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“Auxilio, mis hijos están en la escuela”: la presión migratoria de Trump apunta a las madres de familia

Las autoridades intensifican la separación familiar con una ola de arrestos fuera de las cortes, dejando a niños solos y a comunidades rotas

Una mujer suplica a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas que no la detengan porque tiene un hijo de 15 años en casa, al salir de su comparecencia programada ante el Tribunal Federal de Inmigración, en Nueva York, el 4 de junio de 2025.
José Luis Ávila

La persecución de la Administración Trump contra los migrantes ha tenido como protagonistas a las mujeres estas últimas semanas. Después de las imágenes de hombres esposados de manos y pies, siendo deportados a Guantánamo o El Salvador, las detenciones de madres frente a sus hijos han acaparado la atención de la opinión pública. Varios videos se han hecho virales por el uso excesivo de la fuerza y el impacto de la separación familiar en vivo y directo.

“Auxilio, mis hijos están en la escuela”, gritó desgarradamente una madre venezolana mientras agentes de ICE se la llevaban detenida tras salir de una cita en una corte de inmigración en San Antonio (Texas). En el mismo lugar, otra madre migrante fue arrestada junto a su hijo de siete años. La hondureña sufrió un ataque de pánico y el niño la consoló haciéndole saber que seguía en su compañía. A su lado, también fue capturada una inmigrante mexicana que salía del tribunal. Se la llevaron frente a sus dos hijas y su esposo.

“Están buscando sembrar terror porque quieren convencer a los migrantes de autodeportarse. Un proceso regular de deportación cuesta entre 16.000 y 17.000 dólares por cada expulsado. Si logran convencerlos, les saldrá mucho más barato”, afirma a EL PAÍS Adam Isacson, director del programa de Supervisión de Defensa de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), y quien presume que estos videos tendrán un impacto en el corto plazo en los niveles de aprobación de Donald Trump. “La población del país más radical contra la inmigración no supera el 35%, así que todo este espectáculo se les puede venir en contra en el corto plazo, y creo que es algo que no están considerando”, agrega. Sin embargo, un estudio del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press-NORC revela que el 46% de los adultos en Estados Unidos aprueban la gestión de Trump en materia de inmigración, con diez puntos por encima del índice de conformidad sobre su gestión económica.

El Gobierno sigue enfocado en aumentar, cueste lo que cueste, el número de detenciones diarias. Es en medio de este horizonte que miles de madres migrantes están siendo arrestadas y separadas de sus hijos. Los abogados del Departamento de Seguridad Nacional están introduciendo recursos en las cortes para que los jueces desestimen sus casos, sin que se cumpla el debido proceso. “Las mujeres siempre han estado en una situación de riesgo mucho mayor. Desde que hacen el largo viaje migratorio, caminando por todo el continente para llegar a Estados Unidos, figuran como la población más vulnerable. También se podría decir que el impacto sobre los niños es mayor cuando detienen a su mamá”, explica Mary Kapron, investigadora de Amnistía Internacional para Canadá y Estados Unidos.

La meta: 3.000 detenciones diarias

El pasado 5 de junio, un alto funcionario ICE declaró a Fox News que la agencia alcanzó el récord de 2.368 detenciones, y celebraron los 1.500 arrestos en un Estado azul, como lo es Massachusetts. Sin embargo, la meta impuesta por el arquitecto de la política migratoria en la Casa Blanca, Steven Miller, es de 3.000 detenciones por día. La única manera que tienen para hacerlo es buscando a migrantes que ya tienen en el sistema: beneficiarios de los extintos programas parole humanitario, CBP One, y solicitantes de asilo pendientes, cuyos procesos están siendo desestimados de un día para otro. Personas migrantes con TPS, aún vigente, también están siendo detenidos para intentar cumplir con la cuota.

“Con esta Administración, han cambiado las reglas. Los abogados del Gobierno están presionando a los jueces para el cierre de los casos, y esperan a los migrantes hasta dentro del tribunal para detenerlos y someterlos a un procedimiento de remoción expedita (expedited removal). Las detenidas no solo son extranjeras sin antecedentes criminales, muchas son cabezas de familia”, denuncia Isacson.

Otro de los obstáculos que están enfrentando las madres migrantes, al igual que muchos otros extranjeros, es la falta de asistencia legal. Se presentan solas a las citas de los tribunales de inmigración, sin conocer sus derechos y las leyes que las protegen. “La mayoría de los inmigrantes detenidos no tienen abogados, no saben por qué están detenidos. Todo esto los hace más vulnerables”, cuenta Kapron. El panorama es aún más adverso luego de que la Administración de Trump cortara la financiación a organizaciones que prestaban ayuda legal a los migrantes.

El trauma de la separación familiar

Las deportaciones están rompiendo el tejido social de comunidades enteras y produciendo un daño incalculable. “La separación familiar, como el maltrato en los centros migratorios, la demostración de redadas en las que hay abusos, la aparición de agentes migratorios sin uniformes, enmascarados y portando armas de guerra... Es parte de una puesta de escena que tiene como objetivo mostrar o generar un ambiente de miedo que contribuya a la idea de que es mejor autodeportarse que ser expulsado por el Gobierno”, declara Carolina Jiménez, experta en derechos humanos y directora de WOLA.

El impacto de las recientes detenciones para las familias es enorme. Cientos de niños estadounidenses han sido testigos de las detenciones de sus padres, o visto como estos desaparecen de sus vidas de un día para otro. “Es una verdadera tortura, un trauma de vida, perder su hogar, su lugar seguro y el mundo que conocieron. La experiencia pueden ser más traumática porque muchas veces no tienen la posibilidad de despedirse. Los dejan en la escuela, y en el camino o la carretera, las madres son detenidas y sacadas del país en cuestión de días. La próxima vez que vuelven hablar es a través de una videollamada. No me puedo imaginar algo más cruel”, expresa Kapron.

Miles de niños están quedando al resguardo de su padre, un familiar cercano o un tercero, pero con un futuro incierto. El Departamento de Seguridad Nacional carece de un plan para atenderlos. “No hay ni un dólar para apoyarlos. Más allá de la excepción de que vivan con un familiar o persona de confianza de sus padres, no hay más nada. Es por ello que la estrategia de separación de familias es tan efectiva para ellos... Es una ola de abusos a nivel histórico en Estados Unidos. Después del movimiento por los derechos civiles hace 60 años, aspiramos a convertirnos en una democracia multirracial, y ahora estamos retrocediendo todo lo logrado. No es solo un repudio hacia los inmigrantes latinoamericanos, desestiman todo lo que no pertenezca al grupo dominante. Con la llegada de los refugiados surafricanos blancos, el mensaje fue bastante claro”, concluye Isacson.

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Sobre la firma

José Luis Ávila
Es periodista y miembro del equipo fundador de EL PAÍS US. Su trabajo se publicó antes en medios como Telemundo, Vogue, Gatopardo, El Nacional y Exceso. Se tituló en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, es especialista en SEO y tiene un Máster en Branded Content de la Madrid Content School.
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