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El chavismo se dispone a tramitar otro triunfo en unas elecciones de alcaldes sin apenas oposición

Venezuela prepara la cita electoral del 27 de julio con un ambiente apático y pesimista. Se prevén altos índices de abstención

Un centro de votación en Caracas, Venezuela, el 25 de mayo de 2025.

Hace semanas, Jorge Rodríguez, -líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y operador político por excelencia del presidente Nicolás Maduro-, había declarado que las corrientes chavistas se preparaban “para ganar las 335 alcaldías del país” en los venideros comicios municipales de este 27 de julio. “Lo decimos responsablemente: luego no digan que no lo advertimos”, dijo quien también es el jefe del comando de campaña del Gran Polo Patriótico, la coalición de corrientes chavistas. “Vamos por los 335 municipios del país, las 335 alcaldías de Venezuela y los 335 concejos municipales”.

Dos meses después de haberse celebrado las elecciones parlamentarias y de gobernadores (y a casi un año de los polémicos comicios presidenciales de julio de 2024), el régimen venezolano, a través del Consejo Nacional Electoral, ha decidido volver a llamar a votar, esta vez por los 335 alcaldes y 2.471 concejales del país.

El oficialismo -el PSUV y sus partidos aliados del Gran Polo Patriótico-, organizado y con recursos, parte ciertamente con las de ganar en un careo en el cual, como de costumbre, controla a placer las reglas y el tiempo. No será tan fácil llevarse las 335 alcaldías del país, pero todo el mundo da por descontado que, en un terreno tan adulterado, serán muchas.

El ambiente electoral de estos comicios transcurre con bastante discreción, en medio de una apatía muy extendida entre la población, y bajo los rigores de una nueva depresión económica. Nuevamente, se esperan cifras muy altas de abstención: algunas encuestas la ubican más allá del 70%.

Nicolás Maduro y  Jorge Rodríguez

La situación político-electoral del país en estas elecciones de alcaldes es casi idéntica a la de parlamentarias y gobernadores de mayo. En Venezuela, hay un enorme descontento popular, pero poca fe con el tipo de elecciones que se están organizando. Lo ocurrido en las presidenciales del año pasado parece haber sido la gota que derramó el vaso. “El voto está herido de muerte en este país”, se lamenta un exdiputado opositor, enfrentado en lo interno a María Corina Machado, que ha preferido no identificarse.

En medio de las polémicas, el PSUV organizó con tiempo sus instancias e hizo su tarea para tener listos a sus candidatos a alcaldes. El pasado 14 de junio, Diosdado Cabello, el primer vicepresidente del partido, presentó a la opinión pública los abanderados del chavismo.

El propio Nicolás Maduro hizo alusión a la selección hecha por los mandos revolucionarios, en la cual parece haber un esfuerzo por mostrar alguna renovación de cuadros. “Después de un proceso de consultas con las bases, de postulaciones, de análisis cualitativos y cuantitativos, y en perfecta coordinación política, espiritual e ideológica, ya tenemos a los 335 candidatos de la revolución bolivariana”.

Llamado mayoritario a no votar opositor

Mientras, los partidos más importantes de la oposición venezolana agrupados en la Plataforma Unitaria, -con parte importante de su dirigencia en la clandestinidad o el exilio- mantiene su llamado a no votar, secundando lo que ha dispuesto María Corina Machado, la líder más destacada.

Únicamente organizaciones como Un Nuevo Tiempo, de Manuel Rosales, disidente de la Plataforma; u otras minoritarias fuera de ella, como Fuerza Vecinal, el MAS, Cambiemos, Soluciones o Avanzada Progresista, han decidido presentar candidatos. También, las fracciones judicializadas de algunos partidos importantes de la oposición, que han decidido entenderse con la legalidad del chavismo, los denominados “alacranes”. Todos acuden a la campaña con pocos recursos y enorme desventaja frente al bloque oficialista.

Las corrientes opositoras que participan en la consulta, conscientes de que se avecina un resultado muy adverso, tienen fe en poder retener algunos feudos clásicos del campo antichavista en los cuales están gobernando desde hace mucho. De los 111 alcaldes actuales, acaso podrían retener 30 o 40, en un escenario optimista.

Manuel Rosales

Esperan resultados aceptables en algunos núcleos urbanos de clase media o media alta, donde la casi totalidad de sus habitantes es antichavista: los municipios Chacao, Baruta y el Hatillo, en el este de Caracas; Los Salias y Carrizal, en las afueras de la capital; Urbaneja, en Puerto la Cruz; o Maneiro, en la Isla de Margarita. Henri Falcón, excandidato presidencial en 2018, lucha por la alcaldía de Barquisimeto. La oposición también tiene esperanzas en retener la alcaldía de Maracaibo.

Los cuestionables escrutinios ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral el pasado 28 de julio de 2024 y la dura andanada represiva que dieron las autoridades como respuesta a quienes salieron a manifestar su enojo parecen haber producido una profunda herida en el ánimo la población.

Algunos sectores moderados del campo democrático antichavista, presentes en esta elección, han hecho reiterados llamados a la sociedad para que acuda a votar y no abandone la vía electoral en esta coyuntura. La mayoría de los ciudadanos ha desoído esa recomendación, y ha decidido seguir el llamado de María Corina Machado, líder opositora en la clandestinidad, quien abiertamente ha llamado a la población al boicot electoral.

“Los últimos estudios que hemos realizado en relación con las elecciones municipales siguen recogiendo la posibilidad de una altísima abstención”, afirma Jesús Seguías, analista político y director de la firma encuestadora Dataincorp. “Definitivamente, los polvos de lo sucedido en las presidenciales de 2024, trajeron estos lados de 2025. Se registra un nivel de escepticismo muy grande sobre la ruta electoral para la población. Algunos factores de la oposición se han dedicado a estructurar, a darle solidez a esa tendencia colectiva”.

“La capacidad de movilización del chavismo ha menguado mucho desde el año pasado”, afirma Seguías. Sin embargo, piensa que la militancia chavista más comprometida acudirá a votar en esta consulta. “El Gobierno necesita blindar su organización, como se hizo en las pasadas elecciones, y en eso anda en estos meses. Cuenta entonces con la postura de la oposición radical, que insiste en llamar a no votar y le deja la escena servida”. Seguías sostiene que los niveles de abstención que ofrecen las encuestas pueden variar, pero no ve probable que se produzca un escenario de alta participación.

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