Por qué el caso $Libra no le da respiro a Javier Milei
El presidente ultra de Argentina es investigado por su participación en una estafa con una criptomoneda

Cual piedra en el zapato, el presidente Javier Milei no logra quitarse de encima el caso $Libra. Se lo impiden referentes opositores de distintos espacios y tampoco lo ayuda que el escándalo derivó en denuncias o demandas judiciales en tres países. Pero sobre todo lo complican su propio proceder, el de su hermana y el de sus colaboradores, que han dejado una retahíla de preguntas sin respuestas e indicios inquietantes, como mínimo.
El escándalo comenzó hace ya más de 150 días. La noche del 14 de febrero, un ignoto estadounidense de 28 años que se presentaba como “experto” en el mundo cripto, Hayden Davis, lanzó $Libra. Es decir, una “memecoin” que llegó a acumular cientos de millones de dólares gracias a un tuit de Milei que difundió –o promocionó– sus supuestas bondades, pero que implosionó al cabo de apenas cinco horas.
A partir de allí, arreció la tormenta. Se radicaron denuncias en Argentina, Estados Unidos y España, y los inversores de varios países reclaman desde entonces que les devuelvan su dinero, mientras que opositores huelen sangre en el agua a medida que los investigadores detectan una inconsistencia tras otra, sin que Milei, ni su Gobierno logren superar el aguacero. Todo lo contrario.
Primero, porque el presidente mintió. En una de las pocas entrevistas que concedió a periodistas afines sostuvo que se limitó a “difundir” –no a “promocionar”– un proyecto que recaudaría fondos para emprendedores y pequeñas empresas argentinas. Y que se limitó a copiar el “contrato” de ese proyecto, que dijo que estaba disponible “en Internet”. Pero eso es falso, según declararon expertos ante el Congreso argentino. Ese “contrato” –un código de 44 números y letras mayúsculas y minúsculas– no estaba disponible en la red. Y Milei calla quién y cómo se lo facilitó previo a su posteo.
Segundo, porque el presidente no es el único que calla. Davis debería explicar a quién le transfirió 507.500 dólares el 30 de enero pasado, apenas 42 minutos después de que Milei posteó una selfie de ambos en el despacho presidencial en su cuenta oficial de la red social X. También debería detallar a quién remitió 1.275.000 dólares un día antes del lanzamiento de $Libra y del posteo del presidente con el “contrato” de esa “memecoin”, posteo que fijó al tope de su cuenta oficial en X, algo que jamás había hecho.
Tercero, porque el presidente tampoco explicó por qué le abrió las puertas de la Casa Rosada a Davis cuando era un desconocido en el sector. “¿Alguno lo conoce?”, indagó Santiago Siri, un reconocido desarrollador de blockchain en la Argentina. “Ni siquiera sale información sobre él en Google, lo cual ya es algo medio turbina en este siglo”, abundó Siri por aquellas horas, en tanto que el presidente de la ONG Bitcoin Argentina, Ricardo Mihura, hasta le alertó a Milei por X: “No lo encuentro en Google ni en LinkedIn. ¿Quién es este Davis? ¿Empresario de cuál empresa? Ojo presi: hay mucho chanta y scammer por ahí”. Y otros expertos, como Maximiliano Firtman, optaron por transmitirles a funcionarios del Gobierno sus recelos sobre la seriedad de Davis y su empresa, Kelsier Ventures.
Cuarto, porque los registros de ingresos y salidas a la Casa Rosada –que los acólitos de Milei sólo entregaron completos ante pedidos formales de acceso a la información pública– muestran que Davis entró al palacio con la autorización de la hermana presidencial, Karina Milei, pero la secretaria general de la Presidencia jamás accedió a responder preguntas sobre el caso $Libra ante la prensa, ni ante la comisión investigadora del Congreso argentino.
Quinto, porque esos mismos registros de ingresos muestran que Davis entró en la Casa Rosada de la mano de otros dos protagonistas del escándalo, Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, quienes ya acumulaban escandaletes y denuncias, tanto en Argentina, como en el exterior, por otros traspiés con criptoactivos. ¿Por qué Milei sí lo recibió a Davis, pero no a gigantes del sector como el dueño de Ethereum, Vitálik Buterin? ¿Acaso porque Buterin no fue de la mano de Novelli y Terrones Godoy?
Sexto, porque Milei jamás explicó por qué mantuvo su confianza en Novelli a pesar de que en febrero de 2022 lo había metido en un problema que pudo costarle su por entonces incipiente carrera política. Milei llevaba dos meses como diputado nacional cuando elogió en sus redes el activo digital Vulcano, otro emprendimiento de Novelli. Afirmó que era “sostenible en el tiempo”, pero colapsó apenas semanas después. ¿Por qué Milei, ya como presidente, decidió confiar otra vez en Novelli? Jamás lo explicó.
Séptimo, porque Milei, su hermana Karina o sus máximos colaboradores jamás explicaron por qué su Gobierno respaldó “Tech Forum”, otro emprendimiento de Novelli y de Terrones Godoy que no cosechaba auspiciantes, ni oradores importantes hasta que llegó ese apoyo oficial. Ni tampoco respondieron si recibieron alertas sobre las sumas de cinco cifras, en dólares, que Novelli y Terrones Godoy exigían a los empresarios para conseguirles reuniones con Milei, tal como reveló el CEO de la firma Cardano, Charles Hoskinson. Ni tampoco aclararon por qué Milei sí se reunió y se fotografió con los CEO de Cube Exchange, Bartosz Lipinsk, y de Kip Protocol, Julian Peh, dos empresarios que sí auspiciaron Tech Forum.
Octavo, porque Milei jamás explicó por qué emisarios de su Gobierno siguieron en comunicación con Hayden Davis tras el colapso de $Libra, al punto de anticiparle que el presidente concedería una entrevista televisiva –que todavía no había trascendido en la Argentina– en la que evitaría criticarlo –como ocurrió–, anticipo que el propio Davis reveló en una de las dos entrevistas que concedió tras desatarse la tormenta.
Noveno, porque el mismo presidente que ha tildado de “traidora” a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, y de “econochantas” a economistas de los que se distanció –Domingo Cavallo, Ricardo López Murphy, Carlos Rodríguez y Fausto Spotorno, entre muchos otros–, e insulta a periodistas, a políticos y hasta a un niño de 12 años con autismo, jamás criticó, destrató o insultó a Davis, Novelli y Terrones Godoy desde que estalló el escándalo.
Décimo, porque el mismo oficialismo que dice que todo está en orden y que no hay nada que ocultar buscó impedir la creación de una comisión investigadora en el Congreso argentino y cuando se aprobó igual con los votos de la oposición, el 8 de abril, se abocó a trabar su integración y funcionamiento. Lo ha logrado. Pero ese mismo boicot oficial no hizo más que extender el escándalo… y dejar estas y otras muchas preguntas sin respuesta.
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