El Congo abre sus bosques primarios a la explotación petrolera
El Gobierno de la RDC saca a concurso 67 millones de hectáreas de la segunda selva tropical más grande del mundo, hogar de gorilas y elefantes y medio de vida de comunidades indígenas


El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) ha sacado a concurso para su explotación petrolera más de la mitad del suelo del país, dentro del cual se encuentran unos 67 millones de hectáreas de bosque virgen o primario y el complejo de turberas tropicales más grande del mundo. Este territorio no solo es el hogar de gorilas, bonobos, elefantes, aves endémicas y otras especies amenazadas, sino que es un sumidero de carbono fundamental para combatir el cambio climático en el planeta. Todo ello está ahora seriamente amenazado por una iniciativa que pretende dar licencias de un total de 52 bloques a empresas para la extracción de gas y petróleo, pero que se enfrenta al rechazo de comunidades locales y organizaciones ecologistas.
Congo ya es un país petrolero, pues produce unos 18.000 barriles de crudo cada día procedentes de cientos de pozos explotados por la empresa franco-británica Perenco en la desembocadura del río Congo. En la ciudad costera de Muanda, muy afectada por problemas sanitarios y ambientales, conocen bien las consecuencias en forma de aguas contaminadas o una alta incidencia de enfermedades cutáneas y respiratorias. Hasta ahora, el interior del país había permanecido al margen del interés de esta industria. En 2022 el Gobierno intentó adjudicar 27 nuevos bloques petroleros y tres gasísticos localizados en el bosque ecuatorial y en territorios protegidos, como el parque nacional de Virunga y el lago Kivu. Sin embargo, solo los gasísticos están hoy en proceso de concesión. El resto quedaron desiertos debido a una intensa campaña mediática y ciudadana en su contra y el Gobierno acabó por retirarlos.
Ahora, las autoridades de la RDC han vuelto a la carga con más ímpetu todavía. La situación hoy es mucho peor, según explica Pascal Mirindi, coordinador de la campaña Nuestra Tierra Sin Petróleo y uno de los autores del informe Bosques en el frente: amenazas de la expansión petrolera en la RDC, elaborado por la organización Earth Insight. “Estamos hablando nada menos que de 124 millones de hectáreas, más de la mitad de ellas bosque virgen habitado por comunidades humanas en armonía con el medio y por especies en peligro de extinción. El impacto será muy negativo, ya lo hemos visto en Muanda. Si este proyecto sale adelante van a destrozar uno de los pulmones del planeta”, asegura.
La cuenca del río Congo es un ecosistema singular y alberga la segunda selva tropical más grande del planeta tras el Amazonas. Además de su importancia como medio de vida para millones de mundos y como hogar para un sinfín de especies protegidas, sus turberas ―del tamaño de Inglaterra― almacenan una cantidad enorme de carbono. La intervención humana en estos depósitos de turba amenaza con liberar millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera, contribuyendo así al calentamiento global. “La salud ecológica de la RDC está profundamente entrelazada con la salud del planeta, desempeñando un papel fundamental en la regulación del clima global y la preservación de la biodiversidad. Sin embargo, a pesar de la fuerte oposición nacional e internacional, la RDC ha continuado impulsando el desarrollo de combustibles fósiles en zonas ecológicamente sensibles”, asegura el citado informe.
Mirindi opina que el Gobierno está especialmente interesado en atraer a empresas estadounidenses en el marco del proceso de paz entre la RDC y Ruanda, que está impulsando la Administración Trump, empeñada en arrebatar a China su papel dominante en la explotación de las riquezas del Congo. De hecho, el pasado 11 de agosto, durante una reunión del Foro Energía EE UU-África celebrado en Houston, Joel Fumbwe, asesor del Ministerio de Hidrocarburos congolés, explicó las facilidades que está dando su país para estas inversiones. En particular, aseguró que su gobierno estaba trabajando para construir un ambiente legal y fiscal más atractivo para las empresas norteamericanas.
La paradoja es que a principios de año el Ejecutivo congolés presentó en el Foro Anual de Davos, en Suiza, una iniciativa ambiental pionera, la creación de un corredor ecológico entre la capital, Kinshasa, y la zona de los Kivus, en el noreste del país. Se trata de un proyecto que pretende proteger 100.000 kilómetros cuadrados de bosques intactos mediante la creación de hubs de agricultura sostenible alimentados por energías limpias procedentes del enorme potencial hidroeléctrico del río Congo. Diversos organismos internacionales, entre ellos la Unión Europea, anunciaron su apoyo financiero a esta iniciativa que crearía unos 500.000 puestos de trabajo. Sin embargo, nada menos que un 72% de la superficie de este nuevo corredor verde queda bajo los nuevos bloques petroleros que el Gobierno pretende adjudicar.
“Es una contradicción enorme. Por un lado, presentan al mundo su rostro más sostenible y, por el otro, sacan a concurso toda esta inmensa superficie riquísima en biodiversidad y en la que viven 39 millones de congoleses. Lo que subyace detrás es el interés de los políticos en llenarse sus bolsillos porque estas adjudicaciones se producen siempre de manera opaca. Lo que nosotros queremos es que este país sea parte de la solución al cambio climático y no parte del problema”, añade Mirindi a través del teléfono.
Nuestra Tierra sin Petróleo, campaña que vio la luz en 2024, propone la cancelación total de estas nuevas adjudicaciones y detener toda futura expansión de la industria petrolera. Para ello, plantea la necesidad de establecer normas estrictas de protección para toda la región de la cuenca central y sus turberas, así como respetar y defender los derechos de los pueblos indígenas. “Tenemos minerales estratégicos y el potencial del río para generar electricidad. No necesitamos que vengan a destruir nuestros bosques. La crisis climática es urgente y es real. Si este proyecto sale adelante hipoteca nuestro futuro y el de nuestros hijos. Sería un desastre”, concluye Mirindi.
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