Los insultos y las agresiones se duplican en las redes sociales de Argentina alentados por Milei
Los agravios crecen en las plataformas digitales y el presidente ultra acumula 1.589 expresiones ofensivas en los últimos 24 meses

Imbécil, tarado, inútil, pelotudo, estúpido, chorro, caradura, idiota, degenerado y también un adjetivo cuyo uso como insulto parecía ya cosa del pasado: mogólico. Las agresiones en redes sociales mediante esas y otras palabras se duplicaron en Argentina en los últimos dos años y medio. Si bien la violencia discursiva se replica entre referentes y militantes de distintos sectores políticos, Javier Milei es uno de los mayores propaladores de agravios y descalificaciones en los espacios virtuales del país que preside. Con 1.589 insultos en 24 meses, el mandatario ultraderechista está sexto en la infamante nómina a nivel nacional, donde se incluyen múltiples usuarios anónimos. Pero está primero, y con diferencia, entre los dirigentes políticos.
“La provocación permanente” se titula el informe de la consultora Ad Hoc que detalla los datos citados. Se trata de un análisis de la conversación digital argentina, un universo de 40 millones de usuarios únicos de redes sociales, a las que dedican un promedio de cuatro horas diarias.
A través del rastreo de la circulación de términos agresivos en las principales redes basadas en texto, junto al examen particular de los perfiles de usuarios, el estudio concluye que entre enero de 2023 y junio de 2025 se registraron 27,5 millones de insultos en las plataformas digitales utilizadas en el país.
La violencia verbal se duplicó en ese lapso. Mientras en el período enero-junio de 2023 se verificó una media de 666.000 insultos por mes, para los primeros meses de este año el promedio llegó a 1,3 millones de insultos mensuales. El salto en la agresividad comenzó a observarse durante la última campaña electoral presidencial, hace dos años, y tuvo un segundo pico durante el escándalo por la presunta estafa con la criptomoneda $Libra, con Milei como protagonista.
“Que se duplique la cantidad de insultos en el ecosistema digital significa que se duplican las chances que todos nos encontremos con un insulto cuando navegamos en la red. Es tan simple y tan grave como eso”, advierte Kevin Grunbaum, analista político de Ad Hoc.
El informe hace foco en la minoría intensa de usuarios que determinan y difunden los temas y los encuadres sobre los que versan la mayoría de las conversaciones virtuales. Allí, identifica tres categorías: trolls, provocadores y amplificadores. El presidente argentino descuella entre los segundos, donde se agrupan usuarios que son figuras públicas, cuyo reconocimiento excede a su actividad en las redes.
“Milei es el usuario no troll que más insultos y agresiones realizó en los últimos dos años", indica el estudio. “Solo lo superan usuarios que pueden ser identificados como trolls y que responden a diversos sectores políticos de Argentina". Los 1.589 agravios del mandatario ultra fueron recabados sobre un total de 321.565 mensajes propios y republicados, con 3,9 millones de seguidores como destinatarios.
El estudio remarca que la apelación a la violencia verbal se ha naturalizado en el país y que alcanza a dirigentes de las principales agrupaciones políticas, también a empresarios y periodistas. En los últimos 24 meses, precisa, se detectaron 1.660 insultos de referentes del partido oficialista, La Libertad Avanza (sin contar a Milei); 1.274 del PRO (el partido fundado por el expresidente Mauricio Macri); y 480 de dirigentes del peronismo. De todas maneras, en términos individuales, los políticos que más se acercan al presidente en la cantidad de ofensas proferidas no llegan a los 600 insultos en el mismo período.
“Milei no es el único, ni es el primero que viene a insultar en las redes”, aclara Grunbaum.“Y tampoco es algo exclusivo de la política. Milei está trayendo un esquema de comunicación que se ve en otros lugares,pero en Argentina claramente es él quien lo lleva hacia adelante. El resto de los políticos se adapta muy fácilmente a este nuevo lenguaje porque necesita dar la batalla por la atención”.
Además de su impacto individual sobre las personas, la creciente agresividad discursiva tiene efecto directo sobre el corazón de la vida en democracia. “Con este tipo de usos del lenguaje, no hay posibilidad de discusión de temas profundos”, agrega el analista, “se anula la conversación”. En ese aspecto, el estudio alerta sobre la responsabilidad de los medios masivos de comunicación en la difusión de discursos violentos.
Aunque recurrir a los insultos le garantiza a quien los enuncia un acceso fácil a la atención pública, no es una estrategia inocua. El Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA)realizó este mes un estudio sobre la percepción social del estilo comunicacional de Milei. El 71% de los 1.746 consultados lo definió con una valoración negativa, asociado a palabras como “violento”,“agresivo”, “ordinario”, “brutal”, “vulgar” y “nefasto”. El estudio encontró que incluso entre los votantes de Milei hay una proporción importante (30%) que rechaza su estilo de comunicación.
“El discurso de Milei funciona como un arma de doble filo”, concluyen los analistas del OPSA-UBA. Mientras por un lado “le permite fidelizar a un núcleo duro que valora la vehemencia como una expresión de autenticidad y decisión”, al mismo tiempo lo expone a un desgaste potencial crítico “si desaparecen factores compensadores como la percepción de eficacia económica de su gestión de gobierno”.
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