Ir al contenido
_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La semifascista ‘kiss cam’ de Coldplay

Impresiona la naturalidad con la que aceptamos que los dos amantes del verano hayan sido expuestos a todo el planeta por la cámara de un concierto

Coldplay ‘kiss cam’
Manuel Jabois

Es impresionante la naturalidad con la que aceptamos que los dos amantes atontados del verano (van a engañar a sus parejas a un concierto multitudinario, a abrazarse allí como un matrimonio en vísperas, a esconderse enloquecidos cuando les enfocan) hayan sido expuestos por la semifascista kiss cam de Coldplay. Un ojo gigante recorriendo las gradas de un estadio para detenerse en quienes le apetezca y no solo eso: empujarlos a besarse con la presión de una muchedumbre que abucheará o aplaudirá el amor, en caso de haberlo (¿qué sabe la cámara?, ¿qué sabe el público?, ¿cómo distinguen en las zonas VIP a las parejas de novios de los padres que van acompañados por sus hijas?). Decimos no a las cámaras en la calle sacrificando seguridad por privacidad, pero aplaudimos que te expongan delante de miles de personas (o millones, si trasciende) en un lugar y con una compañía de los que no sabemos si quieres que se sepa algo. Sí, uno miente en el trabajo alegando enfermedad, o inventa una excusa para no visitar a sus padres, o mueve una reunión o un turno con una justificación menos festiva que el ocio, y sabe que existe alguna posibilidad, mínima, de encontrarse a un conocido o de salir al fondo en las stories de alguien: con todo eso se juega, somos los ciudadanos mezclándonos. Pero la horripilante kiss cam es el Estado controlando (¡o encamando!, que me quiten por Dios el teclado) a sus ciudadanos con la excusa de la diversión, la más conservadora del mundo: es la fuerza de las pulseras de colores de Coldplay y su buen rollo disfrazado de imposición, es Chris Martin de risitas blanqueadoras de vete a saber qué conflictos creados por la cámara el día después, es la frontera del consentimiento (¿se consiente igual en la intimidad que frente a 80.000 personas reclamando un beso?), es la exigencia de una determinada reacción de felicidad para no romper la coreografía emocional colectiva, dejándote sin elección. Cualquier noche la kiss cam enfoca a una pareja de terroristas que se esté haciendo un lío con la mochila en su primer atentado, y el público venga con que se besen, que se besen. Viva la vida, eso sí.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_