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Wilder Zapata: del reality show a la revolución del fitness inclusivo

Nacido en la Medellín de los noventa, pasó de ser ganador de un reality show a crear un negocio del fitness inclusivo que nació en barrios populares y hoy se extiende por distintas ciudades de Colombia y del mundo

A comienzos de la década de 1990, el barrio Aranjuez, en la comuna nororiental de Medellín, era uno de los más violentos del país. Niños de apenas 12 o 13 años ingresaban a la vida criminal: transportaban armas, vendían drogas o se convertían en sicarios de los jefes de turno, primero al servicio de Pablo Escobar y luego de las bandas criminales y los paramilitares que dejó la caída del cartel. La guerra por el control territorial y del comercio de droga dejó cientos de jóvenes y ciudadanos muertos. En medio de ese ambiente de desesperanza, nació Wilder Zapata Torres, hoy uno de los empresarios del mundo fitness más prósperos de Colombia.

Zapata, de 33 años, recuerda que casi todos sus amigos de infancia murieron de manera violenta. ¿Cómo logró sobrevivir, sacar adelante sus estudios y convertirse en un empresario? Para él, el “milagro”, -que no lo es tanto, aclara, porque se trata de una historia de trabajo duro y perseverancia-, se debe a su padre. “Él usó el deporte y el estudio como una burbuja para que me alejara de ese medio hostil. También me educó con su ejemplo. Tenía tres o cuatro trabajos, uno de ellos como vendedor ambulante. Un día, cuando tenía cinco años, lo acompañé a vender aguacates y le pregunté: ‘Nosotros nunca comemos aguacate en la casa, ¿por qué no nos comemos alguno de estos?’. Y me respondió: ‘Mijo, uno no se come el capital’. Esa respuesta ha sido la gran enseñanza que me ha acompañado en mi vida de emprendedor”.

Desde el bachillerato estudió gracias a distintas becas y se graduó como comunicador social de la Universidad de Antioquia. Durante el pregrado se interesó por los reality shows e hizo una tesis en la que planteó que este tipo de programas eran una nueva versión de las telenovelas, con villano, héroe y princesa incluidos. En 2013, viajó a España para realizar una maestría. A su regreso, convencido de que podía usar su conocimiento en realities para ser escogido en uno de ellos, diseñó un plan de comunicaciones para lograrlo. No solo lo consiguió, sino que ganó el concurso El Desafío Marruecos y obtuvo un premio de 600 millones de pesos. Tenía apenas 22 años.

El dinero del premio lo destinó a tres cosas: comprarles una casa a sus padres, cumplirles el sueño de conocer el mar y, fiel al consejo de su padre sobre cuidar el capital, emprender.

La primera cadena de entrenamiento de bajo costo

Durante su estadía en España conoció los gimnasios de bajo costo y se preguntó cómo era posible que no existieran en Colombia. Al regresar, decidió crear la primera cadena de entrenamiento de bajo costo en el país, con sedes en barrios populares. Creía que, al hacerlo, fomentaría el deporte y les daría acceso a personas que no podían pagar un gimnasio tradicional.

Con tres amigos como socios, el primero de octubre de 2015 abrieron uno en el barrio Manrique, de Medellín. Un mes en Action Fitness costaba 39.900 pesos, y fue un éxito: recuperaron la inversión en ocho meses y muchos vecinos le agradecían su apuesta por el barrio, con un negocio con instalaciones como nunca antes se habían visto en la zona.

El crecimiento fue vertiginoso: en menos de año y medio Action Finess sumaba cuatro sedes y, tras asumir un nuevo crédito, llegó a ocho. Ese despegue atrajo pronto a los grandes jugadores del mercado. Uno de ellos presentó una oferta de compra por ocho millones de dólares, que los socios rechazaron. Un intento posterior de fusión con otra cadena se frustró por restricciones de competencia, pero el proceso les permitió fortalecer la estructura financiera de la compañía y emprender una nueva expansión hasta alcanzar 21 gimnasios en todo el país.

Para 2020, apenas cinco años después de abrir su primera sede, Action Fitness se había consolidado como la tercera cadena más grande del sector y recibió una nueva oferta de compra, esta vez por 24 millones de dólares, operación que terminó cayéndose por la llegada de la pandemia.

Zapata tuvo que sortear retos económicos para mantener a flote el negocio. En este periodo, en el que muchas empresas quebraron, el paisa cosechó un par de éxitos. El primero, volátil: hacia 2021, su cadena de gimnasios se fusionó con Smart Fit y él quedó como CEO de esta franquicia en Colombia (después perdería la marca). El segundo, fundamental para el futuro: le permitió idear una filosofía y, con ella, un tipo de gimnasio que cambiaría la manera en la que los usuarios se relacionan con estos espacios.

Durante el encierro por el Covid-19, Zapata buscó una respuesta a una pregunta que le rondaba la cabeza: ¿Por qué las personas desertan tan rápido de los gimnasios? Diseñó, entonces, un modelo que combina neurociencia, tecnología y entretenimiento con el objetivo de mantener a los usuarios motivados y comprometidos. A diferencia de Action Fitness, que era de bajo costo, su nueva idea fue el “lujo accesible”.

Así nació Action Black, que tras el confinamiento abrió su primer local en Medellín y se convirtió en la punta de lanza de un concepto disruptivo que empezó a expandirse rápidamente. Con una tasa de deserción del 3%, Zapata demostró que es posible pensar las rutinas de ejercicio de una manera distinta: “El fitness no es una actividad natural. Si a eso le sumas que el entrenador no te para bolas, que día a día vas y no ves resultados, rápidamente abandonas. Entonces hay que ofrecer un buen servicio y hackear el cerebro con neurociencia, para que la persona disfrute yendo al gimnasio. Los colores, la iluminación de los establecimientos y la realización de actividades disruptivas son las estrategias que tomamos de la neurociencia para reducir la deserción”.

En menos de cinco años, Action Black tiene sedes en Nueva York, Madrid, Río de Janeiro, Ciudad de México y Guadalajara, además de acuerdos para llegar a China. Sobre esa base, Zapata comenzó a construir un ecosistema de bienestar con nuevas marcas, como Action Sport Club –un hub deportivo y de bienestar en el que el usuario puede encontrar instalaciones de pádel, fútbol, pickleball y voleibol playa, entre otras–, Reset, AW (Action Wear) y Action Living, pensadas para satisfacer necesidades de las personas que hacen fitness o deporte.

Hoy Action Black cuenta con 50.000 usuarios y 137 sedes –incluidas las de Action Sport Club y demás marcas de la compañía–, ubicadas en las principales ciudades de Colombia y del mundo. Está avaluada en cerca de 24 millones de dólares, según Zapata. Para aumentar más su valor y expandir la marca, él y sus socios piensan invertir cerca de 20 millones de dólares durante los próximos tres años.

En una década, Wilder Zapata levantó una multinacional del ejercicio a partir de una carencia que observó mientras crecía en uno de los barrios más deprimidos de Medellín: la falta de acceso al deporte y al acondicionamiento físico. Con esa idea demostró no solo que el fitness puede ser inclusivo, sino que un gimnasio de bajo costo es capaz de transformar el entorno de un barrio. De esa apuesta nació una forma disruptiva de entender el entrenamiento que hoy tiene presencia en distintas partes del mundo.

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