El verano del genocidio
El actor judío Mandy Patinkin ha conseguido conmover al público con un discurso contra la masacre en Gaza, que envilece a quienes la perpetran y quienes la apoyan


A los artistas se les quiere por eso que nos dan, tan inaprensible, que se integra en nuestra vida como parte de lo que somos porque somos lo que nos conmueve o nos sacude, aunque la palabra conmover tenga enconados enemigos. Farsantes. Mandy Patinkin, artista para todo siempre que sea lo mejor, ha conseguido conmover a varias generaciones. A mis oídos llegó, cómo no, aquel célebre “soy Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate para morir”, porque La princesa prometida forma parte de la infancia de nuestros hijos, aunque el actor prefiera aquella otra del mítico personaje: “He dedicado tanto tiempo a la tarea de la venganza que ahora que todo ha terminado no sé qué hacer el resto de mi vida”. Puede parecer una reflexión demasiado honda para una película de aventuras, pero si lo dice Patinkin refiriéndose al victimismo revanchista sus palabras cobran peso. También fui de quienes lo disfrutaron en Homeland como jefazo de la CIA, aunque la prueba de fuego del artista se dirimió mucho antes en Broadway, en las tablas sobre las que el superdotado Patinkin hizo historia como protagonista de Sunday in the park with George, de Stephen Sondheim. Es un intérprete prodigioso. Con una voz sobrenatural de contralto este judío de Chicago ha conseguido lo imposible: emocionarnos tanto como Judy Garland con una delicadísima versión de Over the rainbow que paseó por diversos late shows en los que además de narrar las consabidas anécdotas exhibió su arte de intérprete superdotado. Recuerdo a Patinkin entrevistado por Colbert, el cómico cuyo programa ha sido cancelado por las maniobras de un Trump que anda luchando enconadamente contra la inteligencia. Pero es gracias a ellos, a la valentía de los Patinkin, de los Colbert, que los estadounidenses decentes pueden soportar tal grado de ignominia, de burricie, y recordar a su vez que la maestría en el humor, en la música, puede servir como arma de resistencia, ya que suelen al chulo donde más le duele, señalando su condición de individuo ridículo. El poder puede destruir al adversario, pero el cómico que recibe las bofetadas siempre se levanta para reír el último. Es la esencia de su oficio.
Patinkin, el Iñigo Montoya de toda una generación, ha conseguido llegar al público amplio que le admira por una u otra razón con un discurso airado contra este genocidio de Gaza que no solo envilece a quienes lo perpetran sino a los que desde fuera lo apoyan, a los que pudiendo hacer se inhiben por cobardía, que es otra manera de colaborar, incluso diría que a los que cada día vemos espantados las imágenes de los niños que mueren como pajarillos enfermos de hambre también, inevitablemente, nos ensucia este horror porque cabe preguntarse si de verdad nos estamos dando cuenta de que esta es la causa de nuestro tiempo, la que manchará nuestra memoria al no tener la excusa de no haber sabido. ¿Pueden excusarse en la ignorancia los ciudadanos israelíes en estos momentos? Esto no es posible en la era de la hiperconexión. Quien no sabe es porque ha decidido columpiarse en el fanatismo. Es ese envilecimiento voluntario contra el que Patinkin alza la voz. En su condición de judío decide gritar a los cuatro vientos que estos crímenes no se están cometiendo en su nombre. “Pido a los judíos de cualquier parte del mundo”, dice el cómico con rabia, severidad y emoción, “que pasen un tiempo en soledad y se pregunten, ¿es esto aceptable? ¿Cómo puede ser que repitamos algo que se nos hizo a nosotros, a nuestros ancestros, que sin más demos la espalda a aquella infamia y hagamos lo mismo a otras personas? Es algo que difícilmente soportará en un futuro el pueblo judío”. Patinkin maldice a los que matan, a los que callan, a los que colaboran y en cierta medida incluye a la humanidad que escudada en la impotencia contempla un genocidio en directo desde el gozo de un veraneo marcado ya a fuego en el calendario de cada uno de nosotros.
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