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Columna
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A nadie le importa un moro inocente

¿Cómo vamos a sentirnos tan de “aquí” como el que más si sabemos que la discriminación puede llegar hasta la Audiencia Nacional?

Ahmed Tommouhi, el 30 de junio de 2023, al día siguiente de que el Supremo lo absolviera, en Sant Pere de Riudebitlles (Barcelona).
Najat El Hachmi

Ahmed Tommouhi y Abderrazak Mounib fueron condenados por varias violaciones que no cometieron. El segundo murió en la cárcel, y el primero ha pasado en ella 15 años de su vida, aunque su inocencia fue demostrada cuando ya había cumplido seis de condena. Ahora la Audiencia Nacional le ha negado la indemnización que pedía por ese terrible error judicial. Cinco magistrados han decidido que este hombre cuya vida cambió para siempre no merece que le sea restituida la inocencia y que el Estado compense el daño que le ha causado. Y no solo eso. También lo condenan a pagar las costas del proceso. Cuesta mucho comprender esta decisión y más cuesta no atribuirla a factores que no sean judiciales. ¿Cómo pueden afirmar sus señorías que no fue un fallo no tener en cuenta otra prueba que la del reconocimiento? ¿Acaso se puede privar de libertad a una persona inocente y que no pase nada? Margarita Robles, que fue una de las juezas que dictó la sentencia de Tommouhi, no ha pedido perdón por tan craso error. Y, por supuesto, esa derecha antifeminista que se pasa el día diciendo que las denuncias por violación son falsas tampoco ha salido en defensa de ese moro, que por moro algo haría.

Es perturbador darnos cuenta de que la judicatura parece tener un sesgo por procedencia. Es difícil no acordarnos de cuántas veces se ha confundido a un moro con otro moro (es que a mí me parecéis todos iguales, me han llegado a decir, como los chinos) y no relacionar este trato injusto con la construcción del estereotipo del moro como salvaje violador. No parecen atender los jueces a cómo perjudican casos como este el proceso de integración de los nuevos españoles en un país que ya consideran suyo. ¿Cómo vamos a sentirnos tan de aquí como el que más si sabemos que la discriminación puede llegar hasta la Audiencia Nacional? ¿Y por qué este caso, que es un escándalo, una flagrante injusticia, no está estremeciendo de indignación a la opinión pública? ¿Cambiaría algo si en vez de Tommouhi el damnificado se llamara García o Fernández? En todo el tiempo que ya se sabía que los dos hombres eran inocentes, ¿por qué nadie movió un dedo por ellos? Las vidas de los moros, se diría, no valen igual que las vidas de los ciudadanos patrios. Eso sí, luego vendremos a expresar nuestra indignación por la muerte de George Floyd y el racismo en Estados Unidos y que si Donald Trump es de lo peor. De lo peor es la indiferencia ante el maltrato continuado a un inocente.

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Sobre la firma

Najat El Hachmi
Escritora catalano-rifeña, nacida en Beni Sidel (Marruecos) en 1979. Licenciada en filología árabe por la UB, ganadora del premio Ramon Llull con 'El último patriarca' (2008) y del premio Nadal con 'El lunes nos querrán' (2021). Autora del ensayo 'Siempre han hablado por nosotras'.
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