La emigración colombiana gira hacia el sur de América ante la mano dura de Trump y los nuevos obstáculos en la UE
Más de 145.000 personas han salido del país en lo que va del año, según cifras de Migración Colombia. Los desplazamientos a Brasil, Chile y Argentina crecen tras las medidas restrictivas de Estados Unidos


El fenómeno de la migración colombiana hacia el exterior está atravesando un cambio significativo. Aunque la cifra de los que salen de Colombia mantiene una tendencia similar —hasta el 15 de mayo, 145.000 han personas emigrado este año; mientras que en todo 2024 fueron 314.000—, las dinámicas se han transformado, principalmente por las políticas antiinmigratorias de países como Estados Unidos y de las crecientes barreras que han impuesto otros como México y la Unión Europea. La situación ha empujado a muchos a mirar hacia nuevos destinos, como los vecinos del sur: Chile, Argentina o Brasil.
Los datos de Migración Colombia muestran que España fue en 2024 el destino principal para los colombianos, con 107.000 personas, y se encamina a un 2025 otra vez a la cabeza. En lo que va del año, más de 64.000 personas han emigrado al país europeo. El Gobierno español, liderado por el socialista Pedro Sánchez, es uno de los pocos en la Unión Europea que aún promulga una política relativamente abierta ante la migración, con medidas como un proyecto de ley de regularización masiva.
La postura española contrasta con la de otros países europeos como el Reino Unido —que volvió a exigir la visa a los colombianos dos años después de haber sido eliminada— o Alemania, en donde aumentaron las solicitudes de asilo de nacionales de manera exponencial, creando tensiones entre Berlín y Bogotá. Un acuerdo entre ambos países de finales de 2024 ya tuvo sus primeros efectos: en los tres primeros meses de 2025, esas peticiones cayeron un 42%. En paralelo, la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, ha propuesto que Colombia sea considerado como un “país seguro” con el fin de limitar las demandas de asilo. La colombiana fue la primera nacionalidad que solicitó refugio en la UE el año pasado, con más de 50.000 peticiones, según Eurostat.
Mientras, Estados Unidos, bajo el ala de Donald Trump, se ha convertido en un hervidero para los migrantes, cuyas medidas han provocado que muchos decidan renunciar al sueño americano. La emigración de colombianos a este país, que tocó su techo de esta década con 111.000 personas en 2021, se ha reducido de manera gradual. En lo que va del año, solo 25.000 personas han viajado a este país para no regresar, según los datos de Migración Colombia. El flujo de migrantes irregulares también cae. De acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), en febrero se detuvieron en la frontera con México a solo 365 colombianos, la cifra más baja de los últimos cuatro años, un 97% menos si se compara con el mismo mes del año anterior.
Las barreras impuestas por Trump —manifestadas en persecución, detenciones y deportaciones de migrantes— ha impactado todo el flujo de personas hacia el norte de América. México, el puente de la gran mayoría para llegar a Estados Unidos, también ha perdido fuerza como destino para los colombianos. Después de tres años superando la cifra de 100.000 emigrados, este año solo se han trasladado definitivamente poco más de 6.000 personas. Las cifras de inadmisión no han ayudado: en 2024 fueron retornadas a Colombia alrededor de 50.000 personas, muchos de ellos viajeros que denunciaron malos tratos por parte de las autoridades migratorias mexicanas.
Un movimiento significativo
La migración no se detiene, cambia de destino. Los obstáculos en el norte han empujado a muchos a buscar alternativas en el sur de América. Por eso, países como Brasil, Chile o Argentina ahora son nuevos focos de interés. La cifra de colombianos emigrados en solo cinco meses de 2025 en los tres países ya supera el total de cada uno en 2024. Simon Tomasi, manager regional del Mixed Migration Centre (MMC), una entidad adscrita al Consejo Danés de Refugiados, señala que se observa “un movimiento menos visibilizado pero significativo” hacia estos países. “Durante años vimos grandes flujos de migrantes por el Darién o un aumento en las solicitudes de asilo en Europa, ahora son muchos los que buscan una vida estable en el sur”, afirma en una conversación telefónica.
Un sondeo del MMC realizado a 500 migrantes colombianos registra que aquellos que se han trasladado a otros países de América del Sur acogen los acuerdos de libre circulación entre los países de la Comunidad Andina y el Mercosur como un gran beneficio. La cara menos amable, sin embargo, se manifiesta en la xenofobia que dicen sentir muchos. “Estamos viendo un fortalecimiento de discursos antiinmigrantes en la región, que también asocian la migración con la criminalidad. En países como Chile, por ejemplo, cada vez más personas relacionan la inseguridad ciudadana con las personas migrantes”, apunta Tomasi. Figuras de la extrema derecha como el argentino Javier Milei o el chileno José Antonio Kast reproducen discursos y proponen medidas similares a las de Trump.
Colombia no ha dejado de expulsar a sus ciudadanos en los últimos 50 años, ni siquiera tras la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, que puso fin en 2016 a una guerra de varias décadas. Las disidencias de esta guerrilla y el auge de otros grupos armados han alterado la sensación de seguridad en diversas regiones del país. La encuesta del MMC muestra que el 62% abandonó el país “a causa de violencia, inseguridad y conflicto”. A esto se suman aquellos que consideraban que no ganaban suficiente dinero en el trabajo que tenían, un 81% del total.
Los desastres naturales y los efectos del cambio climático también se han convertido en una motivación relevante para los colombianos a la hora de migrar. Eventos como la sequía producida por el fenómeno de El Niño, o las inundaciones que afectaron a departamentos como La Guajira y Chocó durante 2024, han aumentado los desplazamientos tanto internos como externos. “Documentamos que los factores ambientales impactan con más gravedad a los más vulnerables, que son los más propensos a migrar por fuera del país porque quedarse deja de ser una opción viable”, apunta Tomasi.
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