Ir al contenido
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La España de Juan Palomo

El fiscal general del Estado es el máximo responsable del combate contra el delito en nuestro país, y a la vez ha borrado huellas de posibles delitos

El fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, este lunes en Madrid.
Daniel Gascón

España es el país de Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como. Por supuesto, no hay que caer en la trampa narcisista de la excepcionalidad. Hay muchos otros ejemplos ilustres, como el ruso Leonid Rózogov, que se operó a sí mismo de apendicitis en la Antártida, o la mexicana Inés Ramírez, que se practicó una cesárea. Es menos dramático el caso de Glenn Hoddle, al que se podía ver entrenando y jugando en el Chelsea en los años noventa, y el pintor José Luis Cano, que escribió un tratado memorable sobre el esquizoide carácter aragonés. Pero en nuestro tiempo, la variante de moda es político-legal y ahí España ofrece ejemplos destacados. Esta legislatura está marcada por un acuerdo de impunidad a cambio de votos, una transacción que es una especie de matrioska de corrupciones: la ley de amnistía. Los votos de los beneficiarios de la medida han sido fundamentales para su aprobación, y la obscena crudeza de ese pacto siempre ha proyectado la sombra de la autoamnistía, como apunta la Comisión Europea.

El caso del fiscal general del Estado, inocente mientras no se demuestre lo contrario, es otro ejemplo de este círculo vicioso. Es el máximo responsable del combate contra el delito en nuestro país, y a la vez ha borrado huellas de posibles delitos. Será investigado y al mismo tiempo dará órdenes a quien lo investigue. Su dimisión es un acto libre y personal; por eso el Gobierno ha adelantado que no se va a producir. Muchas razones justificarían que dejara el cargo y hace tiempo que debería haberlo hecho: la contradicción insostenible y la posición de sus subordinados, el descrédito de la institución y del conjunto del sistema, su propia capacidad de defenderse libremente. En este momento de bucle autorreferencial y de turbiedad, con ministros en permiso de paternidad criticando a jueces y abroncando a periodistas en las redes, resulta particularmente inoportuno que la reforma de la justicia pretenda dejar en manos de la Fiscalía la instrucción de los procesos y un tanto desasosegante que la UCO vaya a depender en esa materia del fiscal general del Estado. En la versión que publicaron Isidro Ferrer y Grassa Toro del personaje, Vida y muerte de Juan Palomo, el protagonista le encontraba gusto a comerse a sí mismo y la afición resultaba fatal: esperemos que nuestro Estado controle su impulso caníbal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_