El Congreso respalda la propuesta del PP para reformar el CIS tras un alud de críticas a Tezanos
Junts apoya la iniciativa de los populares que pretende prohibir a expolíticos dirigir el instituto


Hay pocas cosas que susciten amplios consensos en el Congreso, y José Félix Tezanos es una de ellas. De Vox a Podemos, de Junts a Sumar, de EH Bildu al PP, todos están de acuerdo en que el presidente del CIS no da ni una y en que supedita el rigor científico a su militancia política. Todos menos el PSOE, claro. Los socialistas siguen defendiendo contra viento, marea y gatillazos demoscópicos al sociólogo y compañero de partido que, según dicen con toda convicción, “acierta en los momentos estelares”. En ese clima, el PP llevó este martes al Congreso una propuesta de ley para reformar el funcionamiento del organismo. Y aunque las medidas planteadas no suscitaron el mismo consenso, la iniciativa fue tomada en consideración gracias al voto favorable de Junts.
“Ley antitezanos, segundo asalto”, la bautizó Txema Guijarro, de Sumar. La cuestionadísima gestión del profesor socialista al frente del instituto público es uno de los más queridos temas del PP, que hasta le ha abierto una comisión de investigación en el Senado, gracias a su mayoría absoluta allí. Le sirve de alimento para su mantra de la “ocupación sanchista de las instituciones”. El último movimiento ha sido exhumar una proposición de ley ya fracasada hace dos años en el Congreso que plantea una reforma del funcionamiento del instituto demoscópico público.
Tezanos era miembro de la ejecutiva del PSOE en el mismo momento de su elección, de ahí que la iniciativa del PP abogue en primer lugar por impedir que pueda ser designado para dirigir el CIS cualquiera que haya ocupado cargos políticos o en organizaciones sindicales y empresariales en los cinco años anteriores. Aunque el Gobierno seguiría proponiendo al candidato, este podría ser vetado por la mayoría absoluta del Congreso. Los populares sugieren además la prohibición de que el CIS haga encuestas durante las campañas electorales. Y tampoco estaría autorizado a emplear la cocina, es decir, que tendría que publicar los datos brutos sin interpretaciones.
El alegato contra Tezanos corrió a cargo del popular José Antonio Bermúdez de Castro. “Las encuestas del CIS ya no las cree nadie, ni siquiera Sánchez, que sabe que son ciencia ficción”, denunció el diputado, tras apelar a un estudio del experto demoscópico de EL PAÍS Kiko Llaneras, que concluyó que el organismo sobreestimó las posibilidades de la izquierda en 41 de 42 elecciones estudiadas. Bermúdez apeló a los socialistas: “El CIS no ha preguntado por la amnistía, por el cupo separatista, por el caso Ábalos, por el fiscal general del Estado… ¿A ustedes les parece que esto es normal?”.
El diagnóstico de Bermúdez de Castro sobre Tezanos no encontró más réplica que la del socialista Javier Rodríguez Palacios, quien esgrimió su único acierto reciente, aunque muy llamativo, eso sí: las elecciones generales de julio de 2023, cuando la mayoría de encuestas privadas, reseñó el diputado, ya habían coronado a Alberto Núñez Feijóo como “presidente demoscópico”. Los demás, con mayor o menor énfasis, concordaron en el sesgo progubernamental de Tezanos: Mikel Legarda (PNV), Mertxe Aizpurua (EH Bildu), Josep Pagès (Junts), Etna Estrems (ERC), Carlos Flores (Vox) e incluso Guijarro (Sumar). Y concordaron también en otra cosa: en negar al PP autoridad para proponer esta reforma dada su actuación cuando ha estado en el Gobierno.
Flores, de Vox, se reveló uno de los más incisivos en este aspecto. Recordó que la actual ley sobre el CIS fue impulsada por el PP hace 30 años y reconvino a su bancada: “¿Por qué no han empezado pidiendo perdón?”. Guijarro se extendió en detallar los antecedentes de nombramientos del PP al frente del CIS, como Pilar del Castillo, luego ministra de José María Aznar, o Ricardo Montoro, que dirigió el instituto en la época en que su hermano Cristóbal era ministro de Hacienda. “Esto no va de mejorar el CIS, va de desgastar al PSOE”, interpretó Estrems, de ERC.
Pagès, de Junts, comenzó con una apreciación similar sobre las intenciones de los populares: “Es más cuestión de hipocresía política que de voluntad democrática”. Luego dedicó durísimos ataques al Gobierno, cuya actuación al frente del CIS y el amago de dimisión de Sánchez el pasado año, en vísperas de la campaña de las elecciones autonómicas catalanas, llegó a comparar con la “guerra sucia contra el independentismo” en la época de Mariano Rajoy. Tras repartir estacazos a diestra y siniestra, Pagès admitió que el CIS necesita “un sistema de gobernanza distinta”. Como suele hacer Junts, dejó en el aire el sentido de su voto, que no se conoció hasta tres horas más tarde: se pronunció a favor de admitir la propuesta, junto a PP, Vox y UPN, lo que propició la derrota del Gobierno.
Otro bloque de críticas se centró en las propuestas de reforma en sí. El peneuvista Legarda adujo que la capacidad de veto que se otorgaría al Congreso en el nombramiento del presidente del CIS desembocaría en otro reparto de cromos entre los dos grandes partidos. “Como en el Poder Judicial”, remachó. Flores resaltó que al director del organismo se le impondrían requisitos que ni siquiera se exigen para ser magistrado del Tribunal Constitucional. Sobre este punto, la coincidencia —más extraña— se produjo entre y el PSOE, cuyo diputado Rodríguez Palacios afirmó: “Haber estado en la política se convierte en una suerte de antecedentes penales”. Discusiones teóricas aparte, al final acabó imponiéndose la censura a la actuación de Tezanos: 178 votos contra 167. El futuro de la iniciativa depende ahora de si la mayoría de PSOE y Sumar en la Mesa abre el proceso para elaborar la ley.
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