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El Paso resiste contra el nuevo mayor centro de detención de inmigrantes de Estados Unidos

Activistas y políticos progresistas se manifiestan para denunciar condiciones extremas y restricciones legales en la cárcel migratoria ubicada en una base militar de la ciudad fronteriza texana

Protesta en Fort Bliss en contra de la construcción del centro de detención del ICE, en El Paso, Texas, el 17 de agosto de 2025.

La ciudad fronteriza por excelencia en Texas, El Paso, ha comenzado su resistencia contra la puesta en marcha del centro de detención migratorio Camp East Montana, construido en la base militar de Fort Bliss, a menos de 15 minutos del centro urbano. El complejo, cuyos primeros internos llegaron a mediados de agosto, se proyecta como el más grande de su tipo en la historia de Estados Unidos, con capacidad para 5.000 personas. Para ello, el Departamento de Defensa aprobó una inversión de unos 1.200 millones de dólares para su ampliación en los próximos dos años.

En los alrededores de la base militar en el desierto texano, cientos de manifestantes han protestado durante días contra las extremas condiciones del sitio, una vasta instalación de tiendas de campaña al aire libre. Las acusaciones, sobre todo, se centran en el calor que sufren los detenidos en una región desértica de un Estado que enfrenta una ola de calor desde principios de agosto, con registros casi permanentes superiores a los 40˚C (104° F). Además, también se han denunciado deficiencias en el suministro de agua y comida, así como una insuficiente atención médica.

El centro, conocido informalmente como Lone Star Lockup, comenzó a funcionar con capacidad inicial para 1.000 personas. Según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), eventualmente contará con servicios médicos, áreas recreativas y bibliotecas. Sin embargo, los activistas locales denuncian que en la actualidad se trata de un lugar con condiciones precarias donde los derechos de los detenidos son vulnerados sistemáticamente.

Protesta fuera de la base donde se está construyendo el nuevo centro de detención del ICE, en El Paso, Texas.

Melissa López, directora de Estrella del Paso, una organización que brinda asistencia legal a migrantes, en una conferencia de prensa este jueves resaltó la contradicción entre lo que el ICE aseguró a la congresista demócrata Jasmine Crockett, quien visitó el lugar un poco antes, y la realidad que atiende cada día su organización. Por ejemplo, Crockett fue informada de que las visitas legales en persona ya eran posibles sin supervisión, mientras que los abogados de Estrella del Paso solo han recibido autorización para contactos por teléfono. “Ayer se nos dijo una cosa, hoy a la congresista le dijeron otra. Esa contradicción es peligrosa y seguiremos exigiendo que se garantice el acceso a representación legal”, señaló López.

En el encuentro, Jovanny Sebastián Hernández, organizador de la asociación de apoyo a personas indocumentadas llamada New Mexico Dream Team, puso el foco en el descomunal el gasto empleado en la construcción del sitio. “La apertura de este campo de concentración viola nuestros valores compartidos. Ese dinero podría usarse en salud, educación y vivienda, no en detención masiva”, argumentó. Asimismo, narró testimonios de detenidos que sufren pérdida de peso, falta de atención médica y poco acceso a ropas y zapatos.

Mientras, la abogada Becca Sheff, de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), afirmó que la apertura de este centro de detención “no tiene que ver con seguridad, sino con infundir miedo y acelerar deportaciones sin debido proceso”. Sheff relató el caso de un inmigrante venezolano que fue encontrado inconsciente luego de no recibir atención médica a tiempo y a quien además se le negó la visita de sus representantes legales. “Cada cama no es un número, es una persona que vino buscando dignidad y seguridad. La historia nos ha enseñado lo que pasa cuando dejamos que el miedo dicte la política. No podemos repetir esos horrores”, dijo la abogada.

Una instalación militar con un largo historial de albergar a civiles

Durante la Segunda Guerra Mundial, Fort Bliss albergó personas consideradas “extranjeros enemigos”, fundamentalmente de origen alemán e italiano. Si bien no fue uno de los principales centros de internamiento para personas de origen japonés, sí formó parte del sistema militar que gestionó prisioneros de guerra y detenciones selectivas. Décadas más tarde, en la primera presidencia de Trump, ya fue utilizado para albergar a menores migrantes no acompañados. Y, tras la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021, recibió a miles de refugiados de esa nación asiática como parte de la operación Allies Welcome.

Ahora, la utilización de instalaciones militares para internar a migrantes de forma masiva genera miedo entre activistas y políticos progresistas. Organizaciones de derechos humanos como la ACLU y Human Rights Watch han alertado de que la Administración Trump está utilizando lugares diseñados para la guerra y la defensa nacional con el fin de detener a civiles. Es un problema, aseguran, porque esto complica la supervisión y limita la transparencia.

Justo esos dos mecanismos de control fueron exigidos por la comisionada del condado de El Paso, Jackie Butler, en una resolución presentada este mes. En el documento, Butler advirtió que el contrato multimillonario para la construcción y manejo de la instalación fue otorgado sin consulta pública a una firma sin experiencia en detención civil (llamada Acquisition Logistics LLC). También hizo énfasis en cómo el centro afectará la infraestructura y los servicios públicos de la zona.

Entrada de East Montana, para albergar hasta 5000 migrantes, el 17 de agosto de 2025.

La congresista demócrata por El Paso, Verónica Escobar, también visitó Camp East Montana esta semana y criticó el gasto de recursos empleados para su construcción. “¿Cuánto bien haría ese dinero si se destinara a guarderías, salud o educación preescolar?”, dijo. Mientras tanto, políticos republicanos como el senador texano John Cornyn han apoyado la iniciativa. Cornyn recorrió las instalaciones recientemente y las calificó como una mejora frente a condiciones anteriores. Además, aseguró que el nuevo centro aliviará el hacinamiento que existe en otras prisiones migratorias y que permitirá procesar casos con mayor eficiencia.

El Gobierno de Trump ha anunciado en reiteradas ocasiones que está buscando ampliar su capacidad de detención de migrantes en la fila de deportación, que ya supera los récords históricos con unos 60.000 detenidos, lo cual también está muy por encima de las 40.000 camas totales con las que cuenta el ICE. En los últimos meses, se ha dado la reapertura de algunas de las instalaciones más grandes que había en desuso y también la construcción de nuevas cárceles para migrantes; entre las cuales la más llamativa ha sido la conocida como Alligator Alcatraz, construida en apenas días en la mitad del inclemente ecosistema de pantanos y manglares de los Everglades, al occidente de Miami. Si quienes se oponen a él no logran detener su expansión, el Camp East Montana de Fort Bliss eclipsará todos los demás.

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