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Las empresas más ricas de Colombia aún se benefician del crudo, el gas y la energía

Ecopetrol y el gestor de inversiones Grupo Sura lideran un ranking dominado por las compañías de hidrocarburos y de servicios con sede en Bogotá y Medellín

La refinería de Ecopetrol Barrancabermeja en Barrancabermeja, Colombia
Camilo Sánchez

Sería discutible afirmar que el tejido empresarial colombiano ha tenido avances limitados desde los años noventa. Y, sin embargo, esa es la intuición que le sobreviene a más de un experto tras analizar el escalafón con las empresas que arrojaron mayores ingresos en 2024. El listado, publicado hace unos días por la Superintendencia de Industria y Comercio, muestra que de las mil compañías encuestadas, las primeras 50 acaparan el 53% total de las utilidades. Hay quien sostiene, incluso, que los beneficios sobre el tablero están tan concentrados en sectores, que por momentos parece que se configura una situación de oligopolio.

Seis de las primeras diez compañías del ranking pertenecen al sector energético. Además, sobresalen tres conglomerados antioqueños. Las Empresas Públicas de Medellín (EPM) en el área de servicios; el Grupo Sura en operaciones financieras; y el Grupo Argos, enfocado en infraestructura. Completa el podio la bogotana Bavaria, cervecería con líneas industriales de alimentos y bebidas. Este paisaje abre varias inquietudes sobre el desempeño del modelo empresarial colombiano durante la administración de Gustavo Petro. ¿Cómo ha influido en la dinámica de los sectores clave?

A pesar de la insistencia del mandatario de izquierdas en la necesidad de apurar la transición a una economía descarbonizada, ninguna compañía de energía limpia se ha trepado a las primeras 50 del escalafón. A algo más de un año del final de su mandato, tampoco ha florecido una tecnológica en el marco de su política de reindustrialización. “Hay una baja presencia de empresas innovadoras y productivas”, sentencia el profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Edwin López.

A esto se suman los frecuentes desencuentros del presidente Petro con varios gremios y buena parte del empresariado. No obstante, el rezago empresarial en asuntos de innovación e investigación viene de hace décadas. “El ranking evidencia que los sectores estratégicos para una transformación productiva de largo plazo –como la tecnología avanzada o bioeconomía– tienen una participación muy muy marginal”, añade el decano de la misma facultad, Juan Santiago Correa.

Es decir, las grandes palancas del empresariado colombiano siguen concentradas en un puñado de materias como el crudo, las flores o el café. Y, a grandes rasgos, no ha habido un impulso importante en nuevas industrias que añadan un valor agregado y le permitan competir en las cadenas de valor globales: “Esto representa un atraso comercial evidente en las exportaciones de Colombia: solo comerciamos commodities en bruto. Sin procesamiento industrial. Suiza, por ejemplo, no cosecha cacao, pero tiene las mejores marcas de chocolate del mundo. Colombia tiene el mejor café, pero aún está en proceso de crear los mejores sellos”, asegura Diego Palencia, profesor de finanzas en la escuela de negocios CESA.

“En el mediano y largo plazo, las empresas petroleras, que son intensivas en capital, que generan pocos empleos y mucha dependencia de los recursos naturales, quizás, ya no van a ser tan demandadas”, opina López. Lo dice a propósito del primer lugar de Ecopetrol, la mayor empresa del país: “Hay poca diversificación. Hay riesgo de oligopolios. El desarrollo empresarial en Colombia sigue atado a los mercados tradicionales y a esa inequidad regional histórica”. Palencia refuerza la misma tesis: “Definitivamente, seguimos muy lejos de tener una eficiencia, una productividad y competitividad para tratar de disputar mejor en el mercado internacional. El informe de la SIC, además, muestra un proceso de consolidación bastante negativo y que patrimonialmente no ha permitido un salto exponencial en temas económicos”.

Basta recordar que el liderazgo de Ecopetrol ha estado acompañado por una reducción en su utilidad neta: de 19,1 billones de pesos en 2023 ha pasado a 14,9 en 2024. El informe de la SIC, además, evidencia que el millar de empresas encuestadas obtuvieron en promedio más ingresos, pero menos beneficios. Esto indica que, a pesar de que aumentaron sus ventas o servicios, los costos y gastos de producción crecieron aún más, lesionando sus resultados netos. “El sector de hidrocarburos, que lidera el ranking, ha tenido un deterioro importante en sus utilidades en el último año. Esto pondría en entredicho la capacidad de apalancar esas empresas del sector o una transición energética”, precisa Juan Santiago Correa.

¿Qué retos añadidos se avecinan? Diego Palencia destaca el envejecimiento de la población. “La curva demográfica ha caído. Están naciendo menos personas. Dentro de poco vamos a tener mayor número de colombianos viejos que de jóvenes. La mano de obra de economías en crecimiento como la nuestra requiere de fuerza joven y actualizada para crear nuevos modelos de negocio en ciencia y tecnología. Los colegios y las universidades tendrán que reducirse a la evolución poblacional”. El otro lío es la baja productividad laboral: el 90% de los negocios está formado por 10 o menos empleados y en muchos casos navegan en la informalidad.

Lo cierto es que los ingresos totales del millar de empresas entrevistadas, para dimensionar su peso, equivalen al 69% del PIB colombiano. “También se puede ver en los resultados una distribución geográfica concentrada en Bogotá y Cundinamarca (62%), con ingresos de más de 730 billones de pesos en 2024, seguidos por Antioquia y la región Caribe. Aquí se evidencian grandes brechas regionales, zonas rezagadas con alto potencial de crecimiento como el eje cafetero, el Pacífico, o los llanos orientales. Estas áreas coinciden, además, con el mapa de problemas sociales y de violencia del país”, remata Correa.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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