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Silencio en la cúpula chavista ante la escalada militar de Washington en Latinoamérica

María Corina Machado vaticinó el miércoles “horas decisivas” para una transición en Venezuela

Maduro dice que "persiguen, golpean, desaparecen y torturan" a jóvenes venezolanos en EEUU

La cúpula chavista guarda silencio tras el mensaje del secretario de Defensa, Pete Hegseth, en el que a través de una publicación de X ha anunciado el comienzo de una operación militar estadounidense para “expulsar a los narcoterroristas” del Hemisferio Occidental. No han trascendido detalles de qué significará para América Latina ―y en concreto para Venezuela― la operación, bautizada como Lanza del Sur, pero es un paso más de la escalada estadounidense en el Mar Caribe, al que acaba de llegar el mayor buque de guerra del mundo.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sí ha hablado este jueves, pero antes del anuncio. En su declaración, el líder chavista denunció que los Estados Unidos “persiguen” a jóvenes migrantes venezolanos, mientras “amenazan a Venezuela con una invasión”. Apeló en todo caso a la conciliación y defendió que estadounidenses y venezolanos debían “unirse por la paz del continente”.

Maduro, que ha decretado la máxima alerta en las Fuerzas Armadas, pidió al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, “no más guerras eternas, no más guerras injustas, no más Libia, no más Afganistán”. Y repitió varias veces en un inglés rudimentario: “Yes, peace”.

Un día antes del anuncio de Hegseth, María Corina Machado, líder opositora venezolana, afirmó que se aproximaban en el país “horas decisivas”, profetizando “un cambio crucial”. En su intervención, en un foro virtual de los expresidentes iberoamericanos del Grupo IDEA, Machado anunció, antes de apostar por la reconstrucción de un “país devastado”: “Los días que vienen son muy difíciles. Pero ya no nos asusta lo que otros creen imposible”.

Machado, la llamada dama de hierro de las corrientes antichavistas más intransigentes y Premio Nobel de la Paz 2025, aseguró que el país está “en el umbral de su libertad” y garantizó que la transición a la democracia que tiene planteada Venezuela, “será pacífica”.

Mientras la líder venezolana vaticinaba (como ya ha hecho en otras ocasiones) momentos cruciales para su país, el portaaviones Gerald Ford se alineaba junto a decenas de aeronaves y buques militares que ya se encuentran en la región del Caribe en su declarada guerra contra el narcotráfico en la que subyace la intención de sacar a Maduro del poder.

Algunos observadores políticos dentro y fuera de Venezuela, particularmente en la red social X, están haciendo advertencias periódicas sobre la importancia de no subestimar la capacidad del chavismo ―una corriente política que se autodefine como “una fuerza” y que sigue teniendo clara influencia entre los militares― de generar un conflicto general o parcial en Venezuela en caso de una agresión extranjera.

La superioridad militar estadounidense es incomparablemente superior a la venezolana, pero el chavismo puede replegarse y organizar frentes guerrilleros, o tomar zonas enteras del país y fomentar el caos con variantes de terrorismo inspiradas en la lucha guerrillera.

De acuerdo con esta interpretación, sería un error suponer que una intervención estadounidense estaría produciendo el “el efecto dominó” que algunos se imaginan.

Por el contrario, muchos venezolanos en el extranjero tienden a pensar, tal y como sugiere el discurso de Machado, que nadie saldrá a quebrar lanzas por Nicolás Maduro ―un líder con poco arrastre popular, pero asentado en un férreo apoyo militar― si una fuerza extranjera interviene para interrumpir su mandato, sobre todo luego de las acusaciones de fraude de las elecciones presidenciales del año pasado.

En los sectores mayoritarios de la oposición, que tienen una enorme confianza en la palabra de Machado, se descarta la hipótesis de un escenario violento descontrolado si Maduro llegara a caer. Se duda de su capacidad de convocatoria, e incluso de la lealtad de sus cuadros militares si presentara un momento decisivo que abra las compuertas a la democracia.

En líneas generales, en el campo democrático está extendida la sensación de que ninguna operación estadounidense en el país se extendería demasiado tiempo.

La cartas de Donald Trump, en cualquier caso, siguen sin descubrirse. A pesar de la escalada militar, el presidente de Estados Unidos se ha mostrado prudente ante una intervención en Venezuela: las posibilidades de que una incursión militar pueda suponer un baño de sangre en ambos bandos y de que, además, no logre el objetivo no declarado de derrocar a Maduro, son altas. Según los medios estadounidenses, el equipo de Trump le ha planteado varias opciones para actuar e ir más allá de los ataques a supuestas narcolanchas en el Pacífico. Desde ataques aéreos a la eliminación directa del líder del chavismo. Según la CNN, Trump continúa sopesando los riesgos y beneficios de lanzar una campaña militar ampliada.

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