El narco ecuatoriano alias ‘Fito’ acepta su extradición a Estados Unidos
José Adolfo Macías enfrenta siete cargos por narcotráfico y tráfico de armas

A José Adolfo Macías, alias Fito, le costó trabajo pronunciar las palabras: “Sí, acepto, su señoría”. La frase, aunque breve, selló el destino del hombre que por años sembró terror desde dentro y fuera de las cárceles ecuatorianas. El líder de Los Choneros, una de las organizaciones criminales más temidas de Ecuador, aceptó su extradición a Estados Unidos, donde lo esperan siete cargos por narcotráfico y tráfico de armas. La justicia estadounidense ha seguido de cerca los pasos del capo, considerado una pieza clave en el entramado del narco en América Latina, con conexiones que cruzan fronteras y corrompen instituciones.
Desde la cárcel La Roca, en Guayaquil, donde permanece recluido desde su recaptura el pasado 25 de junio, Fito se presentó de forma telemática este viernes 11 de julio ante el juez nacional. Iba a ser la primera audiencia para allanar su extradición a Estados Unidos, pero con su respuesta afirmativa, el trámite se acorta. En las próximas semanas, el temido cabecilla podría ser trasladado a una prisión en suelo estadounidense.
En abril, la Corte del Distrito Este de Nueva York, una de las más activas en la persecución de redes criminales internacionales, donde también fue juzgado Joaquín El Chapo Guzmán, formalizó los cargos contra José Adolfo Macías.
Lo señalan como el jefe de una organización capaz de enviar toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, lavar dinero a escala continental y movilizar armas con gran precisión logística, casi militar. “El acusado era un líder despiadado y un prolífico narcotraficante dentro de una violenta organización criminal transnacional”, afirmó el fiscal federal John Durham, en su acusación. Según el fiscal, Fito dirigía una red de sicarios, traficantes de drogas y armas que operaban con el respaldo del cártel de Sinaloa, una de las mafias más poderosas de México. Las autoridades estadounidenses aseguran que la mayor parte de la cocaína que movían Los Choneros tenía como destino final el mercado norteamericano, con cargamentos que describieron como “potencialmente letales”.
Al mando de la banda criminal más antigua del país, Fito, se ha convertido en el rostro más temido del crimen organizado en Ecuador. Su poder ha superado al de otros capos locales, al punto de establecer una estructura que desafía al Estado desde dentro de las cárceles. Si la justicia estadounidense lo declara culpable, podría enfrentar una pena que va desde los 10 años de prisión hasta la cadena perpetua.
Fito ha preferido enfrentar ese destino en Estados Unidos antes que permanecer en Ecuador, en las cárceles de donde se ha fugado dos veces, burlando el sistema penitenciario, pero sabe que quedarse significaría exponerse a una muerte segura. Así terminó su antiguo jefe y amigo, José Luis Zambrano, alias Rasquiña, quien fue el principal líder de Los Choneros. Tras salir en libertad —gracias a maniobras judiciales—, Zambrano fue ejecutado a plena luz del día en una cafetería de un centro comercial en Manta. La escena dejó claro que, en el submundo criminal, el poder no se perdona y las traiciones se pagan.
Fito sería el primer narcotraficante ecuatoriano extraditado tras la aprobación de la consulta popular impulsada por el presidente, Daniel Noboa, en abril de 2024. El traslado de Macías marcaría un antes y un después. La caída más emblemática hasta la fecha y un golpe contundente contra uno de los capos más temidos de Ecuador. Su extradición abriría un precedente para más de una docena de bandas delictivas que operan en el país, y que extienden su poder sembrando el terror en barrios, cárceles y rutas del narcotráfico que conectan con el mercado internacional.
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