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¿A dónde van las camisetas después de un concierto? En México se venden para Navidad con un 75% de descuento

Un popular tianguis en Ciudad de México remata la estela de mercancía que las grandes estrellas de la música dejan a su paso por el país

“Este es el remate del remate”, dice el comerciante Daniel Gándara frente a una montaña de camisetas que se venden a 50 pesos (menos de 3 dólares) fuera del Palacio de los Deportes de Ciudad de México. Es casi fin de año y la mercancía de los conciertos que se celebraron en la capital mexicana durante 2025 se vende a precios de ganga. Le llaman el tianguis de la merch y durante una semana los mexicanos se acercan para conservar un recuerdo de esa banda o cantante al que admiran. “Son diseños oficialmente piratas”, añade con jiribilla Gándara, porque lo que aquí se vende no es necesariamente parecido a los productos que los artistas ofrecen en sus giras.

México se ha convertido en los últimos años en un importante centro de espectáculos, que igualmente alberga conciertos de músicos nacionales y se ha vuelto parada obligada de las giras mundiales de los artistas de moda. Mientras los estadios y los auditorios ponen el letrero de sold out, a las afueras de los recintos se ha generado una industria paralela de venta de productos —la mayoría camisetas— de bajo coste que tienen mucho éxito entre los fans. Cuando dentro del lugar del evento una camiseta oficial se vende en 800 pesos (unos 44 dólares), afuera puede conseguirse en 200 pesos (11 dólares). El diseño puede ser idéntico al original, pero cada vez es más común ver estampados ideados por los propios comerciantes.

Diseño de una playera de Dua Lipa en la Plaza de Armas de Ciudad Deportiva, el 17 de diciembre.

La popularidad de este mercado alterno de mercancía ha sido tal que algunos cantantes se han atrevido a comprarlas. Así hizo el padre de Dua Lipa, Dukagjin, que se paseó por los puestos a las afueras del Estadio GNP horas antes del concierto de su hija para adquirir algunos productos. O el equipo de Madonna, que se compró coronas de plástico con luces afuera del Palacio de los Deportes para honrar a la reina del pop. Incluso los hermanos de Lana del Rey o los bailarines de Taylor Swift no se han resistido y han adquirido estos productos alternativos. Además de camisetas, el remate incluye tazas, bolsos y gorras por 50 pesos, así como sudaderas y chamarras por 100 pesos.

Las rebajas del tianguis de diciembre son hasta cierto punto increíbles: 75% de descuento en un producto que de entrada es barato. Gándara, el comerciante del Palacio de los Deportes, despeja algunas dudas sobre los saldos. A estas alturas ya es poco probable que las grandes estrellas de la música regresen pronto a México a dar un concierto, por lo que vender las camisetas a 50 pesos le garantiza a los vendedores recuperar el costo mínimo del producto y a la vez hacer espacio en las bodegas donde almacenan los productos para seguir con el ciclo de conciertos del siguiente año. Las entradas para 2026 ya se están vendiendo y ellos deben anticiparse. Algún despistado se acerca a su puesto e intenta el regateo: “Cómo que ‘cuánto es lo menos’, si las playeras ya se venden al costo”, le responde Gándara.

Las cuentas le salen a Jimena Alvarado, de 21 años, que se ha acercado a comprar camisetas de sus artistas favoritos: Olivia Rodrigo, Imagine Dragons, Arctic Monkeys o Caifanes. “El precio cambia muchísimo y con lo que compro una el día del concierto, hoy me llevo cuatro”, calcula. Detrás de ella hay una montaña de camisetas revueltas donde la gente revisa con mucha paciencia entre el caos, si hay una playera con el artista que buscan. “¿Alguien quería a Chappell Roan?”, dice una chica mientras otras levantan la mano y dan un grito de emoción. El rostro de los hermanos Gallagher se asoma en una esquina de la mesa y un fan de la mítica banda británica Oasis la recoge y paga con el billete del ajolote. En este tianguis hay que ser rápido y tener reflejos o esa camiseta en la que Dua Lipa aparece como una santa puede ser arrebatada en minutos. Ni Bruno Mars, ni Hello Kitty autorizaron el diseño en el que aparecen juntos haciendo el corazón coreano, pero a los compradores poco les interesa el trámite.

La costumbre del mercadillo en México es prehispánica. Las plazas públicas entonces se llenaban de productos agrícolas que se intercambiaban en especie. El hábito ha persistido en infinidad de barrios en el país en versiones sobre ruedas con productos diversos a los que se le conoce como tianguis, una expresión derivada de tianquiztli, vocablo náhuatl que significa mercado. La ropa ocupa una sección importante de estos mercados, así que el tianguis de la merch ha conseguido apenas en unos años elevar el número de sus visitantes. La mayoría de los comerciantes cobran sus productos en efectivo, aunque en algunos puestos ya se puede ver el uso de terminales de pago de alguna financiera tecnológica, como Mercado Pago o Clip. El negocio es parte de la economía informal de un país que estima que el 25% de su producto interno bruto (PIB) se genera en actividades económicas sin regulaciones.

Su instalación coincide con la semana en la que en México se paga el aguinaldo —un bono de Navidad garantizado por la ley para los trabajos formales— y los últimos días (el 22 y 23 de diciembre) es cuando tiene mayor afluencia de visitantes en los dos puntos donde se desarrolla: en la calle Atletas, al lado del Palacio de los Deportes, y en la explanada del Estadio GNP, ambos en el oriente de la capital mexicana. En este año se ven pocos productos de Shakira, ya que la colombiana ha prometido volver a México en febrero; y no se encuentra ningún artículo de Bad Bunny a remate: el puertorriqueño todavía tiene algunas fechas pendientes en la ciudad y no cumple aún con los requisitos para estar en los saldos de 2025.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es periodista de EL PAÍS en México. Antes fue jefa de la redacción. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo EL PAÍS.
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