La fotografía de Alberto García-Alix, en su combate en blanco y negro con la memoria y la oscuridad, se ha vuelto más descarnada que nunca. Y también más consciente. Sus últimas fotos son como una vigilia a la espera del sueño. Su obra inédita se exhibe en el <i>stand</i> de EL PAÍS en la 29ª Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco) en Madrid.
El Museo Patio Herreriano de Valladolid expone los documentos de tres décadas de la galería de arte madrileña Buades, donde convivieron figurativos, conceptuales y abstractos.
La calle y la gente es el motor de su arte. De eso les habló ayer el fotógrafo a los alumnos del taller que imparte esta semana en El Escorial. Ahora vive en París, donde busca nuevos lenguajes.