Ir al contenido
_
_
_
_
Blogs / Cultura
El toro, por los cuernos
Por Antonio Lorca

La televisión vasca tilda de “asesinos” a los toreros, Álvaro Núñez reprende a RTVE y los toros siguen con la pantalla en negro

La ley que protege la tauromaquia la ignoran el Gobierno central, varias autonomías y numerosas diputaciones y ayuntamientos

Primer encierro de San Fermín 2025, protagonizado por los toros de Fuente Ymbro.
Antonio Lorca

El domingo 6 de julio, el programa informativo Teleberri por la noche de Euskal Telebista, la televisión pública del País Vasco, emitió una pieza sobre los encierros de los Sanfermines con imágenes de los toros de Fuente Ymbro, que descansaban en los Corrales del Gas de la capital navarra. Y una voz femenina terminaba del siguiente modo: “Estos toros estrenan los encierros de este año, un recorrido de 848 metros; por la tarde, en la plaza, serán lidiados y asesinados”.

Y la televisión vasca se quedó tan pancha. No, no se trataba de un texto de opinión, sino de una información, como tantas otras de las que componen un espacio de noticias, en la que el autor o autora decidió saltarse a piola la legalidad vigente y arremeter despiadadamente contra los toros con el beneplácito, se supone, de sus superiores.

En el fondo, el asunto no tiene mayor importancia porque la ley que protege la tauromaquia y la considera patrimonio cultural de este país no la cumple casi nadie, desde el Gobierno de la nación -el ministro de Cultura se la ha pasado por el forro desde que accedió al cargo-, a autonomías diversas, numerosas diputaciones, multitud de ayuntamientos y todo tipo de organizaciones antitaurinas y animalistas.

Está bien que haya quien no disfrute con la tauromaquia y opine que sería conveniente erradicarla, pero lo que no parece adecuado es que alguien incumpla sistemáticamente aquella norma que no le gusta, al tiempo que, como buen demócrata, exija el estricto cumplimiento de la que sí coincide con sus preferencias.

Está de moda ser antitaurino; es algo así como un pasaporte de altura moral que sitúa a quien presume de ello en el lado de los buenos

Y algo más: llama poderosamente la atención cómo la desafección sobre lo taurino ha calado en la clase periodística, de modo que solo una minoría del gremio -no muchos más de los que se dedican profesionalmente a ello- se atreven a hacer profesión de fe de su cercanía a la fiesta de los toros.

Será, quizá, porque el antitaurinismo reinante ha conseguido que cale en gran parte de la sociedad la convicción de que la tauromaquia es una práctica franquista, y los aficionados, un grupo de vejestorios retrógrados, sicópatas y torturadores a quienes se les cae la baba con la morbosa imagen de la sangre que brota de un toro herido.

No hay comunicado de prensa de cualquier grupo antitaurino, por pequeño que sea, que anuncie una concentración ante una plaza de toros, una protesta por un abono para jóvenes o una queja por la celebración de un festejo, que no encuentre un eco extremadamente cariñoso en cualquier medio de comunicación. ¡Con lo difícil que resulta interesar a una redacción sobre cualquier asunto ciudadano!

Es evidente que está de moda ser antitaurino; es algo así como un pasaporte de altura moral que sitúa a quien presume de ello en el lado de los buenos.

RTVE, por ejemplo, podría considerarse, después del ministro Ernest Urtasun, como el referente más llamativo, y al mismo tiempo contradictorio, sobre el manifiesto olvido de la fiesta de los toros como signo inequívoco de bondadosa modernidad.

Manifestación antitaurina celebrada el pasado 2 de mayo en los aledaños de la plaza de Las Ventas.

El 4 de junio de 2016 emitió la última corrida -el festejo benéfico de Asprona desde Albacete-, y desde mucho antes, la tele pública incumple la ley y censura los toros por considerarlos violencia contra los animales en horario infantil porque así lo consideran sus directivos al margen de la ley.

Sorprendentemente, emite desde hace años los encierros de la Feria de San Fermín, que bien podrían ser calificados como espectáculo de violencia contra las personas. No en vano han muerto 16 personas en la carrera, y es interminable la lista de corneados y contusionados por caídas, volteretas y atropellos. Se podría calificar el encierro como un divertimento de bárbaros, pero no es impedimento para que la televisión pública lo retransmita. Está visto que todos los maltratos no se miden con la misma vara, y que, a veces, importa más la moda que el respeto a la legalidad.

Claro que los antitaurinos, tan persistentes en su comprometido activismo y conscientes de la extrema facilidad para que su mensaje cale en la sociedad, cuentan con un aliado extraordinario: el propio sector taurino, tan displicente, tan alejado del mundo real y tan silente y acomplejado ante los ataques enemigos.

La insultante acusación de la ETB no ha tenido más contestación que una nota de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (Anoet) en la que manifiesta su repulsa por lo que considera un tratamiento informativo sectario y exige una inmediata rectificación a este medio.

TVE censura las corridas por considerarlas violencia contra los animales, pero emite los encierros de San Fermín, que podrían ser calificados como violencia contra las personas

Bueno, también protestó el ganadero Álvaro Núñez, que el pasado día 9 fue invitado al programa Vive San Fermín, de TVE, que retransmitía el encierro. Casi de pasada, porque los presentadores parecían empeñados en no dejarle hablar, lamentó el ataque de la tele vasca, y en referencia a TVE pidió para el toreo el mismo tratamiento que dedica a los encierros. “Morante, que es un torero genial, y Roca Rey [ambos estaban anunciados ese día en la Feria del Toro] pasan desapercibidos en televisión y no se habla de ellos durante el año”, añadió.

Y hasta hoy.

La televisión vasca lanzó la piedra de los “asesinatos” y aún mantiene escondida la mano de una necesaria y justa disculpa; la tele nacional seguirá emitiendo los encierros, con éxito de audiencia, por cierto (los de 2025 se han despedido con una media de casi 1.400.000 espectadores diarios, los más vistos desde 2022), pero ni una sola imagen en directo de los festejos taurinos que se celebran en este país.

Tienen motivos los antitaurinos para estar contentos: el Gobierno central y la televisión pública dan la espalda a la tauromaquia, y a los profesionales taurinos que viven del espectáculo les importa muy poco -prácticamente, nada- el futuro de su propio negocio.

Pero en esta vida no se puede tener todo: la pantalla en negro de TVE adquiere colorido taurino habitual en las televisiones autonómicas de Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha, a las que se unen circunstancialmente Extremadura, Aragón, Murcia, Valencia y Castilla y León.

Algo es algo, lo cual no evita la gravedad del incumplimiento reiterado de la legalidad por parte de quienes están llamados a dar ejemplo. Si se quiere, el insulto de la ETB podría ser considerado como una anécdota, pero es la punta de un iceberg que esconde una falta de respeto y una gran falacia: los antitaurinos no están, por el hecho de serlo, en el lado de los buenos. Ni mucho menos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_