Ir al contenido
_
_
_
_
editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El desafío de Netanyahu

El Gobierno israelí recrudece la operación en Gaza y amplía su ocupación de Cisjordania despreciando la indignación internacional

Ciudadanos palestinos corren a refugiarse del bombardeo lanzado por Israel en Deir al Balah, en Gaza este jueves.
El País

Después de 22 meses de ofensiva militar, tras matar a 62.000 palestinos, un tercio de ellos niños, sin haber conseguido uno solo de los objetivos que prometió a los israelíes, perseguido por la justicia internacional y la de su país, en medio de un clamor mundial por el horror de la hambruna provocada entre la población palestina, Benjamín Netanyahu ha decidido recrudecer aún más la operación militar de Israel en Gaza con el comienzo de la ocupación de las últimas zonas en las que aún no ha entrado el ejército.

Las fuerzas israelíes tomaron posiciones a las afueras de Ciudad de Gaza, parte del 15% aproximadamente del territorio donde se hacina una población exhausta y hambrienta tras un castigo inaudito en el siglo XXI en el que Israel ha cometido crímenes de guerra flagrantes. El posicionamiento anunciaba un inminente avance sobre lo que básicamente ya no es una ciudad, sino un campo de refugiados de un millón de personas sobreviviendo entre las ruinas y esperando la muerte, de una forma u otra. La operación de control total de la Franja fue aprobada la pasada semana y recibió la condena unánime de todos los aliados occidentales de Israel y de la ONU. La respuesta de Netanyahu es un desafío a los gobiernos europeos que sería imposible si estos no hubieran mostrado ya que no están dispuestos a ejercer verdadera presión sobre Israel, para vergüenza de los ciudadanos a los que representan.

Ese desafío es ahora doble. Los gobiernos occidentales han comenzado a anunciar el reconocimiento del Estado de Palestina como respuesta a la matanza, en lo que apenas es un gesto noble de indignación diplomática pero que tiene nula eficacia para frenar las acciones de Israel. Bien al contrario, lejos de sentir presión alguna, lo que ha hecho el Gobierno de Netanyahu, igual que sobre el terreno en Gaza, es redoblar la apuesta. El miércoles, el ministro de Finanzas ultra Bezalel Smotrich anunció pletórico la aprobación del plan de asentamientos conocido como E1. Se trata de un antiguo macroproyecto de 3.400 viviendas en territorio de Cisjordania exclusivas para judíos israelíes que de facto divide en dos el territorio y hace prácticamente imposible que algún día pueda formar parte de un Estado. Smotrich fue elocuente en su anuncio: la idea del Estado palestino quedará “enterrada” con este proyecto, “porque no hay nada que reconocer ni nadie a quien reconocer”. Esa es la respuesta de Israel al anuncio de reconocimiento de Palestina que han hecho Francia, Reino Unido, Canadá o Australia creyendo que cruzaban un rubicón diplomático.

La escalada desafiante de Netanyahu y su Gobierno ultra esta semana ignora no solo la tímida idea de presión internacional de Occidente. También ignora el anuncio de Hamás de que acepta el plan de alto el fuego propuesto por Egipto. Hamás comunicó su acuerdo el lunes para cesar las hostilidades durante 60 días a cambio de la liberación de la mitad de los rehenes. Israel no ha respondido aún. Y también desprecia los ruegos de los familiares de los rehenes que quedan en manos de Hamás en Gaza (unos 20 vivos), las advertencias de su propio jefe del ejército y de expertos contra una operación que no tiene ningún sentido militar, y la creciente división interna en la sociedad israelí ante la ruina política y moral de su país: Netanyahu ha conseguido que Israel sea asociado con la palabra genocidio por primera vez como perpetrador, no como víctima. Cualquier oposición a los planes de Netanyahu, interna y externa, tiene que asumir de una vez que se ha situado fuera de todas las convenciones políticas y diplomáticas que se dan por hechas. No va a parar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_