El espacio está muy vacío y encima faltan autobuses
Recordatorio: nuestra galaxia va a chocar con otra, pero no pasa nada


Estamos en un rincón muy solitario del universo, que ya de por sí es un lugar bastante solitario: la Vía Láctea y, por tanto, la Tierra está en un Vacío Local, igual que un buen puñado de otras galaxias, según compartía una cuenta en X hace unos días. Esto causó algo de pánico y consternación, porque hubo tuiteros preocupados por la posibilidad de que los viajes a otros rincones del universo sean aún más difíciles de lo que parece.
Pero que no cunda el pánico, o al menos no del todo. Como ironizaba la astrofísica @frogs4girls, esta información —que ni siquiera es nueva— solo significa que estamos en un rincón un poco más vacío en un universo donde las distancias son enormes. Además, teniendo en cuenta lo que nos está costando movernos por nuestro sistema solar, no creo que sea necesario preocuparnos por lo que haremos cuando podemos salir de la Vía Láctea, al menos en los próximos siglos.
hi! astrophysicist here. this is true and you should get really scared and start screaming and crying and throwing up https://t.co/el1DZbLNlG
— anna !!! :) 🇵🇸🌸✨🌸🇵🇸 (@frogs4girls) July 11, 2025
Pero es verdad, está todo lejísimos. Para hacernos una idea, otro usuario bromeaba diciendo que mejor así, porque así no chocaríamos con otras galaxias. Quería soltar algo muy exagerado, pero, como le contestaban, la Vía Láctea está en camino de colisión con la galaxia Andrómeda, y probablemente ambas galaxias acabarán fusionadas. Ocurrirá dentro de unos 4.000 millones de años, por si alguien quiere anotarlo en la agenda. Pero, como explicaba EL PAÍS, las distancias son tan grandes en el interior de las galaxias que las estrellas no chocarán entre sí, así que no hará falta ni agacharse un poco.
Otro dato que parece casi absurdo: en Bluesky, otra cuenta de astronomía contaba que en el agujero negro más grande que se ha encontrado caben 30.000 millones de soles. Y el Sol es muy grande: en el espacio que ocupa, podríamos meter 1,3 millones de planetas como la Tierra. Está en el cúmulo de galaxias Abell 1201, a cientos de millones de años luz.
The largest black hole ever discovered can fit 30 billion suns. We found it with gravity and bent light Image credit: ESA/Hubble, Digitized Sky Survey, Nick Risinger, N. Bartmann
— Astronomy 🔭 (@astronomy.bsky.social) 14 de julio de 2025, 12:23
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Cuando veo estos números ridículos, me acuerdo de Jerry Seinfeld. En concreto, de una entrevista que le hizo el director de cine Judd Apatow y que está incluida en Sick in the head (Mal de la cabeza), un libro de conversaciones con humoristas. En esta charla, Seinfeld contaba que en la sala de guion de su serie tenía colgadas imágenes tomadas por el Hubble: “Me calmaban cuando empezaba a pensar que lo que hacía era importante”. Apatow le contestaba que ese tipo de imágenes le hacían sentir insignificante, cosa que le deprimía, a lo que Seinfeld contestaba: “No me parece que ser insignificante sea deprimente. Me parece estimulante”.
Apatow está cerca de lo que pensaba Miguel de Unamuno, que en Del sentimiento trágico de la vida escribía que “si la conciencia no es, como ha dicho algún pensador inhumano, nada más que un relámpago entre dos eternidades de tinieblas, entonces no hay nada más execrable que la existencia”. La vida es corta, somos uno de los 117.000 millones de seres humanos que ha vivido en el planeta, en el universo está todo lejísimos y encima el transporte público funciona regular, sobre todo en verano.
Pero Seinfeld va en una línea similar a la que expresaba Carl Sagan en su libro Un punto azul pálido, en el que reflexionaba sobre la famosa imagen de 1990 que capturó la Voyager 1 a seis millones de kilómetros de distancia del Sol, en la que la Tierra aparecía como un puntito. Sagan decía que ese punto es “nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida”. Todos vivimos ahí, “en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol”. Y concluía: “Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido”.
Es decir no somos nada, o casi nada, pero eso es todo lo que somos y todo lo que tenemos. Y, muy probablemente, todo lo que tendremos.
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