Ir al contenido
_
_
_
_

Los Choneros de Ecuador buscan extender su poder criminal en Colombia con el apoyo del Clan del Golfo

Una seguidilla de golpes expone la actividad de la banda ecuatoriana que opera en Medellín, en donde busca elevar su poder en el mundo del narcotráfico

Choneros de Ecuador en Colombia

Rolando Federico Gómez caminaba con aparente tranquilidad por las calles de Medellín, con una identidad falsa y bajo la protección de escoltas. Desde su audaz fuga de una prisión ecuatoriana en junio, había logrado eludir la justicia y se había convertido en el temido líder de Los Choneros, la banda criminal más poderosa y peligrosa de Ecuador. Alias Fede, como es conocido en el mundo criminal, fue capturado el 3 de octubre en una operación conjunta entre Colombia y Ecuador, que supuso un golpe certero a la estructura de una organización que ha marcado la historia del crimen organizado ecuatoriano y que busca expandir sus tentáculos por el continente a través de alianzas con otros grupos del mundo del narco como el Clan del Golfo.

La recaptura de alias Fede fue celebrada por el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa. “Hoy los números siguen hablando: 11 objetivos de alto valor están tras las rejas, incluido alias Fede. Ecuador no retrocede. Aquí manda la ley, no las mafias”, manifestó en X. Este es el décimo cabecilla de bandas criminales ecuatorianas detenido en Colombia en los últimos dos años, una muestra de la creciente interconexión entre las mafias de ambos países.

De acuerdo con las autoridades colombianas, el capo se encontraba en Medellín para negociar con el Clan del Golfo una alianza que le permitiera a la banda ecuatoriana expandir sus corredores de tráfico de droga. El director de la Policía, el general Carlos Fernando Triana, indicó en X que “el fugitivo se encontraba en la capital antioqueña, generando alianzas multicriminales con cabecillas locales e internacionales para establecer nuevas rutas de tráfico de estupefacientes”.

No es casualidad, entonces, que Fede haya buscado refugio en Colombia, como apunta la experta en seguridad Michelle Maffei. Con la caída de Fito y otros cabecillas de la banda, el mapa criminal en Ecuador está en pleno proceso de reconfiguración. Las grandes organizaciones como Los Lobos y Los Choneros han comenzado a cooptar a bandas más pequeñas, en un intento por diversificar sus rutas y ampliar su influencia. La vinculación de la banda con el Clan, como intermediario del cartel de Sinaloa, refuerza esta hipótesis. “Colombia ha sido pionera en encontrar nuevas formas de traficar droga”, afirma Maffei.

James Bargent, investigador del medio especializado Insight Crime, coincide en que Los Águilas, la facción de Los Choneros dedicada al narcotráfico y hasta inicios de mes encabezada por Fede, “quiere ganar más poder en el mundo del narco”. “Los contactos con el Clan muestra que los ecuatorianos están intentando subir en la cadena, haciendo sus propios contactos con los proveedores, casi todos colombianos”, señala en una conversación telefónica.

Medellín, residencia de capos

Otros sucesos en Antioquia han alimentado el temor de los ciudadanos ante una presencia significativa de capos ecuatorianos. El 29 de septiembre, apenas unos días antes del arresto de Fede, fue abatido Jortman Robinson Suárez en una finca de Rionegro, un municipio aledaño a Medellín. Suárez, alias El Ecuatoriano, trabajaba como enlace logístico entre Los Choneros y bandas que operan en el Valle de Aburrá, una región clave para el tránsito de droga en el país. Se encontraba desde en 2024 en Colombia y tenía varios antecedentes legales en Ecuador, en donde se le investigaba por tráfico de armas. Precisamente, Suárez usaba fincas en la zona “como centros de acopio de armas y para el acondicionamiento de vehículos con el fin de ocultar estupefacientes”, según la Policía, citada por el medio antioqueño El Colombiano. Todo esto en colaboración con el Clan del Golfo, el grupo armado que más presencia territorial ha adquirido en Colombia.

Las autoridades indagan en paralelo si el asesinato de un ciudadano de Albania el día 5 de octubre en El Poblado, la zona más exclusiva de Medellín, está relacionado con el crimen trasnacional. Artur Tucci, como fue identificado el europeo de 44 años, portaba documentos de Ecuador. Las investigaciones apuntan a que el fallecido tenía relación con la mafia albanesa, una red criminal cada vez más asentada en Latinoamérica para traficar droga hasta Europa y cuya presencia se ha hecho explícita en Colombia, Ecuador y Perú.

Los Choneros nacieron en los barrios empobrecidos a orillas del Pacífico, en la provincia ecuatoriana de Manabí, y, desde sus inicios, fueron conocidos como una banda de sicarios. Con el tiempo, su alcance delictivo se expandió: extorsiones, robos y narcotráfico formaron parte de su creciente portafolio criminal, que se comenzó a extender gracias al apoyo del cartel de Sinaloa. Estados Unidos designó en septiembre a la banda como organización terrorista extranjera.

A pesar de su reconocimiento en aumento entre las redes criminales del continente, para el experto Bargent, Los Choneros “están perdiendo poder”. “Sus luchas contra Los Lobos y el nuevo foco que han puesto las autoridades en su contra, les ha hecho más difícil mantener sus fortines. Por eso están buscando su lugar en el mundo que no tenga tanto que ver con el control territorial y apuestan por impulsar su faceta del narco”, asegura.

Fugas y recapturas

Uno de los mayores golpes para la estructura fue la captura de alias Fito, el cabecilla de Los Choneros y hasta junio el hombre más buscado de Ecuador. Su aprehensión puso fin a una cacería de 17 meses tras su fuga de la cárcel Regional de Guayaquil en enero de 2024. Noboa la presentó como una gran victoria, que luego acompañó de su extradición a Estados Unidos, un mes después. Si la justicia estadounidense lo declara culpable (es investigado por siete cargos, incluido narcotráfico y porte ilegal de armas) podría enfrentar una pena que va desde los 10 años de prisión hasta la cadena perpetua.

El relevo como jefe de la banda lo tomó Fede. Antes su recaptura el 3 de octubre, la última vez que las autoridades ecuatorianas supieron de él fue la mañana del 20 de junio de 2025, dentro de la Penitenciaría del Litoral, una de las cárceles más peligrosas de Ecuador. Allí, el capo orquestó su fuga con mucha precisión, pagando un millón de dólares en sobornos. Dos funcionarios del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) y 10 militares colaboraron en su escape, permitiéndole salir a plena luz del día, vestido de soldado. La operación no fue producto de un motín ni de un caos imprevisto: Fede caminó con tranquilidad, sin que nadie se interpusiera en su camino.

Los expertos consultados consideran que aunque los golpes han limitado el margen de acción de Los Choneros, no los ha herido todavía de muerte. Para la investigadora Maffei, el enfoque de mano dura de Noboa “solo profundiza el problema”. “Son los jóvenes, especialmente los niños y adolescentes tercerizados por las bandas, quienes acaban pagando los platos rotos, porque sirven de carne de cañón”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_