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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una casa para 21 diseños

La fábrica de muebles donostiarra Stua estrena sede en Astigarraga con tres edificios conectados

Vista nocturna de la nueva sede.
Anatxu Zabalbeascoa

La tradición japonesa del yakisugi quema —carboniza— la madera para preservarla. Los ingenieros Jon y Jesús Gasca tenían en la cabeza esa idea que marca toda la producción de su empresa Stua: la permanencia en el tiempo. Para eso, necesitaban un edificio que respirase naturaleza, una sede para su firma —que es Premio Nacional de Diseño— que respetase el entorno y una fábrica actualizada y mecanizada capaz de prever necesidades futuras.

A la hora de diseñarla, echaron mano de la madera de accoya —pino radiata obtenido de fuentes sostenibles— que dialoga con un bosque de bambús en el perímetro de la propiedad. También se apoyaron en la ingeniería Tinko, que ha firmado con ellos el proyecto bajo la dirección con Jon Arratibel.

Interior de la nueva sede de Stua en San Sebastián.

El interiorismo desnudo, casi crudo, abierto y versátil lo firman Jon Gasca y Javier Guerrero. Y es, en realidad, un marco para los 21 productos que vende esta empresa donostiarra. También un eco de su versatilidad.

Solo producen 21 productos. En Stua no editan muebles, los diseñan y los fabrican. Los idean Jesús y Jon Gasca, que son padre e hijo, y los fabrican íntegramente allí, en San Sebastián, desde que Jesús Gasca y Marina Quevedo fundaran la firma en 1983. En cuarenta años, solo han llevado 21 sillas, mesas o sofás a su catálogo. Todos esos productos permanecen a la venta. ¿Qué quiere eso decir? Que todos siguen vigentes, son competitivos y por eso han encontrado un hueco en el mercado.

El hall, con tres alturas, separa las oficinas del showroom.

Stua no presenta novedades, lanza al mercado ideas. Esta no es una firma que marque o sigan tendencias. Por eso sus productos permanecen a lo largo del tiempo, porque no llegan arrastrados por las modas, o arrastrando tendencias, llegan para ofrecer soluciones. Eso precisamente cuenta su nueva sede.

Esta empresa cuida tanto el metro como el centímetro. Se ve, por ejemplo, en el forro de plástico del embalaje de sus piezas —que tiene una goma, a modo de gorro de ducha, que permite reciclar el plástico como funda para el mueble durante mudanzas o ausencias largas—. Algo parecido sucede con los tapizados. En esta fábrica no grapan, ciñen, con un cordel que frunce la piel a los asientos y respaldos.

También el diseño de los sofás permite la acumulación de estructuras optimizando el espacio del almacén y la fábrica. Y el corte, de las maderas, es un corte logístico que aprovecha cada resto de material para fabricar una pieza de menor tamaño. Son ingenieros. Dominan la eficacia. Por eso a la hora de dar cara a un edificio han buscado que este transmita esos valores.

Fachada de las nuevas oficinas realizada con madera de accoya.

Así, su sede de tres plantas, entre un bosque de bambú y un riachuelo tiene tanto de tarjeta de presentación como de resumen de ideario. Encarna un diálogo, entre la naturaleza y la manufactura. Y es, en sí, la suma de tres volúmenes conectados.

El almacén automático —una planta de 1.000 metros cuadrados— está construido con estructura metálica y fachada de chapa metálica. Más que un edificio es un mecanismo. Los mismos materiales han sido empleados para la fábrica, que ocupa 4.000 metros cuadrados, en la planta inferior y 3.000 más en la superior.

La cara del conjunto, el edificio de oficinas, es el más pequeño y, sin embargo, el más visible. Con fachada de madera de accoya, quemada según la tradición yakisugi, y estructura de hormigón, en tres plantas de 1000 metros cuadrados —dedicadas a hogar, oficina y contract— mantiene un diálogo con la vegetación desde cada apertura del showroom y los despachos. Un gran atrio central diferencia esos dos servicios, y tiende un puente entre el bambú y las trepaderas del exterior y las monsteras del interior.

El diálogo en la sede no se da solo entre edificio y lugar. Al ser un espacio flexible representa desde sus muros la versatilidad de los diseños, los 21 productos con los que consiguen amueblar viviendas, restaurantes, museos y oficinas completas. Sin necesitar nada más. Fabricando ideas, alejados de tendencias.

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