Las esperanzas de Trump de un acuerdo rápido sobre Ucrania se desvanecen ante la parsimonia de Moscú
La filtración de que el enviado de la Casa Blanca, Steve Witkoff, daba consejos a los rusos sobre cómo influir en Washington complica las perspectivas de la negociación

Las expectativas, si las hubo, se desinflan. Las negociaciones sobre un plan de paz para Ucrania se alargan y parecen volver a donde estaban, tras la euforia desatada en la ronda de Ginebra entre Estados Unidos y Ucrania. Mientras Rusia da largas, Donald Trump cierra puertas —al menos de momento— al ucranio Volodímir Zelenski y Europa, temerosa de un mal acuerdo para su aliado, reclama relevancia. Los nuevos intentos de cerrar un pacto chocan con la realidad testaruda de siempre: las líneas rojas de Kiev y Moscú sobre territorios, seguridad y entrada de Ucrania en la OTAN son absolutamente opuestas.
Un nuevo factor ha venido, además, a agitar el statu quo: la revelación de la charla en la que el enviado estadounidense, Steve Witkoff, asesoraba a la parte rusa sobre cómo vender mejor a Trump sus posiciones sobre la guerra, con consejos que saboteaban muy conscientemente los esfuerzos de Zelenski.
El plan de paz original parece haberse empezado a gestar en la charla entre Witkoff y Yuri Ushakov, asesor del presidente Vladímir Putin para política exterior, del 14 de octubre, filtrada a Bloomberg. Inicialmente, el plan, que salió a la luz pública la semana pasada, estaba completamente escorado hacia las posiciones rusas. Hasta tal punto que varios medios, e incluso legisladores republicanos, han apuntado que la autoría inicial procede de Moscú. En concreto, de otro de los asesores rusos, Kiril Dmítriev, hombre de confianza de Putin, que se reunió con el representante estadounidense en Miami a finales de octubre. La filtración a Bloomberg también incluye una conversación entre Dmítriev y Ushakov en la que abordan qué exigencias incluir en las negociaciones de paz.
En la conversación, no desmentida por ninguna de las partes implicadas, Witkoff apunta que, para conseguir la paz, Ucrania tendrá que renunciar a todo la provincia de Donetsk, donde aún controla parte del territorio pese a los intentos rusos por ocuparla al completo.
Los próximos pasos en las negociaciones parecen aplazarse a la semana próxima, cuando, según Trump, Witkoff viajará a Moscú para reunirse con Putin, probablemente junto a su compañero de negociaciones delicadas, Jared Kushner, el yernísimo presidencial. Al mismo tiempo, el secretario del Ejército, Dan Driscoll —nuevo protagonista en el proceso de conversaciones— se verá con representantes ucranios. Estados Unidos paraliza sus actividades para lo que queda de semana para conmemorar el Día de Acción de Gracias, su festivo más solemne. El presidente lo pasará en su residencia privada de Mar-a-Lago, en Florida.
Pero ni siquiera la visita de Witkoff es segura, según el Kremlin. Ushakov —interlocutor del enviado de la Casa Blanca en la charla filtrada— ha mencionado que solo existe “un acuerdo preliminar” sobre el encuentro, mientras que el portavoz Dimitri Peskov ha enfatizado que no se ha concretado nada aún sobre esta hipotética visita. Se trata del mismo tono que el Kremlin empleó cuando rebajó las expectativas sobre el fallido encuentro de Trump y Putin en Budapest.
Moscú apela a la prudencia ante el nuevo intento del Gobierno de Trump por poner fin ya a la guerra. Putin ha guardado silencio durante su presencia en la cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alternativa rusa a la OTAN, en Bishkek, capital de Kirguistán. Por su parte, preguntado si vislumbra la paz pronto, Peskov, ha dejado entrever que las negociaciones no avanzan tan rápido como desea la Casa Blanca. “De momento, esperen. Es demasiado pronto para hablar de ello”, ha manifestado el jefe de comunicación del dirigente ruso.
El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, ha sido más claro al confirmar el escaso interés de Moscú en buscar una salida negociada al conflicto. “No se puede hablar de hacer concesiones ni de ceder en nuestros enfoques acerca de aspectos clave de los desafíos a los que nos enfrentamos, incluida la operación militar especial [la invasión de Ucrania, según la terminología del Kremlin]”, ha declarado el diplomático antes de zanjar cualquier especulación: “La parte rusa no está dispuesta a debatir en público sobre las diversas propuestas para un acuerdo de paz en Ucrania”.
Moscú se toma su tiempo. Dos delegaciones de Rusia y Ucrania coincidieron este martes en Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, para dialogar sobre aspectos técnicos de la guerra, como el intercambio de prisioneros. Pese a las últimas novedades, no cambiaron su agenda.
“El plan de paz no se discutió en Abu Dabi”, ha declarado este miércoles Yuri Ushakov, asesor de política exterior de Putin. Según el diplomático, el Kremlin ha recibido el último borrador consensuado por Washington con Kiev. Para el Gobierno ruso, algunos puntos “pueden considerarse positivos”, pero “muchos otros requieren un debate especial entre expertos”.
No a la reunión con Zelenski
En paralelo a la parsimonia rusa, Trump también ha aceptado un ritmo más lento en la negociación. Ha descartado de plano, al menos de momento, la reunión con Zelenski que Kiev estaba ansiosa por cerrar, hasta tal punto que había llegado a proponer un viaje en pleno día de Acción de Gracias para que las negociaciones no perdieran fuelle. Es un revés importante para los ucranios, que buscaban cerrar los puntos pendientes del acuerdo de paz directamente con el estadounidense. El republicano había fijado este jueves como plazo para que Ucrania diera su sí al plan de paz presentado por EE UU. Ahora ha dejado claro que el ultimátum ha desaparecido: “No tengo un plazo. ¿Saben cuándo se cumplirá el que tengo? Cuando esto se acabe", declaró el martes desde el Air Force One.
En esos comentarios, Trump ha dado algunas pinceladas sobre lo que se plantea en el proceso de paz. Según el presidente, Rusia parece tener la ventaja en este punto de la guerra, y a Ucrania le convendría llegar a un acuerdo lo antes posible para evitar más muertes entre los suyos. Parte del territorio que reclama Moscú sin haber siquiera logrado ocuparlo, en la provincia oriental de Donetsk, “probablemente Rusia se lo quedará” en el próximo par de meses, opina el republicano. También ha indicado que se negocia con los aliados europeos qué posibles garantías de seguridad puedan recibir los ucranios.
Moscú se aferra como punto de partida a las concesiones que hacía el plan original de 28 puntos de la Casa Blanca. Una fuente en el Kremlin del diario independiente ruso The Insider asegura que la propuesta inicial de Estados Unidos era en su mayor parte una reelaboración de otro documento que redactó Dmítriev cuando Trump llegó a la Casa Blanca. Según The Insider, el borrador moscovita proponía a la Casa Blanca “cambiar China por Estados Unidos” ante la creciente influencia de Pekín en la economía rusa. Esta última propuesta no figura, al menos públicamente, en el plan norteamericano.
Según los medios estadounidenses, algunas exigencias rusas habrían quedado fuera de la propuesta final que han consensuado Washington y Kiev, entre ellos la limitación de las Fuerzas Armadas ucranias, una amnistía general y la entrega a Rusia de las regiones completas de Lugansk y Donetsk, incluido el territorio que no ha podido conquistar en casi cuatro años de guerra.
Un terremoto político
El portavoz de Putin ha desviado a otros la responsabilidad de que este sea otro intento de paz frustrado tras la filtración de las conversaciones entre Witkoff y Ushakov en las que el enviado especial norteamericano explicó al ruso los puntos débiles de Trump para ponerle de su parte.
“Hay mucha gente en varios países, incluido Estados Unidos, que intentan hacer descarrilar el avance hacia la paz”, ha declarado Peskov.
Las conversaciones publicadas por Bloomberg han abierto rencillas internas no solo en Estados Unidos, sino también en Rusia. Dmítriev, una persona totalmente ajena al Ministerio de Exteriores ruso, fue impuesto por Putin dentro de las delegaciones que han negociado estos meses con Estados Unidos y Ucrania.
El director del Fondo Ruso de Inversión Directa es de la “familia”: su esposa es amiga de la hija del presidente, que en los dos últimos años ha colocado también otros “familiares” en varios ministerios más, incluido el de Defensa, para controlar de cerca a sus altos cargos.
Dmítriev ha negado a través de la red social X la existencia de las conversaciones filtradas por Bloomberg. Sin embargo, Ushakov le ha dejado en evidencia este miércoles al confirmar estas llamadas.
“¡Es muy inusual!“, ha declarado el diplomático al diario ruso Kommersant. ”Los contactos se suelen realizar a través de comunicaciones seguras y las filtraciones son prácticamente inexistentes a menos que una de las partes las haga. Pero hay algunas conversaciones de WhatsApp que alguien podría haber espiado”, ha explicado Ushakov, que ha agregado que le resulta difícil concebir “que esta filtración tenga origen en alguno de los participantes de la conversación”.
El asesor de Putin ha insinuado a Kommersant que Witkoff podría tener las horas contadas. “¿Recuerdan el incidente de Michael Flynn? Podría ser lo mismo”, ha dicho Ushakov al recordar que en el primer mandato de Trump, con la investigación de sus vínculos con el Kremlin de fondo, el exjefe de Seguridad Nacional fue forzado a dimitir tras filtrarse que contó secretos por teléfono al embajador de Rusia en Estados Unidos, Serguéi Kislyak.
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