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Jenny Walton: “No me gusta que me digan cada temporada lo que hay que llevar”

La prescriptora de estilo e ilustradora visita Barcelona para descubrir La Roca Village. Hablamos con ella sobre sus compras en ese oasis fashionista, de si es posible tener estilo propio e incluso acerca de cómo hizo del controvertido clutch de Jonathan Anderson con forma de paloma su bolso del día a día.

Jenny Waltonen The Apartment con top de Bimba & Lola y falda de Saint Laurent.
Marita Alonso

Hay quien dice que pese a tener más ropa y referentes estéticos a nuestra disposición que nunca, es precisamente ahora cuando es más complicado que nunca tener estilo propio. Jenny Walton, ilustradora y prescriptora de estilo, lo ha logrado. La americana ostenta una estética verdaderamente única en la que en el caso de que estén presentes las tendencias, es mera casualidad. “Creo que la clave para tener estilo propio es alejarse de las redes: estamos demasiado conectados”, dice a través de una videollamada desde su casa, situada en Milán.

Tan amiga de los aviones como del vintage (aunque en realidad, lo segundo le apasiona muchísimo más), visitó recientemente la Ciudad Condal para disfrutar de una sesión de compras en La Roca Village. Hablamos con ella de sus secretos para saber cuándo de verdad merece la pena sumar una prenda al armario, del complicado arte de compaginar la intelectualidad más sesuda y la moda más liviana e incluso de cómo sacar partido al controvertido y viral clutch con forma de paloma de Jonathan Anderson que popularizó Sarah Jessica Parker. Y cómo no, de la gala MET. “Siento nostalgia: soy de las que piensa que el pasado siempre fue mejor. Recuerdo cuando era pequeña y tenía que comprar las revistas de moda para poder ver las fotos. Me quedaba ensimismada al ver la imagen de Jessica Stam enfundada en un increíble vestido de Galliano… Creo que ahora hay demasiada cobertura y demasiado poco misterio”, dice.

Jenny Walton en las calles de La Roca Village con vestido de Zadig & Voltaire

La Roca Village es un oasis para los amantes de la moda, un lugar en el que poder disfrutar de piezas únicas a precios irresistibles. ¿Qué es lo que más le sorprendió de su visita?

Lo primero que me encantó es lo cerca que está del centro de Barcelona, algo que es especialmente maravilloso para los que viajan mucho. Me recogieron en el aeropuerto y me propusieron ir primero al hotel, pero decidí pasar antes por La Roca Village para asegurarme de tener tiempo para conocerlo bien. Amo ir de compras cuando viajo. Así, cada vez que veo una prenda en mi armario, pienso: ‘Esto me lo compré en mi viaje a Barcelona’, ‘Este vestido es de cuando fui a Italia por primera vez’... De esta forma, la ropa me trae recuerdos. Así, comprar se convierte en una experiencia mucho más especial que simplemente estar en casa hasta altas horas de la noche, abriendo pestañas. Comprar online es muy práctico, pero nada romántico. En cambio, de La Roca Village tengo el recuerdo de comprar bajo el sol, cerca de Barcelona y acompañada por el canto de los pájaros.

Así es posible hacer de cada prenda un souvenir. ¿Qué “souvenirs” se llevó de su visita a La Roca Village?

Una blusa y un bolso. Cuando entré en la tienda de Prada, descubrí que tienen cosas de Miu Miu, y esa fue una sorpresa maravillosa. Ahí encontré un bolsito de madera con cuentas que es increíble. Tanto la blusa como el bolso estaban a muy buen precio, pero no me gusta comprar por impulso. Si puedo consultarlo con la almohada, intento hacerlo. Como sabía que iba a estar allí unos días de rodaje, esperé. El último día, llegamos como una hora antes, corrí a Prada y compré la camisa y el bolsito. De hecho, creo que lo tengo por aquí… [desaparece unos segundos y reaparece con su compra]. Es increíble, como un bolsito vintage.

¿Tuvo la oportunidad de descubrir The Apartment, donde un equipo de estilistas personales muestra al cliente piezas inspiradas específicamente en su estilo?

Es un espacio precioso. Podríamos decir que soy mi propia estilista. Mucha gente me pregunta cómo combinar una prenda o me cuenta que no sabe qué llevar a una boda y me pide consejo. Por eso creo que para mucha gente, el hecho de tener todas estas tiendas fantásticas, así como a un equipo maravilloso de estilistas y poder disfrutar de ese hermoso espacio privado, colorido y lujoso, donde te preparan bebidas y te traen comida, es una experiencia increíble. Te quita un poco el miedo a comprar, porque tienes a alguien que te ayuda. Jamás había visto un lugar así antes. Me quedé impresionada y me gustó ver que había gente entrando y saliendo todo el rato, disfrutando del tiempo que pasaba ahí, tomando un café y mirando las cosas con calma. Es una forma realmente tranquila y hermosa de comprar.

Hablando del “miedo a comprar”, mucha gente tiene miedo a comprar ropa vintage… ¿Cuál es el secreto?

Si compras ropa vintage online, siempre digo que lo principal es tener una cinta métrica y conocer tus medidas. Suelen indicar las medidas de las prendas pero en el caso de que no sea así, lo mejor es pedírselas al vendedor. Es importante fijarse en los materiales. Creo que hay prendas geniales de los años 60 y 70, pero entonces usaban telas poco transpirables. Ahora mismo llevo este suéter vintage de acrílico de los años 50 que tiene un azul brillante increíble, pero pica tanto que lo tengo que llevar siempre con una camiseta por debajo. Hay online un montón de información sobre cómo cuidar y lavar las prendas, aspectos en los que no soy especialmente buena. He hecho algún experimento que otro y he terminado arruinando la alfombra [ríe]. Ahora voy a la tintorería. En Milán tratan la ropa como si fuera gente.

De pequeña, su madre le llevaba a usted y a sus hermanas de compras a los mercadillos, donde descubrió el valor de coleccionar piezas especiales. ¿Cree que ahora, con el auge del online y del fast fashion, se ha perdido la capacidad de valorar las prendas?

Yo compro principalmente ropa vintage o de segunda mano porque me gustan las cosas únicas y quiero encontrar mi propio estilo. La mejor manera de combatir el bombardeo de tendencias es desconectar, ir a museos, a tiendas vintage, a tiendas de discos o a cualquier lugar que te inspire y empezar a observar las cosas de forma abstracta. Hay maneras abstractas y divertidas de interpretar la moda y encontrar tu propia inspiración. Creo que estamos consumiendo demasiado y demasiado rápido. Cuando no sigues tus instintos, los pierdes. Me encanta la moda, pero no que me digan cada temporada lo que hay que llevar. Al ver algo en la pasarela, me pregunto, “¿Qué tiene que ver conmigo esa silueta? ¿Acaso tiene esa modelo mi talla?” Y las respuestas suelen ser noes. Entonces… ¿por qué debería seguir esas tendencias? Intento seguir mi instinto y comprar ropa vintage y de segunda mano para sentirme menos culpable por consumir. Mi hermana mayor y su marido apenas compran ropa, son muy prácticos. Yo nunca seré así, pero intento ser consciente y comprar con cabeza, sin ser impulsiva.

Y sin embargo, tiene el clutch con forma de paloma de JW Anderson…

Lo uso todo el tiempo. Tanto, que el ala está casi rota, por lo que he tenido que dejar de usarlo. Ahora lo tengo como una obra de arte. Lo conseguí justo cuando me mudé a Italia, en una época muy loca de mi vida. Me sentía muy vulnerable, no conocía a casi nadie y Peggy, que es como he bautizado al bolso, era mi salvavidas. Dondequiera que lo llevaba, la gente me preguntaba si era una paloma. Con este clutch haces amigos en todas partes. Solo necesitas tener confianza para llevarlo. También ayuda que sea de Jonathan Anderson, claro... Fue un experimento muy divertido y me enseñó que arriesgarse con la moda puede romper el hielo y abrirte para conocer a gente diferente.

Recomienda inspirarse en el mundo del arte. En la exposición ‘Soft/Cover’ del Fabric Workshop and Museum, hasta el 17 de agosto, podemos disfrutar de dos de sus obras. Una de ellas es un vestido rosa sobre el que ha escrito: “I can´t believe I forgot to have children” (No me puedo creer que me haya olvidado de tener hijos). Sin duda, un mensaje que pese a inspirarse en Liechtenstein, tiene un mensaje político detrás… ¿No?

Fue muy divertido hacerlo. El vestido es un diseño de ama de casa que una amiga encontró en una tienda precisamente cuando este museo textil de Filadelfia me pidió que creara una pieza. Una mujer se enfadó mucho conmigo por llevar esa camiseta a la que aludes, inspirada en Lichtenstein, que es el autor de esa frase, de Screen Stars. A la mayoría le pareció graciosa, pero a algunos, cuando la publiqué, les molestó muchísimo la idea de que una mujer pudiera elegir tener hijos o no. Obviamente, es una camiseta irónica. Él recurría a muchas mujeres que desde la estética del cómic le servían para mostrar los clichés de nuestra cultura, la feminidad y la masculinidad. Por eso pensé que sería interesante tomar este vestido rosa chicle de una ama de casa desconocida y pintar encima esta idea. Es interesante que eso todavía pueda molestar a la gente. Hay quienes en eventos de moda me preguntan si a mis 35 años no tengo hijos, si quiero tenerlos y si he congelado mis óvulos. Es interesante que parezca que incluso con todo el asunto de congelar los óvulos, todas tuviéramos que mantener viva la opción de la maternidad.

De usted se ha dicho que es una suerte de ‘Emily in Milan.’ ¿Ha cambiado la ciudad su forma de vestir?

Creo que uno de los motivos por los que quise mudarme a Milán es lo mucho que me inspiran sus mujeres. Es innegable que ellas, sobre todo las mayores, son muy elegantes y dedican mucho tiempo a su aspecto. Aunque quizá tenga sus raíces en una mentalidad que no es precisamente genial, creo que se enorgullecen de sí mismas y de su aspecto, y hay algo hermoso en eso, hay algo de respeto hacia una misma y hacia los demás.

Para terminar, cuando estuvo el año pasado dos semanas sin redes sociales… ¿Alguna enseñanza de ese apagón voluntario?

Cada vez que lo hago, me siento mejor. Intento hacerlo con bastante frecuencia, sobre todo cuando trabajo en proyectos grandes que me entusiasman, como una pintura. Aprendí a pintar al óleo justo cuando me mudé aquí, hará un par de años. Fue algo que rompió mi adicción a las redes sociales, porque pintar al óleo es muy difícil. Tienes que sentarte y trabajar miles de horas para llegar a ser buena. Es una actividad muy meditativa. Como fue una época emocionalmente muy intensa en mi vida, me ayudó a estar presente. Navegar por la red sin sentido no te aporta nada bueno. Ni estás creando ni estás presente. Ahora, cuando me siento algo caótica, intento escribir.

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Sobre la firma

Marita Alonso
Redactora especializada en cultura pop y estilo de vida. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid. 
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