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“Un recorte puede salvar un presupuesto pero destruir nuestro futuro”: los jóvenes lamentan su escasa visibilidad en la cumbre de Sevilla

Invertir en infancia y juventud es, además de moralmente necesario, económicamente muy rentable, sostienen los movimientos sociales, que lamentan que la reunión de la ONU no haya puesto a los niños y niñas en el centro de sus decisiones

Niños en un campo de refugiados en Kabul
Beatriz Lecumberri

“¿Dónde están los jóvenes?“, se pregunta Walberto Tardío, boliviano de 23 años, a la salida de una de las decenas de eventos que se han celebrado esta semana en la Conferencia de la ONU de financiación para el desarrollo. “Las decisiones que se toman en esta reunión, que se celebra cada 10 años, tendrán impacto especialmente en nosotros, y en los niños y niñas, pero me ha sorprendido a ver tan pocos y tampoco hemos estado presentes en los debates y negociaciones”, agrega.

ONG han lamentado que en la redacción del documento y las reuniones de la cumbre no se haya dado la visibilidad necesaria a la infancia, “subrepresentada en Sevilla, pero sobrerrepresentada en el impacto de las crisis actuales”: conflictos, desplazamientos, enfermedades, crisis climáticas o recortes, en palabras de Macarena Céspedes, de la ONG Educo.

Tardío, que trabaja en una organización que defiende los derechos sexuales y reproductivos y lucha contra la violencia de género en la ciudad de Sucre, considera que el proceso que ha conducido al “Compromiso de Sevilla”, documento final de la cumbre, no ha sido inclusivo y que los jóvenes deberían haber estado en la mesa de negociaciones. Sara Matamoros, española de 22 años, e Yvonne Bejjani, libanesa de 20, también presentes en Sevilla, tienen la misma sensación. “El hecho de no tener años de experiencia no hace que no podamos opinar en algunos asuntos que nos van a afectar sobre todo a nosotros. Un recorte puede salvar un presupuesto, pero destruir nuestro futuro”, dice Matamoros.

La joven española se refiere a la brutal interrupción de la cooperación estadounidense, seguida de cortes en países europeos como Alemania o el Reino Unido. En este contexto, la visibilidad de la infancia parece más urgente que nunca, pero Julia López, responsable de incidencia de la ONG Plan Internacional, lamenta que en Sevilla se haya tenido en mente a la infancia únicamente en temas relativos a la educación, cuando todos los tratados en la cumbre les afectan directamente.

“Los niños no son receptores de ayuda, sino agentes de transformación, por eso hay que traerlos a estos foros y escucharlos. Porque muchas veces tienen claro qué necesitan. Y también porque son los más vulnerables a todos los males de los que hablamos aquí“, estimó Inger Ashing, presidenta de la ONG Save The Children.

Los niños no son receptores de ayuda, sino agentes de transformación, por eso hay que traerlos a estos foros y escucharlos
Inger Ashing, presidenta de la ONG Save The Children

La ONU calcula que uno de cada tres niños y niñas en el mundo no tiene acceso a servicios esenciales como salud y educación. Según Unicef, la infancia representa un tercio de la población mundial, pero solo se destina a su protección social entre el 0,1 y el 1,5% del PIB. “Con los recortes en curso, 38 millones de pequeños corren el riesgo de no recibir vacunas, y más millones pueden dejar la escuela o terminar desnutridos por la falta de fondos”, cita Javier Ruiz, director general de World Vision España.

“No estamos haciendo previsiones, está pasando ya. Hay niños y niñas muriendo hoy por estas decisiones que revierten avances importantísimos, como las tasas de vacunación”, estimó José María Vera, director ejecutivo de Unicef España.

No es caridad

En Sevilla se ha hablado de la obligación de aumentar el volumen de ayuda al desarrollo, que según la OCDE va a decaer entre 9 y 17% en 2025 debido a los recortes en curso. Pero del total de esta ayuda, solo el 13% se dedica a proyectos que benefician directa o indirectamente a la infancia, recuerda Ruiz. Pero si se tienen en cuenta solo programas destinados directamente a niños y niñas, ese porcentaje se reduce al 7%.

“Idealmente, nos gustaría que el 100% de la ayuda al desarrollo tuviera una mirada, un enfoque hacia la infancia, porque todo lo que hemos hablado en Sevilla tiene un impacto en los niños y niñas. Pero pretendemos que al menos el 25% tenga ese foco. Hablamos de proyectos educativos, sanitarios, de todo el sistema de protección social. No creo que sea algo descabellado”, explica Vera.

Idealmente, nos gustaría que el 100% de la ayuda al desarrollo tuviera una mirada, un enfoque hacia la infancia, porque todo lo que hemos hablado en Sevilla tiene un impacto en los niños y niñas

Invertir en infancia y juventud está muy alejado de la caridad, ya que es una de las operaciones más rentables. Las organizaciones dedicadas a la infancia estiman que por cada dólar de ayuda en desarrollo que se dedica a infancia, hay 10 de retorno económico y social por el gasto que se evita al no tener que reparar el daño que causa la desatención.

Por ejemplo, gastar en prevenir la desnutrición infantil es mucho más barato para un gobierno que cuidar a niños desnutridos o poner los medios para evitar la violencia contra los menores es más barato que luchar contra el matrimonio infantil, la explotación o los daños psicológicos que pueden venir derivados de ese maltrato.

“Pero en el Compromiso de Sevilla no se dice claramente que hay que invertir de manera prioritaria en la infancia como agente de cambio y que invertir en los niños y niñas tiene un retorno social y económico muy grande”, insiste Ruiz.

Amina J. Mohammed vicesecretaria General de la ONU y presidenta del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, estima que en Sevilla sí se han abierto espacios para una financiación innovadora, como los impuestos sobre viajes de avión en primera clase y que “cuando se dirige esa financiación a salud o educación, los primeros beneficiarios son los niños”. “Aun así, faltó especificar más en los resultados que deben lograrse: nutrición infantil, salud, mortalidad infantil, enfermedades”, admite.

Un contexto de “pesadilla”

Para Vera, de Unicef, la declaración que surge de esta conferencia de la ONU de Sevilla es positiva y “despierta esperanza” dado el contexto “de pesadilla”, marcado por “la reducción de fondos y la enorme presión sobre el multilateralismo”.

“¿Hay suficiente concreción y ambición? Aún no. Tenemos simplemente donde apoyarnos y tenemos que ver de qué manera se va a traducir todo esto", dijo.

Por ejemplo, en lo referente a las soluciones a la crisis de la deuda, uno de los temas más mencionados y espinosos de esta cumbre de Sevilla. “Mientras se discute la sostenibilidad de la deuda en términos macroeconómicos, lo que está en juego es el acceso real de millones de menores a una escuela, a un centro de salud, a un plato de comida. La infancia no puede seguir siendo el precio que se paga en cada crisis económica”, pidieron varias ONG en un comunicado conjunto.

En los encuentros mantenidos por ONG y movimientos sociales en Sevilla también ha habido espacio para compartir los avances concretos de la inversión en infancia. Por ejemplo, Educo compartió con otras ONG un sistema de prevención de la violencia infantil que se ha aplicado ya en España y quiere llevarse ahora a Bolivia y Bangladés.

Gracias a un programa informático llamado Kanjo, 50.000 niños de primaria expresaban cómo se sentían al entrar a clase y al salir, pulsando en varios emoticonos disponibles que mostraban emociones, explicó Guiomar Todó, directora general adjunta de Educo. “Nos ha permitido estudiar 35 millones de emociones e identificar 9.000 situaciones de riesgo, algunas han terminado en servicios sociales. Unicef valoró la tasa de acierto y la situó en 81%”, se felicitó.

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Sobre la firma

Beatriz Lecumberri
Periodista especializada en información internacional. Ha sido corresponsal en Jerusalén, Caracas, Río de Janeiro y París y ha trabajado en la agencia France-Presse (AFP). Es autora del libro 'La revolución sentimental', sobre Venezuela, y codirectora del documental 'Condenadas en Gaza'. Actualmente, trabaja en la sección Planeta Futuro de EL PAÍS.
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