Franco, la memoria y el silencio
En algunas revisiones de la dictadura supuestamente impulsadas por un afán de memoria sorprenden los olvidos


Cuando murió Franco, como señala el título del libro que acaba de publicar Miguel Ángel Aguilar, no había costumbre, aunque quizá eso se corrija con el tiempo: podemos anunciar cada día que sigue gravemente muerto, como en Saturday Night Live. Tras el fallecimiento del dictador, se produjo una transición a un sistema democrático que ha posibilitado la convivencia, la prosperidad y la integración en Europa. Es lógico que nuevas generaciones regresen a ese momento histórico. En algunas de esas revisiones supuestamente impulsadas por un afán de memoria sorprenden los olvidos.
El franquismo fue extraordinariamente represivo, sobre todo en sus primeros tiempos, cuando, en palabras de Santos Juliá, era “un fascismo bajo palio con uniforme militar”. Una de las causas que explican su ferocidad, ha escrito David Jiménez Torres, es que fuera un régimen salido de una guerra civil. En El cuatro de atrás, Carmen Martín Gaite hablaba de un rasgo sociológico del régimen: el papel asignado a las mujeres, con una asfixiante alegría obligatoria: “Orgullosas de su legado, cumpliríamos nuestra misión de españolas, aprenderíamos a hacer la señal de la cruz sobre la frente de nuestros hijos, a ventilar un cuarto, a aprovechar los recortes de cartulina y de carne, a quitar manchas, tejer bufandas y lavar visillos, a sonreír al esposo cuando llega disgustado, a decirle que tanto monta monta tanto Isabel como Fernando, que la economía doméstica ayuda a salvar la economía nacional y que el ajo es buenísimo para los bronquios”. La opresión política duró hasta el final; la discriminación de las mujeres y el conservadurismo moral eran más acusados que en otros países, pero no fueron patrimonio exclusivo del régimen: en Italia el adulterio fue un delito hasta 1968 y el divorcio se legalizó en el 1970. Se acaban de cumplir 50 años de la Sex Discrimination Act, que establecía el derecho de las mujeres a abrir una cuenta bancaria en el Reino Unido. También llama la atención que se hable de pacto de silencio. Contrasta con la experiencia de muchos: en mi prueba de acceso a la universidad, en 1999, en el examen de historia había una pregunta sobre Franco y otra sobre la Guerra Civil. En democracia no han parado de publicarse libros (de historia, de ficción) sobre la guerra. Hubo una época en que casi todos los autores españoles importantes escribieron su novela de la contienda, y se volvió un cliché decir que el cine español solo hacía películas sobre la Guerra Civil. Ahora podemos leer que son asuntos poco tratados o temas tabú. A veces no hay silencio, sino gente que no escucha.
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