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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Estudiar a la gente para hacer arquitectura

Los suizos de Studio Ser realizan 13 intervenciones en Castel San Pietro para mejorar la vida de las personas mayores del pueblo

Banco, fuente y barandilla en el centro de Castel San Pietro (Suiza).
Anatxu Zabalbeascoa

Castel San Pietro es una comuna suiza de poco más de 2.000 habitantes en el cantón del Tesino. Muchos de esos habitantes son mayores. Por eso los jóvenes arquitectos del Studio Ser propusieron 13 intervenciones para mejorar su día a día en el pueblo alpino.

Rina Rolli y Tiziano Schürch ya habían ensayado algo parecido cuando, en un taller de verano de su escuela de arquitectura, el ETH de Zúrich, se fijaron en cómo podrían acompañar, desde la arquitectura, el cuidado, el diseño y la naturaleza del valle di Muggio y, por extensión, la vida de sus habitantes. En ese valle habían detectado que eran muchas las personas mayores que vivían solas. Y sugirieron sembrar la aldea de bancos para detenerse en los paseos, poyetes para sentarse a esperar, barandillas que facilitaran la seguridad de los desplazamientos e incluso juegos, como un tres en raya, para que los habitantes se animasen a participar día a día, rato a rato.

Detalle de la fuente y el banco.

Hoy Rolli y Schürch dan clases en el propio ETH y en la Escuela de arquitectura de Barcelona, respectivamente. Pero aquella observación y trabajo les sirvió para desarrollar su plan de cuidado de los mayores en la comuna de Castel San Pietro.

Poyete bajo una parra diseñado por Studio Ser.

Las intervenciones en esta comuna son, de nuevo, sutiles. El cuidado del diseño es, sin embargo, tan esencial como el tino al observar qué hacía falta para mejorar la vida cotidiana de los habitantes. De nuevo han instalado barandillas —que respetan el carácter del lugar y hacen más seguros los desplazamientos—, bancos para descansar o detenerse en una subida, que apenas se ven y se ajustan a la arquitectura. Hay también una fuente, un armario para que el panadero pueda dejar allí las barras de pan encargadas y hay cambios en el pavimento para asegurar las pisadas manteniendo el carácter del lugar. Aquí todo es verde o negro. Todo desprende un gran cuidado y delicadeza: el diseño y el servicio ofrecido.

Oficina de correos con un armario para el reparto de pan.

Es un trabajo de ingenio y observación. Los arquitectos, en este pueblo, se han puesto en la piel de los ciudadanos antes de diseñar. Y han observado, cuestionado y, solo luego, diseñado los arreglos de pavimentos, los apoyos o las ayudas que permitan a los ancianos sentirse cuidados por la arquitectura de su pueblo. El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), destacó este proyecto entre sus Premios de Espacio Público.

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