Sara Jaramillo, la voz joven que se alza en contra de la prostitución y la explotación sexual infantil en Medellín
Esta activista y defensora de los derechos humanos de mujeres y niñas obtuvo el premio a Mujer Joven del Año en los She Is Global Awards 2024
Con 26 años, Sara Jaramillo Gómez (Medellín, Antioquia) ha dedicado casi una década al liderazgo y a la defensa de los derechos de mujeres y niñas en Colombia. El año pasado obtuvo el premio a Mujer Joven del Año en los She Is Global Awards, que reciben mujeres y organizaciones por su aporte al desarrollo sostenible con enfoque en equidad de género, en el marco del She Is Global Forum, uno de los encuentros más visibles para promover la igualdad en el mundo.
Detrás de ese reconocimiento, hay una trayectoria con impacto. Jaramillo ha sido líder estudiantil e integró la primera colectiva de mujeres contra las violencias de género en la Universidad de Medellín, donde se formó como abogada; es cofundadora de la Red Feminista Abolicionista de Medellín, que busca la erradicación de la prostitución, la explotación sexual y la trata de personas en esa ciudad; y se desempeñó como presidenta de la Veeduría a la Ruta de Trata de Personas en la capital antioqueña, que funcionó temporalmente para vigilar la atención y protección a las víctimas de trata de personas por parte de las instituciones locales.
“Mis espejos han sido otras mujeres. Este espíritu ha sido alimentado por maestras. Mi mamá, que es enfermera, me ha motivado a servir a otros”, reflexiona Jaramillo, quien actualmente trabaja en el programa Parceros, de la Alcaldía, que ofrece oportunidades educativas y laborales a jóvenes vulnerables, incluidas mujeres en riesgo de explotación sexual o en contextos de prostitución.
En su adolescencia, Jaramillo participó en proyectos pedagógicos sobre el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las FARC en 2016. Pero fue en 2020, tras su elección como representante estudiantil ante el Consejo Superior de la Universidad de Medellín, cuando definió las causas centrales de su activismo. En ese rol advirtió los vacíos que existían para garantizar espacios académicos seguros para las mujeres e impulsó la primera colectiva feminista estudiantil de su universidad.
“Empezamos a denunciar a profesores que habían abusado sexualmente de compañeras. Hicimos movilización pedagógica para poner de presente la necesidad de abrir rutas con enfoque especial en víctimas de violencia sexual; hoy existen esos protocolos”, celebra. También crearon la Red Interescolar de Mujeres, un programa sobre salud sexual y reproductiva dirigido a niñas y adolescentes de colegios. En 2021, Jaramillo, amante del cine y los libros de historia, fue reconocida como Mujer Joven Talento de la Alcaldía de Medellín, en la categoría de liderazgo social, político y comunitario.
Más allá de la universidad
El liderazgo de Jaramillo empezó a trascender el ámbito universitario cuando dimensionó la problemática de explotación sexual en Medellín, una realidad que advirtió en su propio entorno. “La pandemia tuvo una relevancia porque empecé a ver la crisis de explotación sexual en la ciudad. Veía que compañeras de universidad, personas cercanas y no cercanas, habían empezado a hacer webcam, contenidos pornográficos. Ahí comencé a adentrarme en ese fenómeno”, recuerda. Desde entonces, ha levantado la consigna de que en Medellín las mujeres no están a la venta.
Su labor tomó impulso mientras se desempeñaba como coordinadora de sede de la fundación Empodérame en Medellín, que acompaña a mujeres en situaciones de prostitución y víctimas de trata de personas. Allí conoció a Alicia, una mujer de su misma edad, madre de una niña de siete años, quien le reveló cómo tuvo que recurrir a la prostitución para enfrentar profundas dificultades económicas. En abril del año pasado, marcharon juntas en el emblemático Parque Lleras, el corazón de la vida nocturna de Medellín, exigiendo medidas contra la explotación sexual infantil por uno de los múltiples casos que ha implicado a turistas extranjeros. “Ese día gritamos juntas, fue una especie de catarsis para ambas, abrazadas por el amor, fruto de la amistad que construimos y de la rabia sostenida por las ganas de que nunca más su historia se repita”, recuerda Jaramillo.
La joven líder también se unió a amigas abogadas para desmontar la idea de que la prostitución es un destino deseable para las mujeres. “Son víctimas, mujeres en contextos de extrema vulnerabilidad, migrantes, empobrecidas, racializadas, mujeres que han vivido situaciones que las hacen llegar a la prostitución porque es su única forma de sobrevivir. Lo que hacemos es exigirle al Estado y a la sociedad una salida para ellas y un cambio cultural para que la prostitución deje de naturalizarse como práctica”, señala.
Así nació, en 2023, la Red Feminista Abolicionista de Medellín, que ha promovido múltiples encuentros, movilizaciones y marchas. También crearon la Veeduría de la Ruta de Trata de Personas en Medellín, de la cual Jaramillo fue presidenta durante dos años. “Son poquísimas las mujeres que voluntariamente se quieren prostituir. Existen las redes de trata de personas para alimentar toda esa oferta. Debe haber una integralidad para combatirla, para que la gente entienda que pagar por sexo es una de las formas históricas de violencia contra mujeres y niñas”, agrega.
A los 12 años, a Sara Jaramillo Gómez le impusieron matrícula condicional por “transgredir la moral y las buenas costumbres”, cuando la descubrieron dándose un beso con una compañera de su colegio. Tenía talento para el fútbol, pero tuvo que abandonar ese deporte como parte del castigo por su orientación sexual. En esa época, soñaba con ser futbolista. Ahora, aparte de ser hincha del Deportivo Independiente Medellín, se mantiene firme en otras canchas: las que la comprometen con la defensa de los derechos de mujeres y niñas en Colombia. Su nueva aspiración es convertirse en Senadora de la República.
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