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Red de Redes
Columna
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Acoso sexual en la escuela 

La denuncia de una alumna de Chiapas destapa una trama de abusos y encubrimiento tan extendida como normalizada: “El mejor amigo de un acosador suele ser otro acosador”

El momento de la denuncia de la estudiante.
Francesco Manetto

Rara vez las redes sociales actúan como una verdadera red y cada vez es más infrecuente que cumplan una función de utilidad social. Esta historia es una excepción que habla de México, un país donde una de cada dos mujeres afirma haber sufrido acoso o agresión sexual, pero interpela y cuestiona al mundo entero. Lo sucedido durante la ceremonia de graduación en una escuela preparatoria, que equivale al bachillerato, de Chiapas expuso un patrón de abusos y omertà, el silencio cómplice de los mafiosos, tan universal como normalizado. Una alumna se dirige a sus compañeros y compañeras en el acto de clausura del año escolar en el centro Felipe Carrillo Puerto de Pijijiapan, una población costera del Estado sureño, cerca de la frontera con Guatemala. “Es agotador y realmente triste que les tengan tanto miedo a las palabras y a la verdad”. Su premisa introdujo una denuncia que la semana pasada inundó Instagram y X y desembocó en la detención de un profesor y la dimisión del director.

El discurso de la estudiante, grabado en vídeo y difundido por cientos de cuentas, merece ser escuchado y leído en su integridad. Los que siguen son extractos. “En esta escuela desde hace muchos años ha habido maestros prepotentes, groseros, malcarados, que se quejan de los alumnos diciendo que somos mediocres, los discriminan por los lugares de donde vienen, [dicen] que no nos interesa estudiar, dicen que no ponemos empeño ni entusiasmo a las cosas, que no somos para nada el tipo de jóvenes que éramos antes. Pero, como maestros, ellos tampoco son los mismos. No tienen vocación. Encima de esto, en la plantilla docente que labora en esta escuela una gran parte de los maestros son hombres y más allá de ser hombres son acosadores”, afirma.

La voz de la alumna se quiebra en apenas un par de ocasiones. “Puede que no todos sean acosadores, pero son amigos y defienden a sus cuates a capa y espada, y el mejor amigo de un acosador suele ser otro acosador. El problema no es exactamente con cada uno de ustedes, por favor, no se sientan atacados. Es con la libertad que sienten que tienen para hacer comentarios fuera de lugar, para dirigir miradas coquetas, para echarnos la culpa a nuestra espalda, para hacer invitaciones inapropiadas. Incluso para creer que pueden sostener relaciones románticas o sexuales con niñas menores de edad y alumnas”, continúa.

“Lamento profundamente no haberlo hablado antes, lamento que no se me diera la oportunidad, lamento haber esperado a que me tocara a mí […]. No voy a detallar ninguna de las cosas que sucedieron porque no hace falta. Basta con que pregunten”, asegura la estudiante antes de describir la pesadilla de los señalamientos . “Nadie quiere que a la hora del desayuno se sienta desprecio. De verdad, chicas [...] no sientan que están solas, porque no lo están”. Las palabras alcanzan al director del centro, Ariel Mendoza Palacios, quien, según informó la Secretaría de Educación de Chiapas, ha renunciado a su puesto. “Yo fui compañera de su hija y le juro que si su hija hubiera estado en esta escuela yo hubiera hablado por ella también. Nosotras nos vamos, pero ustedes se quedan y creo que, aunque tal vez no siempre están aquí por vocación [...] deberían tener al menos tacto, educación, respeto por las alumnas de aquí”.

Horas después, la Fiscalía ordenó la apertura de una investigación y el jueves fue detenido un docente de la escuela “por hostigar y acosar sexualmente a las estudiantes”. “Reconozco la enorme valentía de la estudiante que alzó la voz para denunciar el acoso que sufrió. El cambio cultural para vivir una vida libre de violencias avanza”, escribió Citlalli Hernández, secretaria de las Mujeres del Gobierno de Claudia Sheinbaum. Como enfatizó la alumna: “Creo que somos la primera generación que tuvo el valor de decir las cosas y qué pena que hayan sido 30 años de permitirlas”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.
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