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Un Nobel de la Paz en plena escalada militar entre Venezuela y Estados Unidos

El reconocimiento a María Corina Machado refuerza su autoridad y liderazgo en el campo democrático y pone al régimen chavista en una compleja situación para neutralizarla

Cuando la Administración estadounidense de Donald Trump ha decidido retirar a sus delegados de las conversaciones políticas con Caracas, y aumentan diariamente las posibilidades de un desenlace armado en la tensión que mantiene la Casa Blanca con el Gobierno de Nicolás Maduro, Venezuela se despertó este viernes con la inesperada noticia del Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado.

Consciente de que ahora sus palabras tienen una autoridad recargada, Machado hizo saber que sigue metida en la compleja operación política para conjurar la crisis venezolana y abrirle las compuertas a la democracia. “Este un inmenso reconocimiento a la lucha de todos los venezolanos, es un impulso para concluir nuestra tarea: conquistar la libertad”, ha afirmado la dirigente en su cuenta en la red social X, donde dedicó, a medias, su premio a Trump. “Estamos en el umbral de la victoria, y hoy, más que nunca, contamos con el presidente Trump, el pueblo de los Estados Unidos, los de América Latina y las naciones democráticas del mundo, como nuestros aliados”.

Todo parece indicar que, una vez al corriente del importante reconocimiento que se le ha hecho, María Corina Machado hará lo necesario para presionar a Estados Unidos para que termine de concretar la operación militar antinarcóticos, con trasfondo político, que tanto ha venido anunciado. El costo de llevar a la cárcel a Machado se duplica ahora con este premio Nobel.

Mientras tanto, el Gobierno de Maduro, que no se ha pronunciado sobre la concesión del Nobel a su archienemiga, sigue avanzando con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la organización de sus posiciones militares en toda la geografía nacional. El chavismo ha ofrecido reiteradas muestras de control sobre la situación militar del país. Siempre invocando el conocido adagio según el cual “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.

Algunos actores políticos opositores que mantienen distancia de Machado han expresado su temor a que un procedimiento militar en contra del ejército venezolano que no esté bien calculado pueda desatar en el país los demonios de la violencia anarquizada. Acusan a Machado, como antes a Juan Guaidó, de “vender humo” y ponen en duda la verdadera capacidad que esta pueda tener de controlar este proceso desde la clandestinidad.

Hace poco, Ministerio de la Defensa anunció la militarización total de los Estados costeros La Guaira y Carabobo, muy cercanos a la región capital. Esta decisión aplicará a otros territorios federales. La escena parece servida para un choque de trenes.

Silencio del chavismo

En Venezuela, la prensa pública y privada ha ignorado por completo la noticia del Nobel a Machado. Es muy probable que alguno de los dos jerarcas fundamentales del chavismo —Maduro y Diosdado Cabello— presente la reacción oficial frente a esta incómoda coyuntura. De momento, Miraflores sigue aferrado a su relato: la crisis con Estados Unidos sobre el narcotráfico es una excusa para provocar “un cambio de régimen”, “colocar un Gobierno títere” y apoderarse del petróleo del país.

El anuncio del premio a Machado ha sido recibido con enorme alborozo en los confines de la sociedad civil opositora que sigue en el país —una amplia mayoría social que solo puede expresarse con alguna libertad en la red social X, a la que se accede con VPN—. Se trata, sin embargo, de una felicidad sitiada, silente, que se expresa entre murmullos, dentro de los confines de una mesa con café. Sin hurras, sin manifestaciones y sin exhibiciones de algarabía.

En medio de una hermética censura que se ha apropiado, incluso, de las conversaciones privadas, en Venezuela se alude a Machado en la televisión, la radio y las redes sociales únicamente para criticarla, desautorizarla frente a sus seguidores o acusarla de promover la violencia.

Los jerarcas más conocidos del régimen chavista procuran no nombrarla. Cuando es inevitable hablar de ella, suelen llamarla “la señora Machado”, o “la Sayona”, en referencia a una leyenda rural venezolana del fantasma de una mujer que se le aparece a los niños para llevárselos si no se duermen.

El Ministerio del Interior y de Justicia la ha acusado de estar involucrada en varias agendas conspirativas, y de orquestar ataques terroristas contra la paz pública y la estabilidad del país, mientras que casi todos los miembros del partido de Machado, Vente Venezuela, han sido llevados a prisión.

Muchos periodistas y analistas políticos formalmente opositores acuden con frecuencia a espacios de opinión y mesas informativas mañaneras a criticar sin miramientos a Machado. Sin embargo, el poderoso espaldarazo político que otorga este premio a su liderazgo ha hecho posible que, de momento, las felicitaciones provengan incluso de sus críticos.

“Es un reconocimiento a todo su esfuerzo de organización, promoción y perseverancia para que millones de venezolanos en las peores condiciones se expresaran democráticamente”, ha afirmado Henrique Capriles, líder opositor que ha tenido una muy comentada rivalidad con Machado. “Que este reconocimiento sea otro impulso para alcanzar la paz y que Venezuela deje atrás el sufrimiento”, aseguró.

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