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Charles Dupont, el empresario detrás de Frisby España: “No imaginaba que la marca colombiana era un asunto de orgullo nacional”

El portavoz y representante de la compañía que compite contra Frisby Colombia por la marca en Europa sostiene que eligió el nombre de la empresa por una estrategia de marketing

Charles Dupont, portavoz y representante de Frisby España, en una imagen cedida.
Diego Stacey

“El villano favorito. Públicamente odiado, estratégicamente correcto”. Así se define a sí mismo Charles Dupont (Bélgica, 32 años) en las redes sociales. Es el portavoz y representante de Frisby España, la empresa de comida rápida que protagonizó una gran polémica internacional en mayo cuando salió al mercado español usando el mismo nombre de Frisby, la cadena colombiana más popular de pollo frito. El pleito judicial por el uso del nombre en la Unión Europea sigue abierto, alentado por acusaciones cruzadas y un gran movimiento online en apoyo a la marca latinoamericana.

Dupont, banquero de profesión, no había tenido experiencia en el negocio de comidas rápidas. Se interesó en la industria cuando vivió en Madrid y se hizo amigo de colombianos que añoraban la receta del pollo Frisby. “Vi que era una gran oportunidad”, afirma en una videollamada desde una ciudad europea que prefiere no revelar. Primero, sostiene, intentó crear una alianza con la empresa colombiana. Al fracasar este plan, siguió adelante con su propia marca. ¿El problema? Tenía el mismo nombre que la compañía en la que se inspiró. Ahí comenzó su fama de villano.

Pregunta. De todos los nombres que podía usar para nombrar la marca, ¿por qué Frisby?

Respuesta. El nombre que hemos elegido para este negocio es estratégico y sabíamos que era una oportunidad de marketing. Sabíamos también que es un tipo de cocina que los sudamericanos en Europa esperan desde hace mucho tiempo y que ninguna otra empresa iba a representar esta gastronomía a la escala que queremos nosotros.

P. Es decir, era consciente que elegir este nombre iba a generar polémica.

R. La realidad es que no pensé que iba a ser tan grande y eso lo digo de manera supertransparente. Sabía que la cadena colombiana iba a aclarar que no se trataba de ellos y por eso teníamos un comunicado listo para decir que no los estábamos suplantando ni actuando de manera ilegal. Nosotros tenemos una imagen y un nombre que estaban disponibles porque ellos no querían competir en el mercado [europeo].

P. ¿Le sorprendió la reacción que hubo en redes sociales?

R. No pensé que la respuesta iba a ser de tal magnitud. No imaginaba que la marca Frisby Colombia era algo tan sentimental y que era incluso un asunto de orgullo nacional.

P. Usted ha dicho que al principio quería abrir una franquicia de Frisby Colombia en España. ¿Por qué fracasó esa idea?

R. Busqué por LinkedIn a ejecutivos de la empresa y conecté con el director de marca. Le envié un mensaje de que teníamos un plan de desarrollo para la marca aquí en Europa, con inversionistas interesados y que estaban listos para pagar. Él me puso en contacto con una persona cercana de la presidenta, a quien le envié varios correos, pero nunca obtuve respuesta. No le iba a rogar a Frisby Colombia para hacer negocios. Vi que el logotipo y el nombre no estaban en uso y decidí seguir adelante.

Una sucursal de Frisby en Bogotá, el 14 de mayo.

P. Es, precisamente, el uso de la marca Frisby el núcleo del pleito judicial. Los colombianos deben demostrar que sí la han utilizado en el mercado europeo...

R. Me parece que están intentando salvar el barco de una manera o de otra. La solución no es intentar demostrar un uso que no existe. Es un abuso del sistema marcario internacional que una empresa registre marcas en varios países del mundo, aunque solo le interese el mercado de un solo lugar. Ya están demasiado tarde para empezar a trabajar en España.

P. ¿Cuáles son sus perspectivas sobre Frisby España?

R. La idea es comenzar con dos puntos de venta físicos en Madrid y Barcelona y 10 cocinas ocultas. Estamos en una primera ronda de financiación, con la que queremos obtener 1 millón de euros (alrededor de 4.700 millones de pesos). La idea es poder abrir y operar este mismo año.

P. Es una meta ambiciosa.

R. Sí, pero es porque aparte de los puntos físicos, ya tenemos todo listo. La ronda acaba en agosto y podemos tener el dinero en septiembre, luego construir las flagship stores en octubre y noviembre, y abrir en diciembre. En cuanto a los empleos, proyectamos contratar a unas 90 personas y contamos también con tener unas 1.100 personas al día en nuestros restaurantes.

P. Usted le apunta a la comunidad latina como su consumidora principal. ¿No teme que por toda la controversia haya un boicot?

R. Es una posibilidad y sabemos que algunas personas no van a venir a nuestros restaurantes. Es obvio que no vamos a tener una relación con el 100% de los colombianos que viven en España y eso se debe a la publicidad negativa que nos ha hecho Frisby Colombia al insinuar que estamos haciendo un acto ilegal. El otro punto de vista es que para una empresa que no ha vendido un filete de pollo ya tenemos una visibilidad excepcional y eso nos va a ayudar a tener clientes desde el día uno.

P. ¿Aplica la máxima del marketing: “toda publicidad es buena publicidad”?

R. Nosotros hemos actuado muy bien en cuanto a transformar una tentativa de mala publicidad en visibilidad, pero no puedo decir que no ha habido un impacto negativo. Hay un riesgo de boicot e internacionalmente nuestra empresa se puede ver impactada por el intento de unas personas de asociarnos con otra marca. Entonces sí hay un prejuicio claro y, una vez demostremos que todo lo que hacemos es legal, vamos a pedir una indemnización proporcional al daño reputacional.

P. Dijo que ya tenían todo listo, excepto los puntos de venta. ¿Ese todo incluye la receta?

R. El sabor es lo más importante. El nombre nos puede ayudar con los primeros clientes, pero si uno vende algo que no está en línea con la expectativa del mercado, los clientes no van a regresar y eso sería un fracaso. Ya estoy hablando con proveedores para asegurarnos de ofrecer una gastronomía en línea con lo que están esperando los consumidores, algo de muy alta calidad.

P. ¿El sabor estará inspirado en la receta del pollo de Frisby Colombia? ¿Lo ha probado?

R. No, no vamos a copiar la receta del pollo de Frisby Colombia. Nuestra meta no es reproducir el producto de otra empresa, sino ofrecer un tipo de gastronomía que muchos esperaban en el mercado. Y no, no lo he probado porque no he estado en Colombia. Es un país que me gustaría muchísimo visitar, pero no voy a tener la capacidad de hacerlo en los próximos días, meses o años por temas obvios de seguridad.

P. ¿Le preocupa su seguridad?

R. Sí, muchísimo. He recibido hasta amenazas de muerte por todo lo que ha pasado. He hecho ya más de 70 denuncias en el país en el que vivo contra estas personas y espero que haya justicia. Hasta la embajada de Bélgica [país en el que nació] me ha dicho que es muy mala idea viajar a Colombia.

P. ¿Existe algún margen de negociación con Frisby Colombia?

R. Las condiciones son complejas, pero hay conversaciones. Recibimos hace poco una carta de la empresa colombiana y tenemos que ver si hay terreno para un acuerdo, según la ley española. En todo caso, la negociación tiene un carácter confidencial.

P. Durante toda la entrevista ha hablado desde una primera persona plural, pero fue usted quien tuvo la idea y es quien ha dado la cara tras la polémica. ¿Hay alguien detrás?

R. Mi familia es la dueña de la empresa. No soy el director, solamente el portavoz autorizado y el representante ante los medios. Eso es lo que está en los libros y es lo único que tengo por decir.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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