). Otra vez, la misma pauta: dilapida simpatías a izquierda y derecha sin retenerla entre los suyos.

Los nacionalistas y Casado

Cuando fue aupado al liderazgo popular, Feijóo no tenía mal cartel entre los votantes del PNV ni, en menor medida, en los de Junts. Hace tres años, cerca de un tercio de los votantes jeltzales declaraban “mucha” o “bastante” confianza en Feijóo, que en la Xunta desplegaba un discurso galleguista y había cuidado sus relaciones con el que fue lehendakari Iñigo Urkullu. Entre los votantes del partido de Carles Puigdemont, los que confiaban en él se acercaban al 10%. Hoy el casillero de la confianza está vacío en el caso del PNV y marca un 2,7% en el de Junts.

El CIS también deja a cero el porcentaje de votantes nacionalistas que prefieren como presidente a Feijóo entre los principales líderes, mientras un 47,2% en Junts y un 41,2% en el PNV citan a Sánchez. No siempre fue así. Aunque Sánchez aventajaba a Feijóo en estas preferencias también cuando este llegó a Madrid, en abril de 2022 citaba al presidente del PP un 3,1% en Junts y un 9,1% en el PNV, en cuyo electorado el porcentaje llegó a superar el 10%. La valoración de Feijóo también ha caído entre los votantes de estos partidos, lo que estrecha el margen de sus dirigentes para pactar con el PP.

El balance de Feijóo le deja algún consuelo. Con excepciones aisladas, sus dígitos mejoran los de Casado en febrero de 2022, antes del siniestro total por su choque con Ayuso. En preferencia como presidente, Feijóo está por encima (10,2% a 9,5%), aunque por debajo entre su votantes y entre los de Vox. En cuanto al porcentaje de electorado que muestra “mucha” o “bastante” confianza, está claramente mejor: 17,7% a 8,6%. También lo supera en valoración: 3,78 a 3,23 sobre 10.

La “fuerza” de la marca

Lluís Orriols, de la Universidad Carlos III, observa que Feijóo ha retrocedido entre los electorados ajenos, perdiendo su “transversalidad inicial”, y a la vez en el propio, lo cual es “llamativo” en un contexto de “polarización”. “Lo curioso es que llegó a haber un efecto Feijóo que incluso agrietó las trincheras partidistas. Pero ha ido desapareciendo", señala Orriols, que subraya cómo, pese a ello, la fidelidad de voto del PP es “alta”, de un 72%, por delante del PSOE (69,8%) y solo algo por debajo de Vox (75,6%).

La “fuerza” del PP hace que tenga más margen para lidiar con líderes no carismáticos que partidos como Podemos o Cs, que han pagado muy caras las salidas de Pablo Iglesias y Albert Rivera, explica Inma Aguilar, directora de la consultora Amazonas. Pero no por eso dejan de impactarle los números de Feijóo. “Un retroceso así es muy heavy, sobre todo cuando no has sufrido el desgaste de gobernar", reflexiona Aguilar, para quien cuatro factores lastran a Feijóo. El primero es una “falta de claridad y determinación” que abarca desde la posición en temas clave hasta la estrategia de oposición y la relación con Vox, pasando por la “indecisión” ante Carlos Mazón. El segundo —sigue— es un “déficit comunicativo”. El tercero está vinculado al segundo: “una suma de pequeños errores, desde aquello de Orwell y 1984 hasta fallos en lugares, nombres, datos...“. “Parecen anécdotas, pero van calando”, advierte. El cuarto factor de desgaste es “su foto con Marcial Dorado, que siempre reaparece”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), durante el acto de entrega de las Medallas de Honor con motivo de la festividad de San Isidro, en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, este jueves.

Eva Silván, directora de Silván & Miracle, cree que la “ambigüedad” castiga a Feijóo. “No es vista como moderación, sino como falta de firmeza y claridad. Está atrapado entre dos referentes. No es ni Juanma Moreno, más moderado, ni Ayuso, más radical. Cada día hace una cosa, sin decidirse. Eso tiene un coste alto”, señala. Aguilar, que afirma que pese a todo su liderazgo no está en juego porque genera un cierto “consenso interno” cuya ruptura tendría consecuencias imprevisibles, enfatiza el daño que le hace Ayuso: “Siempre lo empequeñece, sobre todo entre los suyos”.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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