María Corina Machado: “Maduro decide, pero va a salir con o sin negociación”
La líder opositora venezolana reflexiona en una entrevista con EL PAÍS sobre las implicaciones de ganar el Nobel de la Paz horas después de ser premiada

Apenas han pasado unas horas desde que el comité noruego del Nobel le comunicó a María Corina Machado (Caracas, 58 años) que le habían otorgado el Nobel de la Paz, un reconocimiento que la líder opositora ni vislumbraba. Machado, a través de una pantalla, la única forma de verla desde que decidió hace más de un año vivir en la clandestinidad, no oculta lo abrumada que está. Entre decenas de llamadas, conversa con EL PAÍS sobre las implicaciones que tiene el galardón. Su voz cortada, al inicio de la entrevista, denota muchas emociones.
A la hora de la entrevista (las nueve de la noche en España, las tres de la tarde en Venezuela), el Gobierno español todavía no le ha felicitado y el exvicepresidente Pablo Iglesias ha asegurado que el Nobel se lo podían haber dado incluso a Hitler a título póstumo. “Dependiendo de quien viene, los ataques pueden ser los mayores elogios”, asegura en referencia a la posición de Iglesias. Sobre el silencio del Gobierno, se muestra cauta: “Han pasado muy pocas horas y no me atrevo a especular porque yo misma no he podido atender el teléfono ni a mis hijos. Pero sobre la situación de Venezuela ya no hay espacio posible para el silencio o la indiferencia, entre el crimen y la justicia. Nadie quiere estar en el medio. Y al final yo sé con quién están los españoles”.
Pregunta. ¿Qué significado tiene este premio en un momento en el que Venezuela atraviesa una de sus etapas más críticas?
Respuesta. Yo no tengo duda que esto será un impulso fundamental que recibimos los venezolanos. Nunca hemos estado tan cerca de la libertad como en este momento. Hemos intentado todo lo que está en nuestra Constitución para poder preservar las libertades y después recuperar la democracia una vez que el régimen acabó con todas las instituciones y los derechos. Hemos protestado y nos han atropellado, atacado, agredido; hemos ido a elecciones, derrotamos el régimen y se robaron la elección. Hemos estado en múltiples procesos de negociación y el régimen en todos ha incumplido su palabra. De modo que estamos en un momento en el que hemos entendido que solo la coordinación de fuerzas internas y externas frente a una estructura criminal es lo que permitirá que Venezuela pueda avanzar en la transición democrática. Y estamos en el umbral de ello.

P. ¿Qué siente usted?
R. No lo puedo resumir en una palabra, es una gran responsabilidad. Es un compromiso no solo con Venezuela, sino con el mundo entero. Me abruma, yo soy una de un movimiento de millones, siento que es un poco injusto que se personifique alrededor de una figura cuando tenemos presos políticos, nueve millones de exiliados, miles de asesinados, más de 20.000 ejecuciones extrajudiciales desde que llegó Chávez al poder. Aquí hay un país que ha dado hasta la vida misma por la libertad. Lo asumo como un reconocimiento a los venezolanos en el momento más importante de nuestra vida republicana.
P. Estos últimos días sonó mucho el nombre del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la lista de posibles ganadores del premio. Usted ha sido una de las primeras personas a las que ha agradecido públicamente. ¿Ha hablado con él?
R. Sí, conversamos hoy.
P. ¿Cómo fue esa conversación?
R. Fue una conversación privada y prefiero dejarlo así, pero lo que puedo decir es que los venezolanos estamos profundamente agradecidos al presidente Trump. Ha asumido con firmeza y de manera correcta cuál es la naturaleza del régimen que enfrentamos. Esto no es una dictadura convencional. Esto es una tiranía que ha derivado en un sistema narcoterrorista. Se trata de desarticular un sistema criminal. Se trata de salvar vidas. Y desde luego, desde nuestra perspectiva, se trata de hacer respetar la soberanía popular. Nosotros ganamos una elección con unas reglas perversas, extremas, que probablemente no hubieran aceptado ni en España ni en la mayoría de los pueblos democráticos del mundo. Y aún así, fuimos y ganamos por paliza. De allí emerge nuestra mayor fortaleza y legitimidad.
P. ¿Cuál es su postura frente a los ataque y las maniobras militares de Estados Unidos frente a las costas venezolanas? ¿Teme que puedan poner en riesgo una solución pacífica en Venezuela?
R. La única manera de que una estructura criminal finalmente ceda y acepte que tiene que irse es cuando le cortas sus fuentes de financiamiento. Esto es un régimen que se ha financiado del narcotráfico, del contrabando de oro, de armas, de seres humanos, del mercado negro, del petróleo. En el momento en que esos flujos comienzan a cerrarse, las estructuras empiezan a crujir. Eso es lo que está pasando en Venezuela hoy y eso es lo que tenemos que entender. Toda la gente que decía que no había que construir amenaza creíble, que no había que poner la fuerza por delante, pues fíjese todo lo que está ocurriendo. Eso ratifica lo que hemos dicho durante años: la libertad hay que conquistarla y frente a una tiranía de este tipo requiere fuerza moral, espiritual y física. Estamos frente a la posibilidad real de que Venezuela realmente se libere y avance a una transición que va a ser ordenada, porque el 90% de la población quiere lo mismo. Que no nos digan que esto puede ser Libia, Afganistán o Irak, esto no tiene nada que ver.
P. ¿Y esa presión hasta dónde cree que puede llegar?
R. Eso dependerá de Maduro. Maduro tiene la oportunidad para lograr la paz. Yo le digo: “Maduro, váyase ya por la paz de Venezuela”.

P. ¿Qué espera de él y del chavismo?
R. Estamos viendo lo que era previsible. Se traicionan, se engañan, se delatan. Cada día que pasa, más y más de los integrantes de ese círculo se dan cuenta que esto se acabó y que por su propio bien tienen que aceptar los términos de una transición. El responsable de todo lo que está ocurriendo tiene un nombre y es Nicolás Maduro. Y obviamente el cartel, el cartel que se ha apoderado ilegítimamente de todas las instituciones de mi país.
P. ¿Cuáles son los términos de esa transición? ¿Cómo la vislumbra?
R. Tiene muchos planos. El más importante es la gente, es el centro de lo que nosotros hemos hecho, hemos llegado aquí por la gente. ¿Ahora nos dicen que no puede haber una transición ordenada porque va a haber grupos disruptivos? Va a ser una transición absolutamente ordenada y vamos a llevar a este país a la estabilidad gracias a la gente, porque nos lo hemos ganado con las uñas. Es un proceso complejo, complejísimo. Estos tipos acabaron con todo. Nadie te puede decir hoy en día de qué tamaño es la deuda venezolana, cuántas son las reservas, cuánto se exporta, cuánto se produce. Nadie. Lo que podemos decir es que es el saqueo más grande de la historia de la humanidad.
P. ¿Qué tan viable ve una negociación? ¿Qué gestos está dispuesta a tener si el chavismo aceptara negociar?
R. Desde el día que arrasamos en la elección dijimos que estábamos dispuestos a una negociación que permita que en Venezuela exista justicia. Nunca venganza o retaliación, porque eso no somos nosotros. Además, las bases de lo que fue el chavismo son hoy los más apasionados y fervorosos promotores del cambio en Venezuela, porque conocen el monstruo, porque no quieren eso para sus hijos; porque los empleados públicos, los militares y los policías se sienten y son presos políticos. Nadie tiene que ser amigo mío o de Edmundo [González]. El gran anhelo es que nuestros hijos vuelvan a casa. Yo sé que ustedes los quieren en España y los han recibido con los brazos abiertos, pero les adelanto que yo los quiero a todos de vuelta y rápido.
P. ¿Y cuáles serían las líneas rojas de una negociación con la cúpula del chavismo?
R. No voy a entrar en esos detalles, pero yo sé que los venezolanos tienen confianza en que vamos a llevar adelante un proceso que va a poner a la gente en el medio, la verdad y la justicia. Pero hay que tomar acciones para facilitar este proceso. Las tomaremos y las presentaremos con absoluta rigurosidad y transparencia. Transparencia ante el país. No hay nadie más interesado que yo en que este proceso avance rápido, de manera ordenada y con el menor costo posible. Maduro decide si lo toma o lo deja, pero va a salir con o sin negociación.

P. Lleva más de un año en la clandestinidad. ¿Cómo maneja la distancia con la calle? ¿Cómo le afecta esa relación con el aislamiento cuando tiene gran parte de su movimiento en prisión? Y, sobre todo, ¿cómo mantiene la confianza?
R. Confieso que ha sido muy difícil y que si hubiera hecho esta pregunta hace un año le habría dicho: “Está loco, yo no quiero ni una semana [de clandestinidad]. No queda nada”. Y fíjese en cómo nos hemos ido reinventando e innovando. El régimen pensó que esa estructura formidable que montábamos, los comanditos, con más de un millón de voluntarios, no la vieron venir. Pensaron que la iban a desarticular a punta de palos, balas, de fuerza, de represión. Y sí, el costo ha sido brutal, hay 853 presos, miles de escondidos, y millones exiliados. Pero si bien tuvimos que protegernos, inmediatamente regresamos con nuevas formas de organización, cuidadosas, sigilosas, protegiéndonos unos a otros, pero muy efectivas y poderosas. Si algo tiene la sociedad venezolana hoy, es un nivel de organización como pocas sociedades, a pesar de tener que haberlo hecho en clandestinidad.
P. ¿Cómo cree que potencias de América Latina como Brasil, México o Colombia reaccionarían ante una hipotética incursión militar de fuerzas de Estados Unidos en Venezuela? ¿O no ve viable ese escenario?
R. La única invasión que hay en Venezuela es la que hemos tenido de las guerrillas, de los carteles de los agentes cubanos, rusos e iraníes, Hezbolá, Hamás y demás organizaciones. Y todos los países de América Latina y todos los presidentes de América Latina saben lo que aquí está pasando en Venezuela y ya no hay excusa. De modo que nosotros estamos hoy frente a un país ocupado por las fuerzas del crimen, y cada uno de estos Gobiernos y en general todos tienen que tomar una decisión: o están con el pueblo de Venezuela o están con un cártel narcoterrorista.
P. Descarta, entonces, una incursión militar de Estados Unidos.
R. No voy a opinar sobre una operación de esa naturaleza, que busca la defensa de la seguridad nacional de ningún otro país. Nosotros estamos defendiendo la soberanía y la libertad de Venezuela y hemos tenido miles y miles y miles de vidas humanas perdidas en ello. Y este reconocimiento de hoy es un reconocimiento a cada uno de ellos, a los presos políticos, a sus familias, a los defensores de los derechos humanos, a los venezolanos que están por el mundo, pero sobre todo a nuestros niños, a nuestros jóvenes y esas generaciones que van a nacer en una Venezuela libre.
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