¿Para quién es Madrid?
Los lectores escriben sobre el precio de la vivienda, las investigaciones policiales, la corrupción cotidiana y la cultura en las periferias

La profesora de mi hijo se tiene que marchar de la ciudad. Ayer recibí esta noticia con estupor e impotencia. Con dolor pero también con mucha rabia. Hace unos meses, ella se sinceró y nos dijo que, muy a su pesar, el año próximo no estaría en Madrid. Lo intentó todo, pero siendo madre soltera era inviable vivir en esta ciudad. Es una mujer impresionante. Ha sido una suerte cruzarnos con ella. Ha dado el 100% en su trabajo. Los niños la adoran: es resolutiva, cariñosa, responsable y empática. Es mejor persona que la mismísima Mary Poppins, pero, simplemente, el sueldo no le da. No es la primera vez que me llegan noticias de gente que se va. O de gente a la que echan. Este año, dos compañeros de mi hijo mayor también tuvieron que dejar la ciudad. Sus padres escribieron en el grupo de WhatsApp si sabíamos de algún alquiler asequible por la zona. De allí, ya no supimos más. También sé que otros dos compañeros tampoco seguirán en el cole al año que viene. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? ¿Para quién son las ciudades sino para los ciudadanos?
Patricia Gómez Castillo. Madrid
Sesgos ideológicos
Es reconfortante saber que tenemos cuerpos policiales que investigan y descubren chanchullos inaceptables en democracia, aunque los cometan personas relevantes del Gobierno o del partido en el poder. Sin embargo, fue lamentable que esos mismos cuerpos policiales no investigaran nada cuando otro Gobierno organizó y ejerció durante bastante tiempo una guerra sucia contra partidos o personas molestas a ese poder, amén de chanchullos por tierra, mar y aire. Es inquietante que tengamos cuerpos policiales con militancia ideológica o sesgos diversos, que actúan o no según se trate de los amigos o los enemigos de sus simpatías ideológicas. No seremos un país democrático y moderno mientras lo público se subordine a lo privado.
Francisco Javier López Ariza. Colmenar Viejo (Madrid)
Curioso país
Veo y escucho a mi alrededor a gente tremendamente indignada con los nuevos casos de corrupción en la política patria. También veo y escucho a mi alrededor a gente que paga trabajos en B de forma habitual, que tiene a personas trabajando en sus casas sin contrato desde hace años, que pide ayudas que no les corresponden engañando a la Administración Pública. Sería gracioso que fueran los mismos. Curioso y contradictorio país este, lleno de puritanos que solo ven la paja en ojo ajeno.
Daniel Castillejo Pons. Tomares (Sevilla)
La (peri)feria del libro
Hay barrios enteros de Valencia que no cuentan ni con una sola librería. Por supuesto, siempre hay algunas papelerías que ofrecen ejemplares de las novelas más vendidas, muchas de ellas para el público más joven; pero no dejan de ser productos de picoteo. La oferta pública de consulta y préstamo en ocasiones tampoco ayuda: faltan recursos materiales en algunas bibliotecas municipales y, para más inri, conforme nos adentramos en el verano se restringen los horarios o, directamente, se cierran sus puertas.
José Miguel Sánchez Ocaña. Valencia
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