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Arranca un nuevo paro nacional en Colombia a favor de la consulta popular de Petro

La movilización convocada por los principales sindicatos corre el riesgo de perder impulso tras la aprobación de una reforma laboral en la Comisión Cuarta del Senado similar a la del presidente

Gustavo Petro se despide del público durante una concentración a favor de la consulta popular, en la plaza de Bolívar en Bogotá, el 1 de mayo del 2025.
Camila Osorio

“¿Quién convoca a la huelga general, a quién se le dice que la haga?”, dice un chat enviado por el ministro de Interior, Armando Benedetti, al presidente Gustavo Petro, en la noche del 14 de mayo. El mensaje fue capturado por un fotógrafo de la revista Semana, poco después de que el Senado rechazara la propuesta de Petro de hacer una consulta popular que reviviría en 12 puntos la reforma laboral que el mismo Legislativo había rechazado. Con Benedetti aún enfurecido por la derrota, Petro convocó a protestar en cabildos abiertos, un mecanismo de participación popular poco utilizado. Pero fueron las grandes centrales sindicales las que, el 19 de mayo, doblaron la apuesta del ministro: no lo llamaron huelga general, pero anunciaron un gran paro nacional de 48 horas, este miércoles y jueves, en apoyo de una segunda propuesta de consulta popular, ya radicada ante el Legislativo. Su reto: mostrar a los congresistas el tamaño del músculo trabajador que sigue del lado de Gustavo Petro.

Las palabras “paro nacional” tienen un significado particular en el imaginario colectivo de Colombia, porque evocan el fantasma de las movilizaciones masivas del 2021, cuando cientos de miles de personas protestaron contra las medidas económicas y policiales del entonces presidente, Iván Duque. Las memorias de la excesiva violencia de la fuerza pública, y de los disturbios y bloqueos de algunos manifestantes, están presentes este miércoles.

Día Internacional de los Trabajadores en Colombia

“Le solicito al pueblo de Colombia no ejercer violencia contra ninguna cosa, contra ningún vidrio, contra ninguna persona”, dijo Petro en un discurso presidencial, tras hundirse la consulta popular. En el departamento del Valle del Cauca, uno de los focos de las protestas del 2021, la gobernadora Dilian Francisca Toro, graduada recientemente por Petro como opositora a la consulta, compartió un video en redes que muestra la infraestructura destruida hace cuatro años, para apoyar su pedido de calma en este nuevo paro. “Nadie quiere repetir situaciones como las vividas″, dijo.

Sin embargo, la gran diferencia es que aquel enorme paro nacional, que paralizó buena parte del país, no fue convocado por un Gobierno sino que era claramente contra el del momento. Ese rechazo suele invitar a más gente a protestar, por lo que es un interrogante el destino del nuevo paro, convocado y apoyado por el presidente y orientado contra el Legislativo. No es claro que la impopularidad del Senado movilice a tantos ciudadanos como la de un presidente.

“El del 2021 fue un paro más fuerte, porque iba más allá de las organizaciones sindicales, estaban también estudiantes, campesinos, y muchos otros”, dice Nelson Alarcón, ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores, o CUT, que reúne a unos 1.600 sindicatos. En este paro nacional, aunque estudiantes de algunas universidades públicas se han unido a la convocatoria, los protagonistas casi exclusivos son las tres principales centrales sindicales, CUT, CGT y CTC. Alarcón, sin embargo, no parece preocupado por las cifras del miércoles. “Nosotros ya logramos una movilización apoteósica el 18 de marzo. Y luego, el primero de mayo, más de cinco millones de colombianos y colombianas salimos a las calles”, dice.

En diciembre del 2022, explica el líder sindical, las centrales entregaron a Petro las consignas para 10 reformas sociales, entre esas la laboral. Y señala que ahora las ven hundir por el Senado, tanto en forma de proyecto de ley como de consulta popular. “El Congreso ha sido paquidérmico, está negando absolutamente todo, porque es de derecha”, opina.

“Debemos rechazar esa actitud de los sectores oligárquicos del Senado que no quieren permitir ni las reformas sociales, ni la reforma popular”, dijo a Blu Radio Fabio Arias, presidente de la CUT y quien cree que alrededor de cuatro millones de colombianos pararán este miércoles y jueves. Edgar Romero, vicepresidente de Fecode, la enorme federación que reúne al magisterio y es el sindicato más numeroso de Colombia, añadió que más de tres mil maestros de colegios públicos no asistirán al trabajo para protestar.

El paro llega en un momento clave para el Gobierno. El día previo al inicio de las protestas, el ministro del Interior dijo ante los medios que el Senado no ha rechazado la consulta, y repitió su argumento de que en la votación negativa hubo fraude. Añadió que, sin una votación antes del primero de junio, el presidente la convocará por decreto. Ese decreto abriría una enorme pelea legal, porque la Constitución exige la aprobación previa del legislativo para que las consultas populares lleguen a las urnas. En la noche del martes se conoció una respuesta de la relatoría de la Corte Constitucional que señala que la jurisprudencia de ese tribunal, el encargado de esos asuntos, aclara que la votación positiva en el Senado es requisito previo para ir a las urnas. En otras palabras, que el decreto anunciado por el ministro de la política no tendría validez.

En la fatídica noche para el Gobierno en la que el Senado rechazó la consulta popular, la oposición celebró revivir la reforma laboral de Petro, hundida meses antes. Aquellos gritos celebratorios de la derecha se entendieron en las centrales obreras como “una jugadita”: una movida para aprobar algún tipo de reforma, sin todos los artículos que tenía la laboral Gobierno, o sin las 12 preguntas que iban a ir en la consulta popular. Incluso para al final no aprobarla. “Revivieron la reforma laboral para hacerla trizas”, fue como lo explicó Arias, de la CUT, a RTVC.

Al paro nacional se le atravesó, el martes en la noche, la Comisión Cuarta del Senado, que aprobó la reforma resucitada y con varios de los artículos que exigían las centrales obreras: que todas las empresas, sin excepciones, paguen 100% del salario en domingos y festivos, y también paguen horas extras a partir de las siete de la noche. Es una forma de revivir la propuesta inicial del presidente Petro, una forma de reconocer reclamos de los trabajadores y también de quitarle oxígeno al paro. Si en las próximas semanas la plenaria del Senado aprueba en cuatro y último debate esta reforma, sin eliminar el enfoque actual, tanto la huelga general como la consulta popular seguramente pasarán a la historia.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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