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Tribuna
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Se acabó el chantaje energético ruso: tenemos un plan

La UE debe eliminar para 2027 las importaciones de energía de Moscú, no solo para preservar nuestra seguridad sino también para desarrollar nuestro potencial

Un trabajador de la estación del gasoducto Yamal-Europe cerca de Nesvizh, al sur de Minsk, la capital de Bielorrusia.

El 6 de mayo, la Comisión Europea envió a Rusia un mensaje muy claro: se acabó.

Se acabó: no permitiremos que Rusia utilice la energía como arma en contra nuestra. No dejaremos que se chantajee a nuestros Estados miembros. No contribuiremos de forma indirecta a llenar las arcas bélicas del Kremlin.

Desde que, en febrero de 2022, Rusia emprendiera su invasión a gran escala de Ucrania, hemos trabajado con denuedo para poner fin a todas las importaciones de energía rusa. Y hemos avanzado mucho. Antes de 2022, la mitad del carbón que utilizábamos en la UE procedía de Rusia. Hemos detenido totalmente esas importaciones. Por lo que respecta al petróleo, hemos pasado del 26% al 3% durante el mismo período. En 2022, el 45% de nuestro gas venía de Rusia; hoy, tan solo el 13% procede de ese país.

Hemos llegado muy lejos, pero no lo suficiente. El año pasado, la UE pagó a Rusia 23.000 millones de euros por nuestras importaciones de energía. Esto tiene que acabar. No podemos dejar ya nuestra economía, nuestra sociedad ni nuestra seguridad en manos de Vladímir Putin. Por ese motivo, la Comisión ha adoptado una hoja de ruta que ultimará la labor emprendida y desembocará en el fin de todas las importaciones de energía rusa.

Siguiendo la senda marcada por esta hoja de ruta, de aquí a final de año se prohibirá todo nuevo contrato de gas, eliminando así una tercera parte de las actuales importaciones procedentes de Rusia. Propondremos, además, la prohibición de las importaciones de gas ruso restantes en virtud de los contratos a largo plazo aún vigentes, a finales de 2027.

Cada Estado miembro presentará planes concretos para eliminar gradualmente sus importaciones de energía rusa. A fin de apuntalar estos esfuerzos, introduciremos nuevas normas que aumenten la transparencia, para lo que reforzaremos el seguimiento y la trazabilidad del gas ruso.

Concretamente, endureceremos nuestro control sobre el petróleo que entra ilegalmente en nuestro mercado a través de la flota clandestina rusa. Desplegaremos misiones de vigilancia y supervisión de las rutas marítimas que nos permitirán detectar comportamientos sospechosos y desincentivar toda actividad ilegal.

Pero nuestras miras se expanden más allá de los combustibles fósiles. Introduciremos nuevas restricciones para eliminar progresivamente las importaciones de materiales nucleares rusos y reforzar nuestras propias cadenas de suministro nuclear europeas. Todas las medidas contenidas en nuestra hoja de ruta siguen un enfoque gradual. Actuaremos juntos, de manera escalonada y coordinada, manteniendo la seguridad del suministro y minimizando las repercusiones en los precios.

¿Hacia dónde nos lleva esta hoja de ruta?

Nuestra aspiración definitiva es haber liquidado completamente la dependencia del gas ruso a finales de 2027. Las medidas que configuran esta hoja de ruta, juntas, eliminarán efectivamente todas las formas de energía rusa de los mercados de la UE. Lograr este objetivo no será una tarea fácil. El camino no está libre de escollos. Pero es algo que se puede conseguir. Es más: es algo que se debe conseguir. No todos importamos energía de Rusia, pero todos estamos bajo la amenaza del chantaje energético de Rusia y la maquinaria bélica de Putin. Por lo tanto, debemos actuar juntos.

Hacemos todo esto para preservar nuestra seguridad, pero también para desarrollar nuestro potencial. Para volvernos más independientes, alimentando nuestra economía y nuestra sociedad con nuestra propia energía limpia y asequible, una energía que fluya por toda una Unión de la Energía plenamente conectada.

El 6 de mayo dijimos “se acabó” a Rusia. Pero también dijimos “sí” a una Europa más libre, más segura y más independiente. Porque nuestra Unión alberga una gran fuerza y ha llegado el momento de utilizarla juntos.

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