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Detenido el líder narco alias ‘Fito’, el criminal más buscado de Ecuador

Daniel Noboa anuncia el fin de una persecución de 17 meses que ha dejado en evidencia la vulnerabilidad del sistema de seguridad y de las cárceles del país andino

Detenido el líder narco alias ‘Fito’ en ECUADOR | EL PAÍSVídeo: Fuerzas Armadas de Ecuador

—¡Canta tu nombre completo!

—José Adolfo...

—¡Más fuerte!

—José Adolfo Macías Villamar.

La voz de quien fuera el criminal más buscado del país apenas se escucha. Está en el suelo, con el rostro pegado al cemento y una pistola de un militar apuntándole a la nuca. La escena, filmada por los propios soldados que lo detuvieron, marca el fin de una cacería que duró 17 meses y desnudó las vulnerabilidades del sistema penitenciario y de seguridad de las cárceles ecuatorianas.

José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder de la organización criminal Los Choneros, fue recapturado este martes 25 de junio en Manta, la ciudad portuaria donde nació, a unos 400 kilómetros de Quito. Estaba escondido en un búnker camuflado en una vivienda del centro urbano, según la información preliminar difundida.

El presidente Daniel Noboa, de gira por China y Europa, se apresuró a celebrar la operación desde su cuenta en X: “Mi reconocimiento a nuestros policías y militares. Caerán más. Recuperaremos el país. Sin tregua”.

La última vez que se tuvo rastro de José Adolfo Macías fue antes del 7 de enero de 2024. Ese día, durante un operativo de rutina en la cárcel Regional de Guayaquil, un grupo de militares ingresó al pabellón donde operaba el temido líder de Los Choneros. Su objetivo era destruir los interruptores de su pabellón y requisar armas y teléfonos móviles. Pero lo que encontraron fue aún más alarmante: Fito ya no estaba. Nadie supo con certeza cuándo ni cómo se había fugado. La evasión del recluso más peligroso del país expuso las profundas grietas del sistema penitenciario, que se vendía como de máxima seguridad.

Su fuga desató una tormenta. En cuestión de horas, estallaron motines en siete cárceles del país, tomadas por los reclusos. La violencia pronto traspasó los muros: explosiones y atentados terroristas sacudieron varias ciudades. El clímax llegó con la toma de una estación de televisión durante una emisión en vivo. Ante el caos, el presidente Daniel Noboa declaró por primera vez en la historia reciente un conflicto armado interno y ordenó la militarización de las cárceles y las calles.

Desde entonces, el Ejército y la Policía conformaron un bloque de búsqueda para rastrear a Fito. Lo encontraron en su territorio: Manabí, la provincia que vio nacer a Los Choneros, una banda que comenzó como un grupo de sicarios a sueldo en los años ochenta y evolucionó hacia el narcotráfico, la extorsión y el crimen transnacional.

El Ejército confirmó que la operación de captura se ejecutó “con precisión y sin bajas”. Macías Villamar, de 45 años, enfrentaba 14 procesos judiciales por delitos como asesinato, delincuencia organizada y tenencia de armas. Acumulaba una sentencia de 34 años, de los cuales llevaba cumplidos 12. Esta no fue su primera fuga: en 2013 ya había escapado de La Roca, la prisión de máxima seguridad del mismo complejo penitenciario, junto a otros miembros de su organización.

El ascenso de Fito se dio tras el asesinato de Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, líder histórico de Los Choneros. Desde entonces, el grupo se fragmentó. Surgieron nuevas células como Los Fatales, que respondían directamente a Macías. Pero él no solo heredó el liderazgo. También transformó la organización: estableció alianzas con carteles internacionales, en especial con el cártel de Sinaloa, uno de los más poderosos de México.

Su poder se extendía desde las cárceles hacia las calles, controlando rutas del narcotráfico y redes de sicariato. A través de Los Choneros, enviaba toneladas de cocaína a Estados Unidos. Esa actividad le valió una acusación formal en una corte federal de Nueva York.

“El acusado era un líder despiadado y un prolífico narcotraficante de una violenta organización criminal transnacional”, afirmó el fiscal John Durham. La justicia estadounidense lo busca por siete cargos vinculados al tráfico de drogas y armas. Ecuador, por su parte, ya inició el proceso de extradición. “Estamos a la espera de su respuesta”, escribió Noboa en redes sociales. Ahora, con su recaptura, el Gobierno busca mostrar que el Estado aún tiene músculo, sobre todo tras la fuga de otro temido criminal, alias Fede, quien se escapó el 20 de junio de la Penitenciaría del Litoral, con la complicidad de un grupo de militares.

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