El Nobel de la Paz a María Corina Machado: un misil que nadie esperaba
A menudo, el comité noruego parece usar estos galardones no para celebrar el pasado, sino para influir en el curso futuro de los acontecimientos

Un misil que nadie vio venir. Un “carajazo” contra la dictadura. El anuncio del Premio Nobel de la Paz a la venezolana María Corina Machado despertó al país en la madrugada del 10 de octubre. Eran las 11 de la mañana en Noruega y las cinco en Caracas. A partir de ese momento, llovieron las reacciones y las preguntas: ¿qué significa este galardón en el contexto de un país gobernado por un mandatario de facto y bajo la amenaza de un posible ataque por parte de Estados Unidos?
El Comité Nobel justificó su decisión con estas palabras: “La Sra. Machado está recibiendo el Premio Nobel de la Paz, ante todo, por sus esfuerzos para avanzar en la democracia en Venezuela. Pero la democracia también está en retroceso a nivel internacional. La democracia, entendida como el derecho a expresar libremente la propia opinión, a emitir el voto y a ser representado en un gobierno electivo, es la base de la paz tanto dentro de los países como entre ellos.”
Este enfoque es, en sí mismo, revolucionario. La paz no reside únicamente en el fin de las guerras, sino en el respeto a un elemento fundamental de las democracias: los mecanismos que permiten expresar la soberanía popular y garantizar que esa voz, manifestada en los votos, sea acatada. Eso es precisamente lo que Maduro y su camarilla no hicieron. El robo de la elección presidencial en julio de 2024 ha tenido consecuencias para todos los venezolanos, incluso para la cúpula gobernante.
La voz de María Corina Machado sonó más grave que de costumbre cuando respondió la llamada telefónica del director del Instituto Nobel Noruego, Kristian Berg Harpviken, quien le informó la noticia minutos antes del anuncio oficial.
“Estoy sin palabras”, dijo desde su lugar de refugio en algún punto de Caracas. Se mostró sorprendida, afirmó no merecer tal honor y lo dedicó a la causa venezolana por la democracia.
Para Carolina Jiménez, presidenta de WOLA (Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos), este premio tiene múltiples lecturas: “Hay una declaración muy clara del Comité Nobel sobre la coyuntura actual que vive el mundo frente al declive democrático. Eso lleva a reconocer que quienes luchan contra los autoritarismos y por los derechos de sus sociedades merecen ser galardonados. En ese sentido, María Corina Machado representa esa lucha. Es un premio que reconoce la lucha pacífica por una transición hacia la democracia. Se reconoce su lucha en Venezuela, pero también la lucha universal por la democracia.”
Jiménez subraya además la importancia de visibilizar el papel de las mujeres en las luchas sociales y políticas:“Ahora más que nunca necesitamos visibilizar ese rol. Ella ha cumplido con tres mandatos: ser lideresa, rechazar la militarización del país y sostener una lucha democrática.”
El reconocimiento llega, sin embargo, con un gran desafío. Es irrebatible que Machado lideró una gesta entre 2022 y 2024. Logró encauzar el descontento de los venezolanos, rescatar a una oposición debilitada tras el fracaso del llamado gobierno interino —con voces emblemáticas que se habían resignado a un nuevo mandato de Maduro— y llevó al triunfo a un entonces desconocido Edmundo González Urrutia.
Sin embargo, sus críticos dentro del propio espectro opositor cuestionan su presunto aval a la narrativa estigmatizadora de la migración venezolana promovida por Donald Trump. También señalan su silencio frente a los temores de una posible intervención militar estadounidense en territorio venezolano.
David Smilde, profesor de Sociología en la Universidad de Tulane y estudioso de Venezuela, reflexiona: “María Corina Machado ha demostrado un coraje increíble en su lucha por la democracia. En 2023–2024 movilizó heroicamente a la población venezolana para las elecciones presidenciales. Sin embargo, gran parte de su lucha antes y después de ese período ha sido por medios no democráticos, buscando generar una intervención militar internacional. Este premio podría afectar la naturaleza de esa lucha, llevándola a buscar la restauración de la democracia con mayor enfoque en la reconciliación y la convivencia.”
Agrega que el Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado en ocasiones a figuras controvertidas. Henry Kissinger y Yasser Arafat lo recibieron en medio de fuertes polémicas. A menudo, el Comité Nobel parece usar estos galardones no para celebrar el pasado, sino para influir en el curso futuro de los acontecimientos. A Barack Obama se le concedió el premio apenas nueve meses después de asumir la presidencia. “La intención parece ser alentar a los galardonados a estar a la altura de su nuevo estatus”.
Mientras Maduro buscaba una pax autoritaria basada en la represión y la violación de derechos humanos —con miles de presos políticos y una política de garrote—, la tesis de Machado y su equipo sobre el carácter criminal de la dictadura ha dado pie a una movilización de tropas y equipo militar estadounidense hacia el Caribe.
Las últimas semanas han estado marcadas por una tensión constante. Tras la detonación de cuatro embarcaciones con presuntos cargamentos de drogas, la muerte de al menos 21 personas (cuyos nombres se desconocen) y el escalamiento de la retórica armamentista, muchos venezolanos se mantienen a la expectativa de lo que pueda ocurrir en los próximos días.
De hecho, los símiles que afloraron inmediatamente al anuncio del premio fueron “misil” y “carajazo”. Esta última palabra describe un golpe fulminante. Así lo expresó también González Urrutia, ganador de las elecciones del 28 de julio de 2024, exiliado en España, al hablar con Machado sobre el premio.
Es posible que este reconocimiento abra una puerta para proseguir en la lucha democrática y pacífica contra el autoritarismo. Sin embargo, este Nobel no se trata sobre lo que Maria Corina Machado hará, sino sobre lo que hizo. Sus méritos son indudables. Sobre el futuro, solo espero que así como nos sorprendió a casi todos este “carajazo”, una madrugada no muy lejana despertemos en Venezuela, con una caricia: el retorno de la democracia.
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