España cierra con dos bronces que saben a poco el Mundial de gimnasia rítmica
El conjunto español suma otra medalla en la final de cinco cintas de Río de Janeiro y un cuarto puesto en el ejercicio mixto


España salió en el último turno en la final de las cinco cintas en el Parque Olímpico de Río de Janeiro (Brasil). El mal arranque de sus rivales —con caídas del aparato, nudos y fallos en las colaboraciones e intercambios— allanó el terreno y abrió una rendija de esperanza para las españolas. Bulgaria, Uzbekistán, Polonia, Brasil, Israel e incluso la campeona del concurso general, Japón, tropezaron en un ejercicio maldito que se atragantó hasta a las mejores. Solo quedaban China y España por competir. Las asiáticas no fallaron: firmaron una composición impecable, sin una sola caída, y pusieron el listón muy alto. Para las españolas la ecuación parecía sencilla, o rozar la perfección, o resignarse al bronce. Como ya ocurrió el sábado en el All-Around, el aparato se les escapó de las manos y se volvió a ir al suelo, esta vez en dos ocasiones. La ilusión inicial de España se convirtió en un segundo bronce (25,950), por detrás de Japón (26,650) y de una sólida China (27,550). En la siguiente final, de manera inesperada, fue Ucrania quien frustró las oportunidades de España de llevarse algún oro en el Mundial, pero también de sumar algún podio más. Y las españolas se marcharon de Río de Janeiro con el orgullo de haber competido por lo más alto, y dos bronces en el bolsillo.
Tres horas después, tras eternas esperas entre nota y nota que volvieron a estirar la competición, las españolas regresaron al tapiz para disputar la final del ejercicio mixto (tres pelotas y dos aros). Esta vez no había cintas malditas de por medio ni errores propios, pero tampoco concesiones de sus rivales. El ambiente se tornó más exigente. Brasil competía en casa, arropada por un público que empujó cada giro, lanzamiento o equilibrio. Las anfitrionas firmaron su mejor actuación del campeonato y se colocaron arriba con una nota difícil debatir. La final se antojó complicada, y lo fue. Polonia, Hungría y Japón se perdieron por el camino. La mejor China volvió a exhibir su rapidez y creatividad, pero no alcanzó a las brasileñas. Y cuando parecía que las locales tenían adjudicado el oro, Ucrania irrumpió con un ejercicio sin fisuras que les valió un 28,650. Fue la gran sorpresa: oro para ellas, plata para Brasil (28,550) y bronce para China (28,350). España, sin caídas y varias salvadas en un montaje exigente, quedó cuarta con una puntuación de 28,200, muy cerca del podio, y la reclamación presentada no prosperó.
En las finales individuales, sin representación española, la emoción también estuvo garantizada. Fue un campeonato de sobresaltos, con muchísimos errores que podían llegar de cualquier gimnasta, incluso de las grandes especialistas, lo que abrió la puerta a podios inesperados decididos por décimas. La italiana Sofía Raffaeli, bronce en el concurso completo, se coronó en aro con un ejercicio impecable, elegante y delicado. La campeona del mundo, Darja Varfolomeev, se quedó fuera del podio tras varios fallos, incluido un tropiezo en el giro que lleva el nombre de la propia Raffaeli. Un golpe que no hundió a la alemana; al contrario, lo convirtió en combustible. A partir de entonces, no dejó escapar ni un solo oro.
Varfolomeev se impuso en pelota (29,850), en maza (30,250) y en cinta (31,700), con una ejecución quirúrgica, con la claridad, limpieza y temple que la distinguen, y, cada vez más, con una mejor faceta expresiva. Sus rivales, en cambio, se hundieron en errores inesperados, lo que abrió hueco a sorpresas como, por ejemplo, la de la rumana Amalia Lica, plata en cinta y primera medallista de su país en un Mundial desde 1992.

Con el cierre de las finales, la tensión acumulada de las gimnastas se disolvió entre sonrisas y lágrimas. Fue el Mundial de los errores —algo que ya sucedió en el Europeo—, con podios trastocados por los fallos y finales de alto voltaje decididos por la mínima. España, que llegaba como aspirante firme a las medallas tras los tres oros europeos de junio y otros tres en la Copa del Mundo de julio, se marcha con un balance desigual. En la clasificación individual, sin acceso a ninguna final y con Alba Bautista en el 20º puesto y Lucía González en el 24º. En conjuntos, en cambio, las españolas Inés Bergua, Andrea Corral, Marina Cortelles, Andrea Fernández, Lucía Muñoz y Salma Solaun rubricaron un gran camino con dos medallas: bronce en el concurso general y bronce en cinco cintas.
En toda la competición, en el terreno individual, reinó Varfolomeev, dueña de cuatro de los cinco oros posibles —además de otro conseguido por Alemania como equipo—, y brilló Raffaeli. En lo colectivo, Japón avisó de su poder, también Brasil, potencias tradicionales como Bulgaria se deshicieron, y España se consolidó como aspirante a los podios, incluso en un Mundial que será recordado, sobre todo, por sus errores.
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